Por Hugo Simg Atilano
El año 2020 se ha mostrado más desafiante de lo que esperábamos. La llegada de un virus de rápida propagación nos ha empujado hacia una situación que nuestra generación nunca había vivido, con la necesidad del distanciamiento social. Resultado: muchos de nosotros han sido obligados a cambiar su estilo de trabajo e incluso de vida muy rápidamente, para proteger nuestras vidas.
En ese escenario, la tecnología se ha mostrado una gran aliada, haciendo menos difícil y más productivo ese proceso de migración para un nuevo estilo. Las empresas que estaban mejor preparadas, con soluciones de trabajo remoto más sólidas e integradas a sus procesos internos, tomarán la delantera. Obviamente, la crisis económica que ya aparece en el horizonte, llegará en mayor o menor medida a la mayoría de las empresas, pero tendrá ventaja la empresa que tenga su naturaleza y su modelo de negocio adaptado al ambiente virtual.
El primer punto, para que podamos entender el impacto positivo de la tecnología en el momento actual, es su capacidad de ayudarnos a adaptarnos a una nueva manera de trabajar. Home office se ha convertido en la consigna del momento. Gracias al hecho de poder permanecer conectados con smartphones y redes inalámbricas, tenemos, en el caso de muchas profesiones, la capacidad de trabajar a distancia. A principios del año 2000, por ejemplo, era casi impensable que pudiéramos recibir informaciones en tiempo real y participar de un chat con nuestros clientes por teleconferencia como una manera eficiente de trabajar en equipo. Pero hoy día todas esas posibilidades hacen parte de la realidad.
Muchas empresas se han organizado rápidamente para mantener la comunicación activa, entre colaboradores y clientes, no dejando de entregar sus productos o servicios. Ese primer paso ha sido realizado utilizando como medio nuestros smartphones y computadoras como nunca antes, y ayudando muchos de nosotros a mantenernos conectados y productivos. Algunos países, por ejemplo, han avanzado en la creación de plataformas web y aplicaciones que permiten el registro en línea y buscan evitar la saturación en los servicios hospitalarios, mientras otros mantienen una línea directa de comunicación con sus ciudadanos, gracias a aplicaciones y páginas web.
Mirándose hacia delante, resulta evidente la necesidad de conectividad plena. Para cualquier país las conexiones con hilo o inalámbricas se muestran de extrema importancia. Por lo tanto debemos aumentar nuestra comprensión acerca de la importancia de nuevas tecnologías, como 5G, que pavimentarán el terreno para nuevos servicios y posibilidades de negocio.
Más allá del paso que ya ha sido dado, resulta prácticamente imperativo dar ya el segundo, comprender y aceptar ese nuevo ambiente que empieza a surgir delante de nuestros ojos, buscar nuevas maneras de trabajar, producir y generar mejores condiciones de vida en nuestro país, mientras tanto debemos tener consciencia social y respeto a la vida de todos. Debemos pensar en la implantación de tecnologías que puedan apoyarnos a continuar caminando.
Impulsadas por este mar de nuevas necesidades, las soluciones de IoT se muestran una fuente de nuevas posibilidades. Con usos en áreas e industrias distintas, deben ser cada vez más incorporadas, desde el inicio, con mucha eficacia en la captación y propagación de informaciones. Hoy, ya tenemos estimadas 34 mil millones de conexiones a internet de las cosas, que demuestran tener un futuro bastante promisorio, con la posibilidad de uso de mayor inteligencia local y conexión entre diversas áreas de las empresas, conectando operaciones y procesos.
Todos esos equipos (industriales, domésticos, logísticos, etc.), tienen no solo la capacidad de comunicarse, pero pueden llevar más inteligencia y nuevas posibilidades a nuevas áreas, y pueden también ser un soporte importante para que las empresas puedan realizar antiguas o nuevas actividades. Al final tratase no solo de conectar equipos a Internet, pero también recopilar el gran volumen de datos generados por los miles de millones de sensores y transformar en datos para la toma de decisiones, el Big Data.
Debido a esa motivación sin precedentes, es urgente el desarrollo de nuevas aplicaciones de Internet de las Cosas que puedan explorar posibilidades de mejoras, desde productividad y seguridad hasta nuevas maneras de hacer negocio. Aquí resulta evidente la importancia de tendencias como AIoT (la Inteligencia Artificial aplicada a la Internet de las Cosas), que permite añadir nuevas funciones a los equipos e incluso simular la capacidad humana de pensar.
Aquellos que comprendan plenamente y más rápidamente ese nuevo ambiente, sus nuevos desafíos y tengan la capacidad de liderar esa transformación con desarrollo de productos, procesos y conceptos, ganarán espacio y ayudarán sus compañías y colaboradores a enfrentar a ese nuevo modo de vivir.
*Hugo Simg Atilano es Director de Ventas Corporativas de América Latina en MediaTek, empresa fabricante global de procesadores para equipos como smartphones, tablets, TVs digitales, dispositivos wearable y soluciones para Internet de las Cosas (IoT)