San Francisco de Campeche, Campeche, 9 de agosto del 2016.- Saludo a todos los funcionarios representantes de las diferentes entidades que están participando en esta importante reunión. El tema que nos reúne, el gran tema que nos reúne es precisamente el desarrollo, la visión de un desarrollo integral en la región sur-sureste de nuestro país. Y estamos convencidos que para que se dé este desarrollo, que tenga un gran empuje económico, que tenga condiciones que garanticen el bienestar de todos los habitantes de esta región, es indispensable pasar por una visión de sustentabilidad ambiental para el desarrollo.
Y es que el crecimiento de nuestra región es un hecho que se debe de resaltar. A pesar de los retos que nuestros estados han tenido que enfrentar, el sur-sureste de México es una región de un alto potencial que venturosamente ya se está aprovechando, y este crecimiento trae a su vez tareas y obligaciones en materia ambiental que no podemos pasar por alto. Porque para que un crecimiento sea sostenido, cada estado debe ser consciente de su entorno particular. En nuestro caso, en un entorno con características demográficas, geográficas y biológicas únicas.
La población de esta región sur-sureste ronda el 30 por ciento del total nacional, y ha sido un factor clave en el aprovechamiento natural y energético de la región. Esta población es diversa, con más del 52 por ciento residiendo en un ambiente urbano, y el 48 por ciento restante habitando en zonas rurales. La mitad de la población de esta región habita en localidades de menos de dos mil 500 habitantes.
En el aspecto geográfico, nuestros estados tienen un entorno caracterizado por su riqueza en recursos naturales, que nos abren posibilidades muy grandes para impulsar el desarrollo económico. Más del 70 por ciento de la biodiversidad de América del Norte se concentra en un espacio que representa una cuarta parte del territorio nacional.
La riqueza hidrológica de la zona se refleja en que 19 de los 50 ríos más importantes del país se encuentran en esta zona, y también en sus extensos litorales, que representan casi el 40 por ciento del total nacional. Así como las reservas de agua subterránea más importantes de todo México.
La selva tropical, junto con las planicies, cordilleras y sierras montañosas conforman la diversa superficie de la región. Y esta riqueza natural, se ve complementada con la existencia de riqueza energética, cuya consolidación se remonta varias décadas atrás en el Golfo de México.
Todas estas características nos muestran que la región sur-sureste de México es la que mayor potencial tiene en materia energética en todo el país. Un potencial que, a la vez, implica transición.
México es el segundo país de Latinoamérica según su producción de energías limpias, y Chiapas y Oaxaca son las entidades líderes en esta materia a nivel nacional, y a esta infraestructura existente de energías limpias, debemos agregar las que se asignaron en la Subasta Eléctrica hace algunos meses. Gracias a dicha Subasta, a Yucatán llegarán cuatro proyectos eólicos y cinco proyectos de paneles solares fotovoltaicos, que se agregan a los existentes en los demás estados de la región.
Nuestra región representa un polo de energías fósiles y también de energías renovables. Sin embargo, de este análisis también se desprende que, a pesar de ser la región con la mayor expectativa en materia ambiental, es al mismo tiempo también la región más vulnerable. El beneficio que puede redundar para México el adecuado uso de la riqueza natural del sur-sureste requiere que nuestros esfuerzos se centren en tres factores que afectan el desempeño ambiental de la región y del país entero.
En primer lugar, es fundamental comprender que el factor climático juega un papel clave en el desarrollo de un país, así como en la implementación de políticas públicas. Nuestro clima preponderantemente cálido y nuestra ubicación geográfica, nos convierten en una de las regiones más vulnerables a fenómenos meteorológicos severos. La realidad del cambio climático, a su vez, agudiza esta situación y marca nuestra responsabilidad como país de hacer todo lo posible por mitigarlo.
Según un análisis de riesgo publicado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, más del 40 por ciento de los municipios vulnerables al cambio climático se concentran en los ocho estados que conformamos la región sur-sureste del país, y nuestra responsabilidad aumenta si tomamos en consideración que México y varias entidades federativas han firmado acuerdos de carácter internacional en materia de sustentabilidad ambiental.
El cumplimiento de estos acuerdos internacionales es el segundo elemento a considerar, porque la clave para alcanzar los objetivos planteados en estos acuerdos se encuentra en la región sur-sureste de México, tanto por la llegada de nuevas fuentes de energía renovable, como por la importancia de aprovechar conscientemente las fuentes de energía fósil.
Finalmente, el tercer factor a considerar es que la infraestructura ambiental instalada requiere cuidado, inversión, actualización y mantenimiento constante. La instalación de una planta de tratamiento de aguas o de reciclaje de residuos en cualquiera de nuestros estados, requiere una inversión inicial para su construcción, sí, pero a partir de su inauguración, requiere un proceso de mantenimiento y atención para el que las entidades federativas no poseen ni la capacidad financiera ni la administrativa.
El Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto es muy consciente de las necesidades ambientales de nuestros estados, lo que se refleja en el Programa Regional de Desarrollo del Sur-Sureste; sin embargo, el auténtico crecimiento sustentable requiere una mayor coordinación y compromiso entre nosotras, las entidades federativas, y sólo conseguiremos responder a este compromiso siguiendo tres líneas de acción en materia de sustentabilidad ambiental, que se han enmarcado en el grupo de trabajo, cuya posición presentamos.
Primero, se requiere fortalecer la coordinación con las instancias pertinentes a la materia del Gobierno federal, que derive en una mayor descentralización, en mayores recursos para infraestructura ambiental, y en el fortalecimiento de las atribuciones y capacidades de los gobiernos locales. Particularmente, es necesario que se apliquen los recursos del Fondo Nacional de Cambio Climático de forma prioritaria en la región sur-sureste, por todos los motivos que ya han sido expresados.
Segundo, diseñar acuerdos de cooperación entre las entidades de la región en materia de cambio climático, debiendo incluirse la generación de diferentes fuentes de financiamiento y aún la creación de un fideicomiso; acuerdos que deriven en la creación de un «Programa especial para la adaptación ante el cambio climático de la región sur-sureste de México» y que, en el marco de la Comisión Sur-Sureste de la Conago, se conforme un grupo de trabajo que le dé seguimiento a este programa.
Yucatán, Campeche y Quinta Roo tenemos la experiencia de tener un acuerdo de gobernadores de la península por el cambio climático, con temas como el agua, las costas y la selva, pero creemos, como se expresaba hace un momento, que esta experiencia bien puede ser ampliada a todos los estados de la región sur-sureste, y hacer entre todos un compromiso y un esfuerzo compartido para afrontar conjuntamente los retos que a nuestra región, que las grandes bondades de nuestra región, le representa el cambio climático.
Y finalmente, buscar financiamientos nacionales e internacionales que nos permitan realizar acciones ambientales en la zona, así como el mantenimiento y operación de la infraestructura ambiental instalada. Ser responsables con nuestro ambiente no solamente nos convierte en estados más limpios y conscientes de la realidad ambiental, sino que nos vuelve más atractivos para la atracción de inversiones, mejora las condiciones de vida de las familias y sienta las bases del crecimiento sostenido.
Las oportunidades que abren las zonas económicas especiales, que tendrán un efecto directo en toda nuestra región, también deben llevarnos a la planeación de un crecimiento económico sustentable. Vamos por buen camino, pero la región sur-sureste de nuestro país requiere, hoy más que nunca, apoyo financiero y administrativo para salir adelante en materia ambiental, apoyo por parte de las dependencias federales, apoyo por parte de los demás estados de la República y apoyo por parte de organismos internacionales.
Si seguimos por el camino del trabajo conjunto y las decisiones correctas, por supuesto que podremos continuar construyendo el bienestar para todos los mexicanos, hacerlo juntos, con la suma de voluntades, cada quien aportando la parte que sus fortalezas le correspondan y, entre todos, afrontando los retos que el cambio climático, que las nuevas circunstancias de nuestro planeta nos significan, pero siempre garantizando que esta gran región sur-sureste, que tanta riqueza natural le aporta al país y a todo el planeta, verdaderamente se convierta en un pilar para el desarrollo nacional. Muchas gracias.