Investigadores del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICYT) comprobaron la presencia de arsénico en agua, suelo, sedimentos y campos agrícolas en la comunidad de Cerrito Blanco, del municipio Matehuala en el semidesierto de San Luis Potosí.
“Confirmamos que la contaminación en Cerrito Blanco ha propiciado que los suelos no sean productivos”, informa en entrevista la doctora Nadia Valentina Martínez Villegas, líder del importante proyecto dividido en dos partes.
Como parte de la primera etapa del mismo se determinó que el arsénico procedió de la actividad metalúrgica en la región, pero especialmente a la actividad de una planta fundidora de oro, plata y plomo hace más de 60 años, y de la que ahora solo hay ruinas.
Lo que se hizo fue determinar el alcance la afectación y se encontró el grado de contaminación de arsénico por litro es más de lo que permite la Norma Oficial Mexicana y la Organización Mundial de la Salud.
“Recomendamos a la población migrar sus cultivos a suelos en mejores condiciones y advertimos de los posibles riesgos a la salud, por lo que pedimos el uso de licras, así como mangas y pantalones largos debido a la facilidad con la que el arsénico entra al cuerpo (nariz, boca, piel) aun en exposiciones no muy prolongadas”, detalla la doctora en ciencias del suelo.
De igual forma se elaboró una guía para que los agricultores reconozcan cultivos contaminados con arsénico y no los usen. Asimismo, se implementó un semáforo de seguridad para que los pobladores reconozcan fuentes de agua contaminadas diferenciándolas de las fuentes limpias.
“El problema fue que los arseniatos metálicos se traslocan (trasladan de un lugar a otro) a través de los cultivos y llegó a un pequeño lago y un parque donde se realizan actividades recreativas y de esparcimiento”. Hasta ahora no hay una persona contaminada, pero el riesgo es latente.
La segunda parte del proyecto científico consistió en la propuesta biorremediación al problema de arsénico en la zona. Para ello se realizaron pruebas de laboratorio que comprobaron que con el uso de surfactantes orgánicos se podría remover el semimetal.
“Pensemos en un jabón de origen natural que pudiera limpiar el suelo. Lo consideramos viable porque buena parte de esos arsénicos se solubilizan en agua para recuperar los suelos agrícolas contaminados” explica la doctora Martínez Villegas.
Cabe destacar que la importancia científica, ecológica y de salud, investigación del IPICYT fue nominada al Premio Newton, financiado por el gobierno de Reino Unido. Para ser suscrita contó con la participación del investigador Bhaskar Sen Gupta, de la Universidad Heriot-Watt de Edimburgo (Escocia).
En la primera parte del proyecto recibieron el auspicio de la Newton Fund, pero lamentablemente en la segunda no fueron los beneficiados, es decir, no pudieron llevar a cabo la biorremediación de suelos mediante surfactantes.
De acuerdo al Instituto Nacional de Cáncer de EU, la ingestión prolongada de agua potable que contiene arsénico está relacionada con un mayor riesgo de cáncer de vejiga. Además se ha vinculado su exposición con los cánceres de piel, pulmón, vías digestivas, hígado, riñón, y de los sistemas linfático y hematopoyético.
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(Agencia ID)