Son las tres de la madrugada, una antigua canción de los Yonics de un puesto de comida compite en estridencia con una cumbia de Junior Klan del puesto de al lado, María Chan de la comisaría de Zepeda, Halachó, baja sus costales de chile habanero que vende al mayoreo, el tablajero Carlos Martínez Zumárraga está listo para comenzar la venta del día, el “viene viene” Reyes Uicab Cortés usa su desgastada escoba para limpiar el área en espera de visitantes, y una señora de otro puesto avisa a gritos a la policía municipal que hay una riña entre un par de borrachines en uno de los pasillos, que no pasa a más.
Camionetas provenientes del sur y el poniente del Estado están en plena descarga de sus huacales y sacos de diferentes productos, oferentes como Francisco Burguete Cruz preparan sus mesas de mango, papas y cebollas y “marchantas” madrugadoras como Catalina Serrano Garma, quien tiene un puesto en la colonia Mercedes Barrera, se surte con las verduras frescas para los guisos del día.
Los inconfundibles aromas del cilantro, la yerbabuena y el epazote, se mezclan con los hedores que emanan de las alcantarillas. Los relucientes caimitos, rábanos, toronjas, naranjas y limones contrastan con la basura y las aguas negras que afloran en el sitio.
En la escena, el puesto “El rey del trompo” ofrece en cartulinas fosforescentes sus “gringas”, “mestizas” y tacos al pastor, y su vecino, la taquería “El grande”, sus tortas de lechón y cochinita. Taxis y combis pasan por el lugar, igual que un camión recolector de basura. El ajetreo empieza a crecer hasta convertirse en un hervidero al salir el alba.
Se trata de un día común en el mercado San Benito y su vecino el Lucas de Gálvez, dos de los principales centros de abasto de la ciudad. Fue el sitio de reunión del diputado federal Jorge Carlos Ramírez Marín con tres representantes de la Coalición de Mercados, Sergio Nava Aguilar, Carlos Uribe Koyoc y Vanessa Coronado Sosa, quienes invitaron al legislador a realizar un recorrido por el lugar a fin de constatar las necesidades de los oferentes.
El recorrido comenzó poco después de las tres de la madrugada en el área de comida del San Benito, incluyó varias secciones, igual que una parte del Lucas de Gálvez, el área de “La Pepita” -una obra fallida- y el pasillo que une a los mercados, donde se instalan los vendedores de frutas y verduras al mayoreo, con permiso de tres a ocho de la mañana, hora en que son relevados por otros de venta al menudeo, que pagan también su derecho de piso.
El legislador yucateco escuchó las explicaciones de los líderes, quienes señalaron las condiciones insalubres en que laboran, el desorden que hay en la asignación de sitios, horarios y cobros, la filtración de lixiviados, las goteras de los techos del San Benito y, en general, la necesidad de mejorar las instalaciones que están ya en condiciones deplorables.
Ramírez Marín constató las condiciones en que se encuentran, saludó de mano y platicó con varios locatarios, compró caimitos, guanábanas, espelón y calabaza y finalmente, a las seis de la mañana, antes de retirarse, probó una torta de cochinita en la taquería “El popular chivo”.
“Sí necesitamos que se hagan mejoras, pero lo que más nos urge es que la gente venga a comprar”, apuntó Burguete Cruz, originario de Arriaga, Chiapas, y avecindado en Mérida desde hace 35 años.
“Ojalá pueda hacer algo por nosotros diputado, le deseo lo mejor”, indicó el veterano locatario, quien abrazó y pidió tomarse la foto con el legislador federal.
Más tarde, el legislador yucateco sostuvo una reunión de trabajo con líderes de la Unión de Baratilleros de Yucatán, encabezados por Ángel Sánchez Dzul y Marlene Uc Cocom, presidente y secretaria de Actas y Acuerdos de ese organismo, a fin de escuchar también sus inquietudes y necesidades.
En las reuniones, Ramírez Marín dijo que fue importante conocer en vivo y de manera directa la realidad de los principales mercados de Mérida: “El Lucas de Gálvez y el San Benito son, sin duda, un punto neurálgico de la ciudad, les agradezco que me hayan permitido conocer cómo funcionan, en qué horarios funcionan y cuáles son las difíciles condiciones en las que funcionan”, indicó.
“Hay muchas cosas por hacer y me parece que hay dos caminos a seguir: uno es el aspecto político-administrativo, para poner orden, y el otro de carácter físico-presupuestal, para hacer las mejoras. Los mercados no están perdidos, lo que hay que hacer es embellecerlos y alentar la afluencia de clientes a fin de revitalizarlos y convertirlos incluso en un sitio turístico, como ocurre en otras ciudades del país”, subrayó el diputado.
“Es un organismo vivo, un sitio no solo de abasto sino de reunión y convivencia de gran tradición que necesitamos conservar y mejorar. Para ello, contamos con dos millones de pesos para realizar un estudio a fondo que nos diga por donde debemos comenzar”, afirmó Ramírez Marín.
“Pero, se puede iniciar poniendo orden, el diálogo entre los locatarios y la autoridad municipal no se debe perder, es un asunto de normatividad que no cuesta revisar y mejorar”, indicó.
“Tenemos que hacer que la gente venga a nuestros mercados como dice Francisco Burguete, tampoco es difícil, es cuestión de voluntad y de espíritu de colaboración. Si logramos que la gente venga habremos hecho una gran contribución, estos mercados tienen todas las posibilidades de ser autosustentables”, apuntó el legislador.
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