Australia nombra a Scott Morrison como primer ministro
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Australia nombra a Scott Morrison como primer ministro, tras salir vencedor de una revuelta interna del gobernante Partido Liberal; el político prometió impulsar la unidad y mantener la recuperación económica.
Nuestro trabajo (…) no es solo unificar nuestro partido, que ha sido golpeado y maltratado esta semana (por la crisis interna, también es) seguir trabajando para garantizar que el país esté más unido que nunca”, dijo Morrison a periodistas en Camberra poco antes de jurar su cargo ante el gobernador general, Peter Cosgrove.
Morrison, quien impulsó como secretario del Tesoro del saliente primer ministro, Malcolm Turnbull, las rebajas tributarias a los ciudadanos y las empresas, prometió “mantener la economía fuerte y a Australia segura”.
El nuevo primer ministro también prometió actuar inmediatamente contra la grave sequía que aqueja al este del país y cuyas medidas fueron soslayadas durante la “crisis” de los liberales.
Australia, que lleva más de una década de intrigas partidarias que impiden que los gobernantes completen su mandato, fue escenario esta semana de una revuelta impulsada por el ala conservadora del Partido Liberal para desbancar a Turnbull que abrió la posibilidad de que se adelanten las elecciones previstas para 2019.
Intentamos gobernar. No creo que nadie deba hacer planes para unas prontas elecciones”, dijo Morrison en la rueda de prensa, en la que estaba flanqueado por el flamante “número dos” de los liberales y nuevo jefe de la oficina del Tesoro, John Frydenberg.
Morrison, de 50 años, espera contar en su Gobierno con Petter Dutton y Julie Bishop, pese a que ambos compitieron por el liderazgo del Partido Liberal en la ronda de votaciones que hoy llevaron a
cabo los parlamentarios de esta formación, después de que le retirasen el apoyo a Turnbull.
Morrison adelantó que anunciará la composición del Gobierno la semana entrante.
Su nombramiento ha ofrecido tranquilidad a la agencia calificadora Moody’s, que mantuvo la calificación de AAA del país y dijo que estos cambios políticos “no tiene implicaciones para el perfil del crédito soberano de Australia”.
Pero este devoto cristiano y amante del rugby, quien se opuso al matrimonio entre personas del mismo sexo, legalizado a finales del año pasado, necesitará mantener la alianza de gobierno con el Partido Nacional, porque juntos solo tienen un escaño más que la oposición en el Parlamento.
La crisis de los liberales explotó el martes cuando el entonces ministro del Interior, Peter Dutton, contestó el liderazgo de Turnbull y perdió por 35 votos a su favor y 48 en contra.
Dutton consiguió los apoyos necesarios para reclamar una nueva votación hoy.
El ala conservadora del Liberal justificó la revuelta en su rechazo al plan de Turnbull de abaratar el coste de la electricidad y de reducir las emisiones de gases contaminantes y también en los malos resultados en las encuestas ante los laboristas.
Turnbull se despidió hoy con palabras duras contra los “insurgentes” y los que intentan destruir la pluralidad de la sociedad australiana, e hizo una crítica velada a los medios de comunicación que hicieron campaña contra él.
Algunos analistas consideran que el descalabro del Gobierno de Turnbull es una venganza de Tony Abbott, quien perdió contra el primero en 2015 el liderazgo del Partido Liberal, y por ende el
cargo de primer ministro.
Peta Credlin, exjefa de Gabinete de Abbott, señaló en declaraciones a los medios que “Turnbull ha sido apuñalado de frente, a diferencia de Abbott, que fue apuñalado por la espalda” precisamente por el primer ministro sustituido hoy.
Con información de Efe
BLR