Todos los seres humanos en algún momento llegan a tener ocasionalmente dificultades para dormir o la sensación de que durmieron y no lograron descansar; sin embargo, si esta condición se prolonga por más de tres días a la semana, es importante que se consulte con un especialista, ya que puede tratarse de un trastorno del sueño o de un síntoma que está alertando sobre algún otro padecimiento como por ejemplo: depresión o ansiedad; indicó el doctor Carlos Colonia Cano, especialista en Neumología y en trastornos del sueño del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Yucatán.
Existen diversos tipos de trastornos del sueño, pero el más frecuente es el insomnio y puede identificarse si la persona presenta dificultad para conciliar el sueño, mantenerlo, despierta más temprano de lo deseado o despierta fatigado, con falta de energía, irritable, con alteraciones en la atención, concentración y memoria; por al menos tres veces por semana durante más de tres meses.
Se estima que sólo el cinco por ciento de las personas que tienen insomnio buscan atención médica, logrando recibir un tratamiento; pero el resto de las personas no se lo comentan a su doctor y no reciben seguimiento médico.
Otro de los trastornos del sueño más frecuentes es la apnea obstructiva del sueño, se estima que el 27 por ciento de la población mexicana tiene riesgo alto de presentar esta enfermedad, la cual, se suele detectar cuando la persona ronca muy fuerte, casi todos los días, se ahoga o deja de respirar por varios segundos y por la mañana tiene cansancio, así como tendencia a quedarse dormido por cualquier circunstancia. Esta enfermedad se presenta principalmente en adultos mayores de 40 años de edad (principalmente hombres) o con alguna comorbilidad como hipertensión, obesidad y/o alteraciones cardiovasculares.
“Suele ser complicado que el paciente sea quien identifique que presenta síntomas de trastornos del sueño; por lo general es la pareja de cama quien lo detecta, ya que en muchas ocasiones se deben cambiar de cuarto porque el ronquido es muy fuerte casi todas las noches o son quienes se percatan de que la persona se ahoga por la noche”
Las personas que no logran tener un sueño reparador y de calidad, están expuestas a ser irritables, con mal desempeño físico, inadecuada capacidad para la toma de decisiones, mayor riesgo de presentar depresión, y suelen presentar alteraciones en la atención, concentración y memoria, lo que les ocasiona repercusiones en sus actividades diarias y puede ser motivo de accidentes, ya que podrían quedarse dormidos mientras conducen o realizan alguna otra actividad de riesgo.
Se dice que una persona adulta debe dormir entre 7 y 9 horas, las personas de la tercera edad 8 y 10 horas; los menores en edad escolar deben dormir entre 9 y 11 horas y los niños de tres a cinco años pueden dormir de 10 a 13 horas; sin embrago, lo más importante es que al levantarse la persona sienta que logró descansar.
“De nada sirve dormir 12 o 18 horas si este sueño no es reparador. Las horas de sueño estarán determinadas de acuerdo con la edad y la exigencia que demandan las actividades diarias de cada persona. Las siestas pueden ayudar siempre y cuando no duren más de 30 minutos”, comentó el especialista.
Algunas recomendaciones para lograr una mejor calidad de sueño y un mejor rendimiento durante el día, son: establecer una hora fija para ir a la cama, evitar mirar los celulares, televisores 1 hora antes de ir a la cama, no realizar ejercicio o consumir cafeína antes de dormir y preparar cenas ligeras.
Finalmente, el especialista indicó que se debe tener mucho cuidado con la auto prescripción de medicamentos llamados naturistas o alternativos, porque tienen sustancias activas que pueden afectar el organismo.