Discurso pronunciado por el C. Luis Enrique Borjas Romero como orador representante en ceremonia conmemorativa por la llegada del Gral. Salvador Alvarado a Yucatán.
El General Salvador Alvarado, nombrado comandante de la zona Sureste por Venustiano Carranza, el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y al mando de más de siete mil soldados del Ejército; hizo su entrada en Mérida el 19 de marzo de 1915, después de enfrentar en las haciendas campechanas de Poc Boc y Blanca Flor, a las tropas al mando de Abel Ortiz Argumedo.
Hablar y recordar al General Salvador Alvarado, hombre que sin duda era un visionario, que desde aquella época soñaba con un Yucatán próspero, rico, bajo la tutela de un Estado en el que la sociedad participara activamente, pudiera en muchas ocasiones generar más de una controversia, por lo tanto, me permitiré describir su obra con las palabras del ya mencionado Mediz Bolio, quien, en mi opinión, reseña de forma acertada la labor de tan grande personaje.
“Alvarado dio al pueblo yucateco en ardiente legislación y en práctica inmediata, muchos ansiados bienes y muchas reformas trascendentales. Su obra impaciente y apasionada, hija de su recta voluntad y de su espíritu intrépido, perdura y la semilla sigue germinando. Tendremos siempre que reconocer que Alvarado dejó a las generaciones yucatecas, aparte de un intachable ejemplo de probidad extrema, de limpieza moral, de altísimo desinterés y de fervorosa devoción al ideal –tipo revolucionario mexicano -la implantación de una doctrina social de orden superior en una serie de hechos equivalentes a verdaderas fundaciones de principios, materializados sobre la marcha en florecientes realidades.
Basta señalar aquí las más eminentes:
a) La Libertad individual y la emancipación absoluta de los jornaleros de campo. Esto no se limitó a un decreto, sino que los antiguos siervos fueron materialmente manumitidos y categóricamente protegidos en su condición de hombres y ciudadanos libres.
b) La institución del agrarismo, con la Ley Agraria más avanzada de su tiempo, y el inicio de la distribución de tierras.
c) La promulgación de la Ley del Trabajo –la primera en la República- y la organización de los obreros en sindicatos de defensa.
d) La liberación, la protección y la dignificación de la mujer. Simultáneamente, el estímulo a la actividad femenina en el progreso social y en la pureza y el bienestar de los hogares.
e) La batalla decisiva a la ignorancia. Las escuelas rurales. Donde hay más de cinco niños hay una escuela. En dos años más de mil escuelas. Dos mil maestros. Un presupuesto de dos millones y medio de pesos oro anuales para educación pública. Más de cien bibliotecas populares. Congresos pedagógicos. El Ateneo de Artes y Ciencias. La Universidad popular. La Escuela de Bellas Artes. Conferencias. Teatro. Oradores propagandistas por todo el Estado.
f) La emancipación económica de la industria henequenera. Los hacendados son libertados de la tutela de los especuladores extranjeros y de sus intermediarios. Se organiza y se unifica a los productores para la defensa de los precios. Se hace Institución del Estado la Comisión Reguladora del Mercado de Henequén fundada en el Gobierno de Pino Suárez. Lucha contra los ataques de los grandes intereses norteamericanos y contra los hacendados rutinarios y contumaces. La adquisición de los ferrocarriles para el Estado y la Compañía Mexicana de Navegación con siete vapores en el Golfo, para el transporte autónomo del henequén y de las subsistencias. La iniciación en firme de la industria cordelera. La mayor prosperidad en la historia de Yucatán, obtenida por los métodos revolucionarios.
g) La moralización hasta donde fue posible de la Administración Pública y de la vida social.
h) La fundación del primer Partido Socialista y su abanderamiento como agrupación de los trabajadores organizados”.
Ésas, fueron las palabras con las que Antonio Mediz Bolio describe parte de su labor, queda por señalar que en la cúspide de su carrera como Gobernador y Comandante Militar de Yucatán, se manifestó como un gran reformador social, entre cuyas acciones destacan aquellas que dejarían una marcada trascendencia en nuestro Estado. Entre las más importantes también podemos señalar.
1.- La promulgación de leyes de gran contenido social, precursoras de la Constitución de 1917, entre otras las denominadas como las “Cinco Hermanas”, La Ley Agraria, la Ley de Hacienda, la Ley del Trabajo, la Ley del Catastro y la Ley Orgánica de los Municipios del Estado.
2.- La organización del primer Congreso Feminista.
3.- La fundación, entre otras, de las escuelas de Agricultura, de Artes y Oficios y la de Libre Derecho.
4.- Dictar una ley para que los estudiantes se iniciaran en las prácticas democráticas al elegir a sus dirigentes.
Como bien se muestra su intención fue que los jóvenes tuvieran una oportunidad de aprender una formación que les permitiera mantenerse ocupados por un lado y simultáneamente ser productivos por el otro.
Todo esto, fue plasmado de forma concisa, y a modo de informe y programa, en su ya célebre “Carta al Pueblo de Yucatán”, publicada el 5 de mayo de 1916, a tan sólo un año de su llegada al Estado, donde proclamó abiertamente sus intenciones de contar con una Patria Libre, poderosa, ampliamente civilizada y cuyo principio debía tener lugar en Yucatán.
Es así, como este visionario, deja ver muchas de las ventajas y oportunidades con las que nuestro Estado cuenta, y que hoy, son prueba fidedigna de su labor precursora, como el Puerto de Altura mundialmente competitivo en Puerto Progreso y que hoy, genera una importante fuente de riqueza a través del turismo y las exportaciones; también, veía una red carretera, que hoy permite, fomenta y facilita el comercio interno en toda la entidad, y por supuesto, hablaba de unas vías ferroviarias que conecten los centros productivos de nuestro estado, visión que casi 100 años después volverá a desarrollar un proyecto para este medio de transporte con la edificación de un nuevo centro de operaciones y la creación de una vía que conecte a la zona industrial de Hunucmá con una inversión de 230 millones de pesos y 16kms de longitud gracias a la visión competitiva del Gobernador del Estado Rolando Zapata Bello.
Por último, no podemos dejar de hacer mención a los deseos de desarrollo y prosperidad para todas nuestras ciudades, pues el General Alvarado, soñaba con un auge como ninguno otro había imaginado en su tiempo para nuestro Estado, para sus gobernados, para sus hijos y los hijos de sus hijos. Soñaba, con un Estado de Bienestar para todos.
Ese es el General Salvador Alvarado del que he leído y al que admiro, el que consideraba al pueblo yucateco no solo como “un pueblo patriota, inteligente y laborioso” sino también como un pueblo que vela por su propio interés, por su bienestar y futura tranquilidad. Lo que en 1917 fue un sueño hoy es una realidad.