África, corta de vacunas, vive una tercera ola brutal del virus

Con casi 5,3 millones de casos y 139 mil decesos, África es el segundo continente menos afectado después de Oceanía

África, muy lejos del resto del mundo en la campaña de vacunación, vive una tercera ola «brutal» del coronavirus que aumenta la presión sobre unos hospitales sin apenas medios y ya sometidos a duras pruebas.

El continente ha evitado hasta ahora los escenarios catastróficos observados en Brasil o India. Con casi 5,3 millones de casos y 139.000 decesos, África es el segundo continente menos afectado después de Oceanía, según el recuento de AFP.

Pero la relajación de las medidas de contención, la propagación de variantes más contagiosas como la Delta, ya presente en 14 países, y la llegada del invierno en África austral, donde se concentra un 40% de los casos, hizo resurgir el virus.

La tercera ola está ganando velocidad, extendiéndose más rápido y golpeando más fuerte», declaró el jueves la directora de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en África, Matshidiso Moeti, advirtiendo que la ola «amenaza con ser la peor hasta ahora».

Es una ola «extremadamente brutal» y «muy devastadora», dijo John Nkengasong, director del centro africano para el control y la prevención de enfermedades.

– El sistema «no está aguantando» –

En Sudáfrica, el país oficialmente más castigado con un 35% de las infecciones, los médicos se enfrentan a una llegada continua sin precedentes de enfermos.

Lo que vemos actualmente es diferente a la primera o la segunda ola», asegura la responsable de la Asociación Sudafricana de Médicos, Angelique Coetzee.

Esta vez, «el sistema hospitalario no está aguantando», advirtió.

En países cercanos como Zambia y Namibia, la curva de contagios de covid también crece exponencialmente. El ministro zambiano de Sanidad habló recientemente de una saturación de las morgues.

Su homóloga de Uganda, Jane Ruth Acheng, dijo a la AFP que hay numerosos jóvenes en los hospitales, «lo que es distinto a la segunda ola».

Como en Sudáfrica, este país en el centro del continente intenta aumentar los cuidados a domicilio en los casos menos graves, pero se ve dificultado por la escasez de reservas de oxígeno.

La tercera ola está llegando a países hasta ahora relativamente resguardados de la pandemia, como Liberia o Sierra Leona, en el oeste de África.

La situación es más alarmante que hace un año», declaró el presidente de Liberia, el exfutbolista George Weah, quien alertó de hospitales llenos de enfermos con dificultades respiratorias.

Y ante esta situación, las restricciones vuelven. Uganda se confinó de nuevo y países como Kenia y Namibia jugaron la carta del toque de queda nocturno.

– Contra reloj –

Al mismo tiempo, la entrega de vacunas en el continente está prácticamente paralizada. Según la OMS, menos del 1% de su población está completamente vacunada.

La reciente promesa de los países desarrollados de enviar 1.000 millones de dosis a los países más pobres ha sido criticada por la poca precisión sobre cómo se llevará a cabo.

Según la OMS, África necesita urgentemente millones de vacunas.

Es una carrera contra reloj, la pandemia va por delante nuestro. En África, no vamos camino de ganarle la batalla al virus», dijo John Nkengasong.

El repunte de casos en India, principal proveedor de vacunas de AstraZeneca, retrasó las entregas a través del dispositivo de solidaridad Covax de la OMS. Además, la campaña se ve lastrada por las dudas y los fallos del sistema.

Así, países dotados de vacunas no las pudieron administrar antes de que caducaran. Malaui destruyó en mayo casi 20.000 dosis y República Democrática del Congo o Sudán del Sur devolvieron más de dos millones.

Sudáfrica, que vacunó a 2,2 millones de sus 59 millones de habitantes, tuvo que destruir dos millones de inyecciones por un error de fabricación.

En este momento, 18 países africanos agotaron casi todas las unidades enviadas por la OMS.

El mes pasado, en la capital de Zimbabue, Harare, cientos de personas se manifestaron cuando se acabaron las existencias en el principal centro de vacunación.

Ante esta escasez, «muchos tienen la sensación de esperar la muerte», denuncia Deprose Muchena, de la oenegé Amnistía Internacional, en un comunicado.

 

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