Austria entra en confinamiento para frenar la cuarta ola de la COVID-19
Las calles de Viena, que el fin de semana fueron escenario de intentas protestas contra las medidas adoptadas para combatir la pandemia, amanecieron hoy vacías.
Las calles de Viena, que el fin de semana fueron escenario de intentas protestas contra las medidas adoptadas para combatir la pandemia, amanecieron hoy vacías.
Austria ha vuelto este lunes a cerrar el comercio no esencial, la gastronomía, museos, eventos culturales y espectáculos, convirtiéndose en el primer país de Europa que impone un confinamiento en todo el país para frenar la cuarta oleada de la COVID-19 en este invierno.
Las calles de Viena, que el fin de semana fueron escenario de intentas protestas contra las medidas adoptadas para combatir la pandemia, amanecieron hoy vacías.
Tras encadenar varios récords de nuevas infecciones en las últimas semanas, la república alpina, de 8.9 millones de habitantes, registra actualmente una incidencia acumulada en siete días de 1,102 nuevos contagios por cada 100,000 habitantes.
En los hospitales de algunas regiones las unidades de cuidados intensivos se han llenado con pacientes de COVID y están al borde del colapso, lo que ha obligado a posponer numerosas operaciones y tratamientos de diversas enfermedades.
“Necesitamos una acción decidida”, dijo el ministro de Sanidad, el ecologista Wolfgang Mückstein, al justificar las fuertes restricciones, y recordó que “en las ucis el personal está al límite, ya no puede más”.
“Hay que reducir los contactos (entre los ciudadanos) al menos en un 30%, necesitamos las capacidades de los hospitales para todos, necesitamos una perspectiva a mediano plazo”, insistió el ministro la pasada noche, en una entrevista con la televisión pública ORF.
El Gobierno, formado por conservadores y ecologistas, decidió y anunció el nuevo confinamiento el pasado viernes tras registrarse varios récords de nuevas infecciones y solo cinco días después de que se impusieran restricciones sólo para los no inmunizados.
Las medidas regirán previsiblemente durante 20 días, hasta el 12 de diciembre, aunque deberán ser prolongadas mediante decreto a fines de mes.
Al igual que en ocasiones anteriores, el confinamiento en Austria es moderado si se compara al impuesto en el pasado en otros países, dadas las muchas razones por las que se permite a las personas salir de casa.
Entre ellas, además de las compras de alimentos, medicamentos y otros productos de necesidad básica, el trabajo y la educación, también está “la recreación física y mental al aire libre”, según el decreto recientemente publicado.
Eso incluye, por ejemplo, ir en tren a esquiar.
Asimismo, es posible salir para atender a personas necesitadas de apoyo, “ejercer los derechos y responsabilidades familiares con los parientes y contactos cercanos”, para satisfacer “las necesidades religiosas básicas” o para el cuidado de los animales.
Es posible ir al médico y a los centros de vacunación y test de COVID, o hacer “uso de los instrumentos de la democracia”, como la participación en manifestaciones.
Las mascarillas FFP2 son obligatorias en todos los lugares públicos cerrados y también en el trabajo, donde además hay que mantener una distancia física de al menos dos metros entre las personas. Las autoridades han pedido que todo el que pueda trabaje desde casa.
Los eventos del deporte profesional, como el fútbol, tendrán lugar sin público.
Junto al nuevo confinamiento, el Gobierno austríaco anunció que a partir de febrero la vacuna contra la COVID será obligatoria, una medida adoptada ante el bajo índice de inmunización de la población, que es a día de hoy del 66%, insuficiente para frenar la rápida propagación de la variante delta del coronavirus.
Con información de EFE.
LLH