Mérida, Yucatán, 20 de marzo de 2016
Muy buenos días, vecinas, vecinos, amigas y amigos todos. De manera particular, saludo a don Roberto Pinzón Álvarez, el director General de la Conagua en nuestro estado, el Organismo de Cuenca, quien siguiendo las directrices del señor Presidente de la República, ha estado realizando un trabajo muy intenso para garantizar las condiciones para que el agua sea preservada como un elemento esencial para nuestras vidas, para las vidas de todos, no digamos los yucatecos o los mexicanos, sino para todos los seres humanos.
Saludo igual al doctor Eduardo Batllori Sampedro, titular de la Seduma en nuestro estado; a todos los funcionarios federales, estatales, que se encuentran aquí presentes; a la licenciada Saida Rodríguez Gómez, representante del honorable Ayuntamiento de Mérida; a todos quienes se encuentran aquí presentes, sobre todo a las familias.
Me da muchísimo gusto saludar a las familias que se encuentran aquí presentes, acompañadas de sus hijos, porque a fin de cuentas, todos los esfuerzos que realizamos, trabajando en el presente pero pensando en el futuro, son precisamente para todos estos niños, para todas las niñas, los niños, que representan el futuro de nuestro estado.
La ocasión que hoy nos reúne es de gran importancia: la celebración del Día Mundial del Agua, el marco de la celebración del Día Mundial del Agua, que a fin de cuentas, lo que representa es una ocasión importante, de manera particular, para que todos juntos hagamos una gran reflexión sobre lo que representa el agua para la vida de todos los seres humanos. Y la primera conclusión a la que debemos llegar es que es un elemento esencial; si no hay agua, no hay vida, y esa es una realidad.
Nosotros nos sentimos muy satisfechos, como bien lo han señalado tanto don Roberto como el doctor Batllori, porque en Yucatán y en nuestra región, pero particularmente en Yucatán, contamos con una gran reserva hidrogeológica, es decir, tenemos mucha agua, pero eso, más que un motivo de satisfacción, es un motivo de responsabilidad, la responsabilidad de cuidar, preservar esa agua, y no únicamente en el sentido de no desperdiciarla sino también cuidar que no se contamine, para que verdaderamente pueda ser útil para los propósitos y los fines de la vida humana, no sólo ahora sino en los tiempos futuros.
Y por eso es importante que en esta reflexión, para mí como Gobernador, pero también como ciudadano, dividir muy bien cuáles son los tramos de responsabilidad que nos tocan. A nosotros, como autoridades –y cuando decimos autoridades, nos referimos a todas, tanto las municipales, estatales y federales– nos toca establecer las reglas, las reglamentaciones, tomar una serie de acciones que permitan que se cuide el agua, que se preserve el agua.
Como por ejemplo, la declaratoria de reserva hidrogeológica que hemos realizado conjuntamente el Gobierno federal y el Gobierno del Estado, acciones que nos permiten impulsar determinadas normativas muy concretas para garantizar que toda esa reserva, que se encuentra ubicada aproximadamente en 11 municipios de nuestro estado y que cubre una superficie de algo así como mil 300 kilómetros cuadrados, más de 230 mil hectáreas –si quisiéramos imaginarnos de qué tamaño es, pues imaginemos juntos algo así como 250 mil campos de fútbol de medidas profesionales–.
De ese tamaño es un territorio de nuestro estado, donde se encuentra de manera compacta una reserva, donde se encuentran 108 millones 200 mil metros cúbicos de agua, algo así; una gran cantidad de agua, sí, pero que tenemos que cuidar, tenemos que preservar y, para eso, entre estas acciones que hemos realizado como Gobierno, es garantizar que en toda esa zona disminuya el uso, por ejemplo, de actividades agrícolas que utilicen determinado tipo de agroquímicos, por ejemplo, que luego van permeando y pueden contaminar esa reserva.
De la misma manera, por ejemplo, ayer iniciamos una acción que sabemos que será de gran importancia, estamos impulsando el cultivo del ramón, que es una planta, un árbol, que todos conocemos, que inclusive muchos tenemos en nuestros patios un árbol de ramón, y que tiene frutos que sirven de manera muy adecuada, nutricionalmente hablando, para la alimentación humana, que su follaje, sus hojas, sirven como alimento para la actividad pecuaria.
Tiene muchas ventajas, pero una de las principales ventajas es que permite la preservación de esa zona, tiene una gran armonía con el medio ambiente, contribuye a combatir los efectos del cambio climático y, al no requerir ningún tipo de tratamiento agroquímico, pues preserva en todo su desarrollo la zona de la reserva hidrogeológica.
Y por eso precisamente, ahí es donde estaremos impulsando que se siembren, por lo menos, mil hectáreas de ramón, poniendo en cada hectárea entre 300 y 400 plantas, lo que nos lleva a una meta de 300 o 400 mil árboles de ramón en toda esa zona, que van a permitir que se preserve adecuadamente esta región, además de otros 600 mil árboles de ramón, que estaremos impulsando su siembra a lo largo y a lo ancho del estado.
Acciones como esas, nos permiten patentizar en los hechos la preocupación y la ocupación de la autoridad para cuidar el agua, pero eso no es suficiente. Para nosotros como sociedad, para nosotros como autoridad, también es importante atender un compromiso que es de todos, impulsar y establecer en nuestra sociedad una cultura de cuidado y preservación del agua, hacer acciones en las escuelas con los niños, pero también con los vecinos, con los amigos, donde todos hagamos conciencia de lo importante que es cuidar el agua.
La autoridad no puede hacer lo que el ciudadano en lo individual hace cotidianamente y por eso este llamado y esta reflexión. Nos sumamos ampliamente a esta estrategia del Hidrotón, que vamos a iniciar en un momento más, ¿verdad? Porque lo que pretende es que como autoridad y como sociedad, todos juntos, impulsemos una cultura del cuidado del agua y ahí vamos incluidos todos, absolutamente todos, nadie se puede quedar al margen.
¿Por qué digo que todos? Porque lo que promueve esta campaña es precisamente que todos, como ciudadanos, modifiquemos aquellas conductas que, ya sea por imitación o ya sea porque así lo hemos hecho siempre, estén propiciando el desperdicio del agua o la afectación de nuestro manto freático y les voy a poner algunos ejemplos nada más.
Por ejemplo cuando nos lavamos los dientes, la diferencia en que mientras te laves los dientes dejas abierta el agua y que esté saliendo o cuando te lavas los dientes nada más te enjuagas y cierras, y luego vuelves a abrir y enjuagar, y luego vuelves a cerrar. Preguntémonos cómo lo hace cada quien. Lo correcto es únicamente abrir para sacar el agua lo indispensable y cerrar, y no estarte lavando los dientes y que el agua esté corriendo, corriendo y corriendo.
Lo mismo al bañarse. Hay quienes se ponen bajo la regadera cinco, 10 minutos, 15 minutos y el agua saliendo y saliendo, porque tú puedes tener agua en tu casa y no hace falta, pero tenemos que pensar que todos vivimos en un mismo planeta y hoy en nuestro planeta hay miles y millones de seres humanos que tienen que caminar kilómetros y kilómetros para conseguir una cubeta de agua, y regresar kilómetros y kilómetros para llegar a su casa con una cubeta de agua.
Es esa consciencia a la que todos tenemos que atender y compartirla con nuestros vecinos. Cuando veamos a la vecina lavando su escarpa, por ejemplo, que prende su manguera y esté allá suelte y suelte el agua y barre y barre, pero el agua corriendo y corriendo, y decirle, bueno, no le va a sacar lustre, ¿verdad? Basta con lavarla, perdón, barrerla y tenerla limpia y recoger la basura y ya, y no que el agua esté corriendo, corriendo y corriendo.
Esas son las conductas personales en donde la autoridad difícilmente puede intervenir en cada persona, no puede la autoridad tener un inspector junto a cada persona viendo cómo hace las cosas. Ahí es tarea de la sociedad y la autoridad lo que hace es poner sobre la mesa, como lo estamos haciendo ahorita, la reflexión y la importancia de que todos contribuyamos a esa cultura de prevención del agua.
Porque mientras más pasa el tiempo, más se va afectando nuestro planeta y llegará el momento en que estas niñas y estos niños, en algunos años, puedan padecer problemas por falta de agua, algo que a lo mejor no nos ha tocado vivir a nosotros ni a nuestros padres, pero que les puede afectar a ellos.
Entonces, esta reflexión yo digo, ocasiones importantes como ésta, el Día Mundial del Agua, no es únicamente para celebrar o para conmemorar, es para pensar, es para reflexionar, ¿qué tengo que hacer yo o qué me toca a mí, como persona, como ser humano, como miembro de una familia, como vecino de una colonia, como parte de una comunidad, qué puedo hacer yo para cuidar el agua, qué conductas tengo que modificar, qué conductas personales tengo que cambiar para poner mi granito de arena en ese gran esfuerzo mundial de cuidar el agua?
Y por eso yo les invito a todos que al terminar este evento, ¿verdad, don Roberto? Pasemos aquí al Hidrotón, donde hay una tarjeta con todas las conductas personales que podemos modificar y nos comprometamos, pero no solo nos comprometamos, sino que lo cumplamos, que es lo importante, porque de esa manera vamos a estar cuidando el agua, pero también vamos a estar garantizando un mejor futuro a nuestras hijas, a nuestros hijos, que yo creo que a fin de cuentas es el gran propósito de todos.
Así que vamos a trabajar juntos, autoridades, sociedad, ciudadanos, todos, para garantizar que la disponibilidad de agua limpia, de agua en buenas condiciones, siga siendo siempre una característica de Yucatán, peor también, hay que decirlo, una ventaja competitiva que nos hace ser muy fuertes a la hora de hacer esquemas que nos permitan traer inversión positiva que genere empleos y que se convierta en bienestar para la familia de todos ustedes.
Sólo puede ser si nos comprometemos a cuidar el agua y lo cumplimos todos los días. Vamos a hacerlo, es por el bien de nuestra sociedad. Muchas felicidades a todos, porque el Día Mundial del Agua es motivo de regocijo.