Ciudad de México, a 5 de junio de 2018. La contaminación atmosférica es una preocupación creciente en América Latina y El Caribe, ya que alrededor de 100 millones de personas están expuestas a niveles que exceden los límites permitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), siendo los niños, mujeres, adultos mayores y personas con enfermedades respiratorias los más vulnerables a los efectos dañinos de una mala calidad del aire[1].
La OMS indica que el riesgo medioambiental, es decir, toda circunstancia o factor que conlleva la posibilidad de un daño para el medio ambiente, en las ciudades y zonas rurales del mundo, provoca cada año cerca de 76 millones de años-vida perdidos y 3 millones de muertes prematuras debido a la inhalación de micro partículas (PM2.5 y PM10) suspendidas –sólidos compuestos por materia orgánica de plomo, zinc, sulfatos, carbono y polen, entre otros– y gases tóxicos como el ozono que están asociados al desarrollo de cáncer, cardiopatías, alergias y complicaciones en pacientes que viven con asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)[2].
De hecho, un análisis realizado en 2016 sobre la calidad del aire en distintas entidades de la República Mexicana determinó que Monterrey, Toluca, Salamanca, León, Irapuato, Silao, México, Guadalajara y Puebla son las ciudades más contaminadas del país con una alta concentración de partículas PM2.5 y PM10[3], las cuales penetran y se alojan en lo más profundo de los pulmones ocasionando infecciones, inflamación de las vías respiratorias e hiperreactividad.
En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, a celebrarse este próximo 5 de junio, el Dr. Jorge Iván Rodríguez, neumólogo pediatra de Valoración Médica Metropolitana en la CDMX, comentó que en pacientes con asma o EPOC, la mala calidad de aire puede reducir su función pulmonar y empeorar síntomas como tos, , opresión torácica y falta de aire, episodios llamados exacerbaciones que además de ser muy angustiantes generan urgencias médicas, hospitalización, ausentismo escolar, laboral, incapacidad y altos costos económicos[4],[5]. Por eso, “las personas en estas condiciones deben quedarse en casa durante las contingencias ambientales, donde se registran altas concentraciones de ozono y dióxido de nitrógeno[6],[7]”.
Recordó que el asma y la EPOC son dos enfermedades respiratorias de alta prevalencia. La primera, afecta a casi 300 millones de personas en el mundo, principalmente niños. “Aunque no tiene cura, si se puede controlar con medidas que reduzcan el contacto con alérgenos (polvo, humo, polen, moho, etc.) y otros factores desencadenantes como aire frío, emociones fuertes (miedo, ira) y actividad física, además de usar un medicamento adecuado que permita a quienes la sufren tener una buena calidad de vida”.
La EPOC, por su parte, aqueja a 210 millones de adultos en el mundo, cifra que para el año 2030 podría duplicarse hasta convertirse en la 3era. causa de muerte debido a la exposicón al humo del tabaco[8] y a otras prácticas como cocinar con humo de leña. En este sentido, el especialista dijo que lo más recomendable es que el paciente deje de fumar y se apegue a un tratamiento farmacológico efectivo que lo incorpore sus actividades cotidianas.
Expuso que para la EPOC el “estándar de oro” es la terapia inhalada con tiotropio, el broncodilatador antimuscarínico de acción prolongada (LAMA) de mayor experiencia clínica a nivel mundial desarrollado por Boehringer Ingelheim, mientras que para asma es la primera opción como terapia adicional al tratamiento de base en los pacientes que requieren un mejor control de los síntomas. Esta sustancia tiene por objetivo aliviar los síntomas, mejorar la función pulmonar, aumentar la tolerancia al ejercicio, reducir el uso de medicación de rescate, evitar el riesgo de exacerbaciones graves y optimizar la calidad de vida de los afectados[9],[10].
Explicó que antes el tiotropio era solo para pacientes con EPOC; sin embargo, debido a su amplio perfil de seguridad, tolerabilidad y eficacia, recientemente fue aprobado por diversas autoridades sanitarias como tratamiento de mantenimiento, de una vez al día, para niños mayores de seis años, jóvenes y adultos con asma persistente que, a pesar de estar medicados, no logran controlar los síntomas.
Para el caso de quienes viven con EPOC, expuso que otra buena noticia es que ya existe este fármaco en combinación con olodaterol, un agonista beta-2-adrenérgico de acción prolongada (LABA) que también fue diseñado específicamente por Boehringer Ingelheim para complementar la eficacia del tiotropio[11],[12],[13],[14].La terapia dual es más eficaz para reducir los síntomas como disnea (falta de aire), mejorar la tolerancia al ejercicio, función pulmonar y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
“El estudio DYNAGITO®, publicado en la revista The Lancet Respiratory Medicine[15], indicó que esta combinación reduce en 7% la tasa de exacerbaciones moderadas a graves en adultos con EPOC en comparación con la administración de tiotropio solo. Esto significa un parteaguas, al grado de que por primera vez las guías GOLD de referencia ya lo incluyeron en el esquema de tratamiento de esta enfermedad”, agregó el Dr. Rodríguez.
Asimismo, el experto señaló que el medicamento para asma y EPOC actualmente se administra a través de Respimat®, un dispositivo inhalador de última generación que, con un mínimo de esfuerzo, suministra la sustancia activa mediante una suave nube de dispersión para que llegue directamente a los pulmones[16],[17],[18],[19],[20]. Es tan preciso y fácil de utilizar que un niño o un adulto mayor lo pueden hacer sin problema, lo que proporciona un rápido alivio y promueve la adherencia terapéutica.
El especialista expuso que en metrópolis con problemas de polución contar con medicamentos innovadores y dispositivos inhaladores ideales que fomenten el apego al tratamiento son esenciales para mejorar el control del asma y la EPOC. Sin embargo, otro factor clave es la educación, de ahí que las intervenciones realizadas por parte de los profesionales de la salud pueden ayudar a los pacientes a ser conscientes de su propio autocuidado.
Algunas medidas son: revisar a diario las alertas de contaminación ambiental que emiten las autoridades; evitar exponerse a cambios bruscos de temperatura o actividades al aire libre cuando la calidad del aire no es buena; evitar el consumo de tabaco y quema de leña en los fogones de los hogares; reducir el uso de automóviles y fortalecer las defensas llevando una alimentación equilibrada.
Finalmente, el Dr. Rodríguez comentó que el Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio) es una excelente oportunidad para tomar acciones en pro de un planeta sin contaminantes. “El clima está cambiando, peligra el suministro de agua y alimentos, aumenta el riesgo de sufrir impactos por desastres naturales y millones de personas morirán. Hoy, tenemos el poder para remediar y cambiar el rumbo hacia un desarrollo en equilibrio y ambientalmente sostenible, y esto sólo se logrará mediante la participación de todos: gobierno, empresas, sociedad y comunidad médica”.