Aunque varios científicos no descartan esta posibilidad, la gran mayoría de la comunidad que estudia estos fenómenos cree que se trata de una manifestación natural en el cosmos, aunque su origen permanece un misterio. Recordemos que una FRB es un pulso de radio fugaz de unos pocos milisegundos de duración. Mas su capacidad de producción de luz radial es tan intensa que nuestro sol necesitaría un año para alcanzar el mismo nivel de energía.
Apenas fue en 2007 que se detectaron las primeras de estas poderosas señales de radio y desde entonces se han registrado tres docenas de FRBs. Con el apoyo de una red de 36 satélites conocida como ASKAP, astrónomos australianos pudieron detectar 19 nuevos FRBs al otro lado del universo, incluyendo la ráfaga más cercana a la Tierra.
¿Qué tan cercana? A 425 millones de años luz para ser preciso. Es decir, si pudieras moverte a la velocidad de la luz, te tomaría 425 millones de años llegar a ese punto. Suena bastante lejos, pero sigue siendo dos veces más cercano que la segunda señal más cercana.
Desafortunadamente, ninguna de las FRB recién detectadas pudo brillar más de una vez. De las ráfagas registradas hasta la fecha, solo una ha brillado repetidamente desde que fue detectada en 2012. Esto puede indicar que existen dos o incluso más fuentes distintas de FRBs.
Lo que es seguro es que las FRBs es uno de tantos misterios que aún esconde el cosmos. ¿De dónde vienen? ¿Quién o qué manda estas señales? ¿Serán evidencia de vida extraterrestre o los destellos de una estrella de neutrones? Solo es cuestión tiempo para que sepamos la respuesta.