Mérida, Yucatán, 18 de agosto de 2017.
Hay personas que logran trascender el tiempo en que les tocó vivir y pueden marcar un antes y un después en el desarrollo de una sociedad; son los pioneros que pueden comprender cuál es el camino que se debe seguir para construir un mejor futuro; los que están dispuestos a correr los riesgos para remontar los obstáculos necesarios para impulsar el cambio, a enfrentarse a la inercia que a muchos mantiene en su zona de confort y a los intereses que defienden, para remover lo que no sirve sustituyéndolo por lo que, a la postre, resulta socialmente pertinente. Así era Víctor Cervera Pacheco.
Hoy que conmemoramos el décimo tercer año de su deceso hay que tomarlo en cuenta.
Porque es preciso recordarlo, si, en el auge del desplazamiento de su actividad política como gobernador Constitucional del Estado en el sexenio 1995- 2001, los últimos años del siglo pasado y el primero del actual, como un gobernante de transición, bajo cuya mano se pusieron las bases para que el desarrollo económico que hoy disfrutamos, pero igual hay que repasar su trayectoria; el camino que siguió para preparase para alcanzar ese cargo, el más alto en el servicio público.
De líder estudiantil a diputado, más joven, estatal; Presidente Municipal de Mérida; de dirigente nacional de la CNC a Diputado Federal y a Gobernador Sustituto, y de Secretario de la Reforma Agraria a Gobernador Constitucional.
Cargos, en todos ellos, en los que a supo incorporar a su impulso renovador una visión estratégica que lo llevó paso a paso a la consecución de cada una de las metas que se trazaba en los lapsos que disponía.
En 1984, como Gobernador sustituto, para enfrentar la creciente disolución social generada, estructuralmente, por lo ruinoso que constituía el cultivo de henequén, que sobrevivía a expensas de subsidios exorbitantes del Gobierno Federal y, políticamente, por la falta de habilidad de un gobierno deficiente, por lo que se dio a la tarea de implementar el Programa de Reordenación y Diversificación Económica y tuvo la visión para promover la construcción del Puerto de Altura en Progreso, lo que complementó con el impulso sin precedente de infraestructura carretera y turística.
Ya en 1995, como Gobernador Constitucional, culminó con las obras del Puerto de Altura y con relación con las tareas de diversificación económica puso las bases para la industrialización del Estado al construir la Ciudades Industrial de Mérida y de otros municipios, así como dándole un fuerte impulso al establecimiento de las maquiladoras; el primero porque confiaba en el futuro comercial y turístico que detonaría y las maquiladoras para generar rápidamente las fuentes de empleo que se requerían.
Fue así el primer gobernante yucateco que se atrevió a echar mano de la inversión foránea, extranjera, para sustituir la falta de inversión de los empresarios locales, que no se decidían a emprender nuevos negocios, tanto en el campo como en la industria. Inversión que ha sido llevada a su mejor momento hoy día por el gobernador Rolando Zapata Bello.
En pocas palabras Víctor Cervera Pacheco supo abrir las perspectivas de nuestra actividad económica para adecuarlas a las necesidades de los nuevos tiempos, caracterizados por el ocaso de un modelo basado en la excesiva intervención del Estado y la apertura a la dinámica productiva y comercial de un mundo globalizado.
Pero aunque resultan muy importantes sus aportaciones en el terreno económico-productivo las innovaciones que promovió no se reducen a este terreno, pues puso las bases para que la sociedad yucateca pudiera contar con la seguridad de la que hoy estamos orgullosos, dotándonos de un aparato policiaco y judicial que nos ubican entre los estados más seguros en el país.
Además del impulso que supo dar al cultivo de la educación, creando instituciones para atender necesidades que el sistema tradicional no cubría, fomentando al mismo tiempo las actividades deportivas, culturales y artísticas, mediante la creación de organismos que pudieran coadyuvar para su desarrollo.
Difícil resulta, en verdad, pretender abarcar la totalidad de su fructífera labor, así como sus repercusiones en el terreno social. No obstante hay que destacar que un factor de su éxito, tal vez el más importante, es que Cervera Pacheco fue un personaje que supo despojarse de su espacio personal para poner todo su tiempo a disposición del servicio público, porque era un político de tiempo completo, y en eso seguramente estarán de acuerdo Felipe, Víctor y Amira, sus hijos y entrañables amigos, lo mismo que Amira, su esposa.
Y ya que estamos en la Casa del Pueblo, la ocasión es propicia para recordar, ahora que la política y los políticos parecen ir perdiendo credibilidad y legitimidad, que nuestro homenajeado, Víctor Cervera Pacheco, era un político y que tenía como partido al Revolucionario Institucional. Lo que demuestra que en el PRI se dan políticos de excepción, comprometidos con las causas de la gente y que una persona como él deja huella y constituye un ejemplo, un buen ejemplo; que hizo escuela y que sirvió, y hoy sirve de guía, a muchos de los que tienen vocación para el servicio público, como Rolando Zapata Bello que pudo aprender de él, además de disfrutar de su fructuosa amistad.
La memoria de Víctor Cervera Pacheco permanece presente, sin duda, entre los activos de la sociedad yucateca. Una sociedad a la que supo servir sin límite alguno y que lo recuerda con gratitud. Su legado no sufre los embates del tiempo.