En nuestra sociedad, la vejez debería ser un período de respeto, cuidado y oportunidades renovadas.

– Sin embargo, lamentablemente, para muchos de nuestros mayores, esto no es una realidad.
– Nuestra responsabilidad como legisladores es garantizar que cada individuo, sin importar su edad, tenga la capacidad de vivir con dignidad y plenitud, ya que el envejecimiento digno no solo es un derecho humano fundamental, sino también un reflejo de los valores de una sociedad justa y compasiva.

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