Discurso en el XCIV aniversario luctuoso del Mártir del Proletariado Nacional, Felipe Carrillo Puerto: RRA
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Mérida, Yucatán, 3 de enero de 2018
Buenos días, licenciado Rolando Zapata Bello, Gobernador Constitucional del Estado de Yucatán; doctor José de Jesús Williams, rector de la Universidad Autónoma de Yucatán; licenciado Luis Orlando Catzín Durán, presidente del Partido Socialista del Sureste.
Maestra en Derecho Celia Rivas Rodríguez, presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del honorable Congreso del Estado; doctor en Derecho Marcos Celis Quintal, presidente del honorable Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial.
Comandante Mario Arturo Romero Escalante, representante del Ayuntamiento de Mérida; general de Brigada Diplomado de Estado Mayor Eduardo José Daniel Mata, representante de la X Región Militar; vicealmirante de Infantería Diplomado de Estado Mayor Daniel Gálvez López, representante de la IX Zona Naval; doctora Marcela Zamudio, directora de la Facultad de Ingeniería Química; diputados federales, locales; alcaldes y alcaldesas; amigos todos.
Vayamos directo a los hechos, a las acciones; son días para actuar en los que podemos inscribir logros sustanciales en la historia de Yucatán, tal como Felipe Carrillo Puerto lo hizo a lo largo de su vida. No podemos perder de vista que de 1915, con el inicio de la administración de Salvador Alvarado, a 1924, con el fin abrupto de la vida de Carrillo Puerto, Yucatán vivió una de las mejores décadas de su historia.
Sí, una de las mejores décadas de la historia Yucateca, 10 años que han resonado 100 y resonarán cientos de años más. Así, al inicio de esos 10 años históricos inmemorables, con Salvador Alvarado se abolió la esclavitud, se expidió la Ley General de Educación Pública, se fundó el Centro Estatal de Bellas Artes, se hizo realidad la Constitución local y se llevó a cabo el Primer Congreso Feminista.
Con Felipe Carrillo Puerto al frente de los destinos de Yucatán, se fijó el salario mínimo, se repartieron tierras para que se pudieran trabajar, se puso en marcha la Escuela de Artes y Oficios, y se fundó la que hoy es la Universidad Autónoma de Yucatán.
Además, dijo el primer discurso de un gobernador en lengua maya, de tal forma que, mientras Alvarado impulsó a la mujer yucateca, Felipe Carrillo hizo visible nuevamente al pueblo maya, y es que también, de 1915 a 1924, nos encontramos quizá con los años más generosos con las mujeres yucatecas y con nuestro pueblo maya.
Por eso, recordamos hoy esa década como el tiempo en que se dio voz a los protagonistas del cambio; una década en la que se escribió un futuro que hoy es nuestro presente; una década y un legado que hoy honra, con acciones y con resultados concretos, el Gobierno que encabeza un hombre convencido y comprometido con el legado de Felipe Carrillo Puerto: el licenciado Rolando Zapata Bello.
Ayer, hoy y mañana; presente, pasado y futuro; tres diferentes tiempos que se amalgaman y se complementan para dar pie a la historia de una sociedad, de un pueblo, de un país. En ese marco, ¿qué mejor fecha para reflexionar sobre el ayer, el hoy y el mañana de Yucatán?
¿Qué mejor día para hacer una reflexión crítica, colectiva, pero sobre todo, constructiva de nuestro pasado de lucha social, del presente de resultados que hoy nos convoca y, sobre todo, del futuro de bienestar que está ahí, al alcance de nuestra mano?
Ese es el ánimo con el que nos reunimos esta mañana, y es un honor y una enorme responsabilidad para mí, ser quien alce la voz a 94 años de la muerte del Benemérito de Yucatán, así que, en estricto orden cronológico, hablemos primero del ayer, del Dragón de los Ojos Verdes, quien junto a las mujeres y hombres de su generación, escribieron con tinta indeleble los ideales y las acciones.
Felipe Carrillo Puerto no murió el 3 de enero de 1924; al contrario, en esa fecha y que hoy recordamos, alcanzó plenamente su inmortalidad porque hoy, su legado, ese legado revolucionario, es un legado que emociona e inspira, es un legado que sigue vivo y debe seguir vivo en cada uno de nosotros.
Y es que, con Felipe Carrillo Puerto, nacido en Motul, continuó el impulso revolucionario del Gobierno de Salvador Alvarado; fue necesario consolidar, a lo largo de toda una década, la semilla de justicia social que ellos dos sembraron. Esa generación hizo, e hizo muy bien su parte eslabonando, sumando y continuando logros.
Ahora, nos corresponde a nosotros, a todos y cada uno de nosotros, seguir haciendo nuestra parte, seguir eslabonando resultados y eso, hacer nuestra parte, nos motiva porque hay que tener muy claro que, en 1924, en un descuido social, el legado de Carrillo Puerto quedó archivado en el cajón de la historia por algunos años.
No permitamos que eso vuelva a pasar, no permitamos que ese legado revolucionario, que esa trayectoria de bienestar, se trunque nuevamente. Yucatán y nuestros hijos no se lo merecen; Yucatán no se merece una curva de aprendizaje o proyectos guiados por intereses distintos a los del pueblo yucateco.
Ya lo expresó Carrillo Puerto: “Mucho es lo que tiene frente a sí el Gobierno y es necesario procurar que todo se haga: hay que abrir caminos para toda clase de vehículos; hay que sembrar y construir cuanto podamos que produzca riquezas, para que éstas lleguen a manos del pueblo que tiene derecho a disfrutar de ellas”.
Bien, de 2012 a la fecha se ha procurado que todo se haga y se haga bien. Se han abierto caminos, como los cientos de kilómetros de carreteras rurales que conectan las unidades productivas con las cabeceras para que la gente del campo mueva su cosecha.
Se han abierto caminos para que transite la innovación y el conocimiento, como son los Telebachilleratos Comunitarios y la Universidad Politécnica de Yucatán, rutas en donde se forma con paso firme el capital humano del mañana.
Por supuesto, también se ha sembrado y construido para producir bienestar en las familias; ahí está el compromiso para que Grupo Modelo instalara nuevamente en la entidad la Cervecería Yucateca, una planta que ya está funcionando y que, hace unas semanas, exportó su primer embarque.
Ahí está el Centro Internacional de Congresos, que abre una nueva fuente de riqueza turística para miles de familias, así como la generación histórica de más de 70 mil nuevos empleos; ahí tenemos el Centro de Justicia Oral de Mérida, el Palacio de la Música, el Hospital Materno Infantil, estos como ejemplos pequeños de que el bienestar se está construyendo para todos.
Se construye para todas y todos porque, en Yucatán, valoramos nuestra tranquilidad y nuestra paz social. Por ello, con la participación ciudadana, con la unión de la sociedad y el Gobierno, todos juntos cuidamos a Yucatán y queremos seguirlo cuidando para nuestras hijas e hijos; cuidar a Yucatán es cuidar nuestro futuro.
Hoy, Yucatán debe tener la oportunidad de más de una década igual de memorable, como la que se escribió hace un siglo con Alvarado y Carrillo Puerto; hoy, tenemos esa gran oportunidad de mantener el rumbo. Por eso, lo reitero, lo repito, lo digo con absoluta convicción: no permitamos que un descuido social nos traiga de nuevo el conformismo o, peor aún, la indiferencia que trunque el desarrollo de las siguientes generaciones.
Somos herederos de una ideología de justicia social, seamos dignos de esa herencia, hagamos que Yucatán siga firme en el rumbo, consigamos lo mejor para ésta y para las futuras generaciones; es el trabajo que a nosotros nos toca.
Carrillo Puerto escribió el pasado; hoy, toda una generación de yucatecas y yucatecos, encabezados por Rolando Zapata Bello, estamos dando forma al presente. Nos toca ahora a nosotros, a todos nosotros, en las decisiones de este año, seguir construyendo el futuro de nuestras hijas e hijos; nos toca a nosotros seguir construyendo el futuro de Yucatán.
Esa es la meta que hoy, en este lugar y en esta fecha memorable, nos convoca y nos compromete, pero sobre todo, nos une. Les convoco, con plena convicción y el ánimo del legado de Felipe Carrillo Puerto, a seguir eslabonando logros, los logros de hoy con los logros del mañana; a eslabonar el trabajo para construir un verdadero legado, uno para nuestras hijas e hijos, para que las futuras generaciones continúen disfrutando del desarrollo y la paz social que hoy nos toca vivir en Yucatán.
Adelante, sigamos juntos, éste es nuestro tiempo, éste es el verdadero tiempo de Yucatán. Todos juntos, cuidemos Yucatán. Muchas gracias.