CARTA A LOS PERIODISTAS DEPORTIVOS, PERIODISTAS DE ESPECTÁCULOS, COMUNICADORES

Las Reliquias del Hombre Ave por: Adán Echeverría

Queridos periodistas, queridos columnistas, podrían empezar diciendo que es penoso que todos ustedes sean una bola de cobardes que se esconden tras la pluma, tras el micrófono, que se esconden bajo el supuesto de la libertad de expresión. Pero hacerlo, insultarlos, me convertiría en lo mismo que ustedes realizan como parte de su trabajo de todos los días.

Dice David Faitelson, intentando aclararse, intentando una disculpa: «Les dije que en futbol eran ‘un cualquiera’. Que no tenían un futbol de calidad que marcara diferencia en el mundo. Les dije, para que me entiendan, que no eran buenos en el futbol…»; pero no, lo que dijo fue que «Eran un cualquiera». Primero se insulta y luego se trata de componer lo que se ha dicho sin haberlo pensado mucho, porque suponen que con la pluma, con el dedo vía twiter, con el micrófono abierto o cerrado, están en la posición de poder insultar. No, queridos periodistas, hay algo tan simple en la naturaleza social y es «el que se lleva se aguanta». En efecto, David Faitelson, pudiste decir: «Estados Unidos perdió contra una selección que para el soccer ha tenido un menor desarrollo», pero decidiste decir que Guatemala «era un cualquiera», porque para ti la nota fue que la selección de soccer de los EEUU perdió, no que la selección de Guatemala ganó.

Porque siempre es mejor ver las limitaciones de los otros que mirar los logros. El Chícharo volvió a fallar, y no el porcentaje de goles sobre los minutos de juego en lo que va de su carrera: suplente con las Chivas, suplente con el Manchester United, suplente con el Real Madrid. Muchos de esos periodistas prefieren siempre dar ‘la nota roja’ en el deporte’ y no valorar los alcances. Nadie en Argentina se la pasa hablando de los problemas de comportamiento extra cancha de Diego Maradona, no, prefieren hablar de los logros del Gran 10 Argentino. Nadie en Uruguay sigue culpando la mordida de Luis Suárez, prefieren hablar de lo extraordinario que es para su país, para su seleccionado. Pero si esa mordida la hubiera dado el Maza Rodríguez, (aquel del dedo a las cámaras), los periodistas del deporte en México lo hubieran atacado insanamente.

Qué fácil es para el periodista decir: me han insultado en exceso, me han amenazado, son unos vengativos, por qué no mejor mejoran en vez de atacarme, y entonces la queja, el facilismo ramplón de que la disculpa se vuelva de nuevo un insulto: Los guatemaltecos en su ignorancia deportiva deciden amenazarme al grado de asustar a mis hijas (mis inocentes hijas), el presidente de Guatemala está mal al dedicarme unas líneas y exigir que me llamen la atención cuando debería ver por su país, ocupar mejor su tiempo, las autoridades del fútbol de Guatemala deberían de mirar primero sus finanzas y responder a las acusaciones de corrupción, en vez de estar pendientes de mi grosería. Qué fácil te parece el mundo David Faitelson. El que se lleva se aguanta. No hay una palabra de disculpa en tus comentarios, sino de hacerse la víctima.

Tal cual lo hizo Cristian Martinolli, en aquel altercado con Miguel Herrera, acusar de Yo no hice nada, el ignorante vino a golpearme sin razón. Y soslayar todos los insultos que se vertieron y se vierten a los deportistas, a los entrenadores.

Estimado David Faitelson, la crítica no requiere ni el insulto ni el menosprecio faciloide. Resulta triste leer una columna de falsas disculpas contra un país y su selección de soccer, y ampararse en Yo así realizo mi trabajo critico, tengo el derecho a la libre expresión. Tú, como Martinoli, continúan pensando que estar frente a un micrófono, y tener una acreditación periodística les permite faltar al respeto a personas, familiares, o toda una nación, como en tu caso. Un trago de humildad sería el mayor ejemplo para tus hijas, esas que hoy te han cuestionado, y a las que –tristemente- sigues engañando.

Mal están en continuar una línea burda del periodismo bajo el esquema de José Ramón Fernández, porque en primera, Joserra, creó su estilo en otra época, una que ni a ti, ni a Martinoli, ni a muchos pollos como yo nos tocó vivir, y tuvo los arrestos para hacerlo. Tu tiempo, Faitelson, y el de Martinolli, es totalmente otro. Lo mismo pasa con Gerardo Velázquez de León, solo que éste último se aguanta los insultos en las redes sociales. Los tres en un inicio de su carrera bajo la mano protectora de José Ramón Fernández, continuando una tradición de periodismo crítico sí, pero en sobradas ocasiones pensando en Mirar por Encima de la Pluma y del Micrófono, a todos los demás, como dueños de una razón total, carentes de toda humildad, y llena de equívocos. Acusando de patrioteros a quien sabe valorar los logros y virtudes y no solo rasgar la herida de las equivocaciones.

Humildad, queridos periodistas, es algo tan necesario para esta tarea de comunicadores