A partir de aceites vegetales, ingeniera química mexicana desarrolla biocombustible para aviones
Con la investigación se busca crear una planta piloto con tecnología nacional para producir bioturbosina
Con la investigación se busca crear una planta piloto con tecnología nacional para producir bioturbosina
A fin de generar combustibles para aviones más amables con el medio ambiente, una científica queretana desarrolló un proceso para la producción de bioturbosina a partir de aceites vegetales que cumple con las normas de la American Society for Testing and Materials (ASTM).
Y es que “A nivel mundial, el sector de la aviación contribuye en buena medida con emisiones de CO2 a la atmósfera; se prevé que en un futuro éste ámbito de transporte tenga un crecimiento importante con un ritmo estimado de 4.8 por ciento anual”, expuso la investigadora de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Claudia Gutiérrez Antonio, creadora de la bioturbosina.
La doctora en ingeniería química indicó que uno de los principales retos a lograr es que el combustible para aviones generado debe tener una composición exactamente igual a la turbosina de origen fósil. Por ello, la investigación está dividida en dos etapas: estudios de simulación del desempeño de los biocombustibles mediante software, y la aplicación de estrategias para disminuir el consumo de energía requerida durante su producción.
Durante las investigaciones se ha analizado la elaboración de bioturbosina a partir de aceite de plantas como jatropha, higuerilla y de micro algas; dichas materias primas requieren ser sometidas a un proceso de “hidrotratamiento” dentro de un reactor. Allí, gracias a catalizadores especializados que incluyen platino o paladio, los aceites se transforman en hidrocarburos parecidos al diésel, por lo que se someten nuevamente al mismo proceso para obtener combustibles en el rango ocho a 16 carbonos, equivalentes a la turbosina de origen fósil.
“Hasta ahora se ha encontrado que el mayor rendimiento se obtiene con el aceite de micro algas de la especia chrolella sp, que está modificada genéticamente. Por cada 100 kilogramos de aceite que se introducen en el reactor se obtiene hasta 76 por ciento de bioturbosina; estos resultados se han obtenidos mediante modelos computacionales, y adicionalmente hemos podido reducir el consumo de energía mediante estrategias de intensificación de procesos”, subrayó Gutiérrez Antonio.
La investigación, en la cual colabora la Universidad de Guanajuato y el Instituto Tecnológico de Aguascalientes, lleva cerca de cuatro años de comenzada y en ella se ha validado que la bioturbosina generada en la UAQ, cumple e incluso ha superado las propiedades que establecen las normas de calidad internacional ASTM. Sin embargo, aún se realizan pruebas para generar una planta piloto que integre un paquete tecnológico para la producción a gran escala de biocombustibles para aviones. (Agencia ID)