Campesinos cultivan amapola y enfrentan a criminales en Guerrero
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Campesinos cultivan amapola y enfrentan a criminales en Guerrero. Un hombre lleva 35 años cultivando amapola en la sierra de Guerrero, oculta su rostro porque sabe que lo que hace es ilegal y le da miedo que lo detengan y lo lleven a la cárcel.
El gobierno a veces llega, si te agarra, te agarra en plantíos, pues te lleva, te echa preso (..) esta es la semilla de amapola, esta es la medicinal que nos ha dado dinero”.
El hombre asegura que empezó a cultivar amapola a la edad de 13 años. Ahora tiene 48 y le sigue teniendo fe a la ilegal planta que, apunta, le ha dado de comer a su familia durante años.
Tengo mis hijos grandes, que ya agarraron carrera, otros que, pues tienen obligación. Gracias a mi trabajo pues ellos están grandes y han estado bien gracias a Dios”.
El hombre afirma que no sabe leer ni escribir. Asegura que se dedica a este cultivo ilícito porque aquí en la sierra, la amapola es lo único que tiene precio, lo único que vale dinero.
De ahí se mantienen la gente de acá arriba porque no puede sembrar ni maíz, ni otro cultivo”.
El sociólogo Arturo García Jiménez explica que la gente empezó a sembrar amapola y marihuana porque no tenía alternativas. “Te estoy hablando de 50 años, se ha producido todo el tiempo. Están olvidados y siembran esos cultivos ilícitos pues porque no hay gobierno ahí pues”.
Las condiciones del mercado de la goma de opio cambiaron en algunas regiones de la sierra de Guerrero con la llegada de nuevos grupos de acaparadores de la droga, llegaron a imponer sus precios, precios por debajo de los costos de producción. La ley la impusieron ellos, la ley del miedo, de la violencia, de la muerte.
No es posible que si antes les daban hasta 30 mil pesos por un kilo de goma ahora les den 3 mil pesos, no es justo eso”, dice Arturo García Jiménez.
Son grupos voraces que han llegado, que se han apoderado de territorios, que quieren controlar a la gente y la propia producción.
Una mujer de la sierra asegura que ella sembró amapola durante 8 años, afirma que lo hizo sola, porque a su esposo lo secuestraron y se lo regresaron muerto. Ella cuidaba los cultivos, rayaba los bulbos y cocía la goma de opio.
Ya el que sabían que tenía te iban y te amenazaban: sabes qué, quiero lo que cosechaste. ¿Y a cómo me la pagas? No, pues a tanto. No, pues no me conviene. No es que te convenía, le tenían que vender a ellos y si no pues una golpiza, de esa no te salvabas”.
El sociólogo Arturo García Jiménez afirma que con la llegada de esos grupos se rompen esos esquemas. “Se obliga a la gente a producir y a venderles al precio que ellos quieren y eso genera la confrontación, la violencia”.
Si ustedes ven las notas diario, diario hay enfrentamientos. Ahí hay grupos, delincuencia organizada, que ahora sí que están confrontados, pero el escenario es el pueblo, son las comunidades. Ahí habitan más de 50 mil familias, en esa área”.
El obispo de Chilpancingo-Chilapa es un incansable caminante de la sierra de Guerrero, dice que conoce la realidad porque la ha visto, la ha palpado.
Salvador Rangel Mendoza, obispo de Chilpancingo-Chilapa, explica:
Si ustedes conocen las comunidades donde cultivan la amapola, son comunidades sumamente pobres, además de que es el único medio que tienen para vivir”.
Agrega que si la amapola se legalizara habría menos intermediarios.
Yo creo que esto podría ir acabando poco a poco con los grupos criminales o los grupos de narcotráfico, es un camino que vale la pena intentarlo”.
Según el Consejo Supremo de los Pueblos del Filo Mayor, 50 mil campesinos cultivan marihuana y/o amapola en la sierra de Guerrero.
Con información de Despierta con Loret/Saúl Sánchez Lemus
MLV