¿Cambios en tu color de orina? No lo ignores: podría ser un signo de cáncer de vejiga
Cada año, miles de personas en el mundo notan un cambio en su orina: una tonalidad rojiza, anaranjada o incluso marrón aparece en el inodoro. Muchas veces, este signo se subestima con frases como “seguramente fue algo que comí”, “debe de ser una infección pasajera” o “se me pasará tomando agua”. Sin embargo, lo que parece un detalle menor podría ser el primer indicio de un problema urológico serio: el cáncer de vejiga.
Según la Sociedad Americana del Cáncer, el cáncer de vejiga es el décimo tumor más común en el mundo, con cerca de 573 mil nuevos diagnósticos y más de 212 mil fallecimientos cada año. En México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó más de 2 mil 300 nuevos casos en 2022, una cifra que ha ido en aumento durante la última década, especialmente entre personas mayores de 60 años.
La señal que se ve… pero no se atiende
El cáncer de vejiga tiene una ventaja frente a otras enfermedades urológicas: da señales. Una de las más frecuentes y visibles es la presencia de sangre en la orina, conocida médicamente como hematuria. De acuerdo con el médico oncólogo José Manuel Ruiz Morales, “cerca del 80% de los casos diagnosticados en etapas tempranas comenzaron con episodios de orina rojiza, pero muchos llegan al consultorio cuando ya han pasado semanas o incluso meses sin atenderse”, explica.
Y es que este tipo de hemorragia no siempre viene acompañada de dolor, fiebre o molestias evidentes. A menudo aparece de forma intermitente, lo que facilita que pase desapercibida o se minimice. “A veces el cuerpo lanza avisos silenciosos y breves; es justo en esos momentos cuando más atención debemos prestar”, advierte el especialista.
No siempre es lo que parece
La confusión más común al notar un cambio en el color de la orina es pensar que se trata de una infección del tracto urinario, especialmente en mujeres. Aunque estas infecciones también pueden provocar alteraciones similares, la diferencia clave radica en la presencia de otros síntomas, como ardor, urgencia para orinar o dolor en la parte baja del abdomen.
En algunos casos, este cambio en el color puede ser el único signo durante semanas o incluso meses. A esto se suma una idea equivocada: que la afección solo repercute en personas fumadoras o con antecedentes familiares. Si bien el tabaquismo representa un factor de riesgo importante —responsable de aproximadamente el 50% de los casos, según comentó el especialista oncólogo—, también existen otros factores como la exposición prolongada a ciertos químicos industriales, la irritación crónica de la vejiga o infecciones urinarias recurrentes.
Aunque es más frecuente en hombres, también incide en mujeres, y en estos casos el diagnóstico a menudo ocurre en etapas más avanzadas. “Esto se debe a que los síntomas suelen asociarse erróneamente con infecciones urinarias recurrentes, lo que retrasa su derivación a estudios especializados” señala el oncólogo Ruiz Morales.
Una rutina que puede cambiar el curso
Detectar un problema urológico en etapas tempranas puede transformar el panorama. Con el seguimiento adecuado y estudios especializados, se pueden tomar decisiones más informadas, priorizando la estabilidad física y emocional. El primer paso es sencillo: no ignorar alteraciones como la presencia de sangre.
“El análisis adecuado puede evitar consecuencias mayores. El cuerpo siempre da señales, escuchen a su vejiga, debemos aprender a prestarle atención”, comentó el experto.
Calidad de vida y bienestar a futuro
Detrás de cada diagnóstico hay personas, familias y relaciones. Actuar a tiempo puede marcar la diferencia en la calidad de vida, la movilidad, la independencia y los vínculos de una persona.
La salud urinaria no debe postergarse. Ante cualquier cambio inusual —como alteraciones en el color, dificultad o aumento de la frecuencia al orinar—, es clave consultar a un especialista para recibir orientación a tiempo. Atender las señales tempranas puede garantizar muchos años más de bienestar.