Después del Papa ¿Qué?

México está en un momento complicado así que esperemos que los tomadores de decisiones se apropien de las palabras del Papa como lo han hecho con la asistencia a misa

Edith Martínez coordinadora de Comunicación en Greenpeace México.

Para México, un país donde la violencia, la inseguridad, la corrupción y la destrucción del medio ambiente indignan; la visita del Papa Francisco se convirtió en la oportunidad para colocar todos estos temas en una agenda internacional, esa con la que los administradores del país siempre quieren quedar bien aunque al interior nos maten o desaparezcan periodistas, estudiantes, activistas…

Más allá de cuestiones religiosas, el Papa Francisco es un líder de opinión a nivel mundial que ha señalado en diversas ocasiones y lugares la necesidad de atender de fondo la crisis social y ambiental que vive la humanidad. Greenpeace comparte la opinión del Papa sobre el medio ambiente como un bien común, responsabilidad de todos, que consignó en la Encíclica publicada el año pasado, LAUDATO SI.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) en 2014 el costo económico por daños ambientales en México fue de 910 mil 906 millones de pesos, de los cuales el 83.5 por ciento corresponden a la degradación ambiental y el 16.5 por ciento al agotamiento de recursos naturales.

Esas cifras se incrementan cuando se traducen, por ejemplo, en pagos para las comunidades afectadas por el paso de un huracán y los recursos que tienen que asignarse para reactivar las actividades económicas de esas zonas.

La encíclica dice también que la grandeza política se muestra cuando, en momentos difíciles, se obra por grandes principios y pensando en el bien común a largo plazo”, México está en un momento complicado así que esperemos que los tomadores de decisiones se apropien de las palabras del Papa como lo han hecho con la asistencia a misa, la aparición en fotos y la organización de grandes eventos para el Pontífice.

Desde la sociedad civil, Greenpeace continuará movilizándose, con el apoyo de millones de personas, para defender los ecosistemas de proyectos que buscan devastarlos como el de Tajamar –actualmente suspendido por orden judicial- que destruyó 57 hectáreas de manglar para construir un desarrollo inmobiliario con departamentos de lujo y una basílica con la cruz más grande de Latinoamérica y que aún puede ser recuperado.

También seguiremos impulsando la agricultura ecológica, libre de transgénicos, y agroquímicos que impactan la salud de las personas y el medio ambiente. Solo con un cambio en la forma en la que se producen nuestros alimentos podremos hacer justicia a los pequeños agricultores que están en desventaja frente a las grandes corporaciones.

México necesita detonar las energías renovables para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero si realmente quiere contribuir en la disminución de los impactos del cambio climático como lo han señalado tantas administraciones federales, incluida la actual.

Actuar por el bien común, es una obligación ética según el Papa, pero para el Gobierno mexicano es una obligación que deberá de cumplir en temas como el agua, garantizando que la población tenga acceso a ella en cantidad suficiente y de calidad, en lugar de pensar en su privatización.

Gran parte de la población mexicana vive en grandes ciudades, donde  el desorden, congestionamiento vial y la falta de espacios verdes afectan la calidad de vida de millones de personas e incrementan la violencia. Tenemos que transitar hacia modelos más eficientes en la gestión de recursos para hacer de las metrópolis lugares más habitables.

No podemos olvidar a los activistas ambientales, perseguidos, asesinados y encarcelados injustamente como Ildefonso Zamora, defensor de los bosques, inculpado por un delito que no cometió mientras los verdaderos delincuentes están en las calles.

Sería ingenuo pensar que el Papa resolverá tan amplia lista de desafíos. Una vez que el Pontífice deje nuestro país; que los medios de comunicación y los tomadores de decisión intenten regresar a la cotidianeidad es labor de los ciudadanos evitarles que den carpetazo a los temas que nos preocupan porque somos millones los que deseamos un México verde, justo y en paz.

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