SE ENCIENDE EL FUEGO OLÍMPICO EN RÍO

RITMO, COLOR Y BELLEZA PRESENTES EN LA INAUGURACIÓN DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS EN RÍO DE JANEIRO 2016

RÍO DE JANEIRO, Brasil, Ago. 5, 2016.- Hubo música, historia y belleza, como era de esperarse de un país como Brasil. Y entre un alucinante remolino de colores, la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro dejó un mensaje de hermandad y conciencia ecológica en una nación que los necesita más que nunca.

Desde la selva amazónica hasta la «Chica de Ipanema» personificada por la supermodelo Gisele Bundchen, el espectáculo en el estadio Maracaná recorrió el amplio espectro de la historia  de Brasil, un país tan rico en recursos e historia como plagado de desigualdad y pobreza.

Vanderlei Cordeiro de Lima, famoso por haber sido empujado por un sacerdote mientras encabezaba el maratón de los Juegos Olímpicos de 2004 en Atenas a pocos kilómetros de la meta, encendió el pebetero en el final de un relevo de la antorcha que comenzó el 3 de mayo en la capital Brasilia. La llama arribó al Maracaná en manos del extenista Gustavo Kuerten «Guga», uno de los deportistas más queridos en Brasil y quien no podía contener las lágrimas.

Finalizada la ceremonia, la llama fue llevada a otro pebetero en el centro de Río.

En el palco de honor, el líder olímpico Thomas Bach observó acompañado por el presidente interino Michel Temer, un recordatorio de la crisis política por la que atraviesa el país y que amenaza con desbancar a la mandataria Dilma Rousseff. Mientras, cerca del estadio, algunos manifestantes chocaron con la policía durante protestas contra unos Juegos que arrancan precedidos por la peor recesión del país desde la década de los 30, escándalos de corrupción, problemas de contaminación del agua y un brote del virus zika.

Los admiramos incluso más, porque pudieron hacer esto en un momento muy difícil de la historia brasileña», proclamó Bach. «Siempre creímos en ustedes».

La tarea de declarar los Juegos oficialmente inaugurados estuvo a cargo del presidente interino, quien fue abucheado y escuchó coros de «fuera Temer». La complicada situación política ahuyentó a muchos jefes de estado, y menos de 25 acudieron a la ceremonia.

De todas formas, nada pudo estropear el momento para los primeros Juegos Olímpicos en Sudamérica.

Los directores del show, entre los que figura el cineasta Fernando Meirelles, echaron mano de la inagotable cantera de ritmos brasileños para pintar un lienzo de bossa nova, samba y funk tan intoxicante como la sensualidad de Gisele, que arrancó vítores de la multitud al desfilar sola a lo largo del escenario mientras Daniel Jobim interpretaba la canción «La Chica de Ipanema», cuya música fue compuesta por su abuelo Tom Jobim, quizás la melodía más emblemática de este país.

La letra de esa canción fue obra de Vinicius de Moraes. La mascota de los Río 2016 se llama precisamente Vinicius, y la de los Juegos Paralímpicos recibe el nombre de Tom.

Hacia el final de la ceremonia la riqueza de la música brasileña se confirmó con la presentación de Anitta y las leyendas Gilberto Gil y Caetano Veloso, quienes pusieron el ritmo al paso de escuelas de samba en el Maracaná.

Mientras que chicos y chicas vestidos de blanco se contorsionaron en un escenario en forma de favela al ritmo del funk, el ritmo más popular en los barrios pobres de Río y el resto del país. El público se sumó a la celebración al entonar a capela la canción «País Tropical» de Jorge Ben.

El capítulo dedicado a la historia brasileña repasó la génesis misma de los bosques tropicales del país, la colonización portuguesa y posteriores  400 años de esclavitud negra, y el nacimiento de algunas de las metrópolis.

Después del festejo, viene la resaca. En este caso, un sobrio mensaje sobre los efectos del calentamiento global, con imágenes aéreas de algunas de las principales ciudades del planeta y simulaciones digitales del avance de las aguas sobre la tierra a medida que se derriten las capas polares. Mientras se iluminaba la tarima de líneas verdes para simbolizar la reforestación del planeta, las actrices Judi Dench y Fernando Montenegro leyeron un poema del autor brasileño Carlos Drummond de Andrade con un mensaje de esperanza para el futuro.

«El calor está derritiendo la capa polar», advirtió una voz. «Está desapareciendo muy rápido».

Funcionarios brasileños anunciaron que el pebetero de estos Juegos es más pequeño a los empleados en otras ediciones, con el objetivo de reducir el consumo de combustibles que incide en el calentamiento global.

Terminado el espectáculo artístico, fue el momento de los verdaderos protagonistas de los Juegos. Los atletas.

Como es la tradición por tratarse del país donde nacieron las olimpiadas, Grecia encabezó el desfile de más de 10.500 deportistas de 205 países, además de una delegación de atletas independientes y, por primera vez, un equipo de 10 refugiados de países en conflicto que desfiló bajo la bandera olímpica.

La delegación de los refugiados, una de las más aplaudidas, tuvo como abanderada a Rose Nathike Lokonyen, quien huyó de Sudán del Sur y corrió su primera carrera en un campo de refugiados en el norte de Kenia. Tan sólo la delegación anfitriona, que salió inmediatamente después, recibió una ovación más sonora.

Los deportistas recibieron semillas de árboles, y paquetes de tierra, para ser sembrados en un parque en Río.

Antes del encendido del pebetero, se ofreció otro espectáculo musical en el que desfilaron las escuelas de samba que cada año animan el Carnaval de Río, quizás la fiesta más famosa del planeta.

Y si se trata de jolgorio, nada como Brasil.