POR ESO LOS MATAN. (PARTE II)

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Al darse a conocer la noticia de que un juez concedió el amparo a Diego Cruz, violador de Daphne, y ver que las redes sociales hicieron erupción contra la decisión, lanzándose sobre el «poco criterio» del juez, cierto sector del pueblo de México, en vez de enojarse, y pedir que las muertas sean las hijas del juez, de los políticos, que los asesinados sean los diputados, los gobernadores, los jueces; en vez de buscar tomar sus casas, incendiar sus residencias, clausurar sus oficinas, hacerles la vida imposible a los diputados, senadores, gobernadores, presidentes de partidos, jueces, ministerios públicos, en vez de eso, siempre terminan diciendo: «Yo no le deseo mal a su familia, porque no quiero ser como ellos».

Los jueces y los que manejan los hilos del Sistema Legal Mexicano, sabedores que tienen a los ministros de culto (de todas las religiones) de su lado, tranquilizando al pueblo, hablándoles de ‘primero los pobres», hablándoles del perdón, de la paz y la concordia, mientras ellos mismos beben, comen y disfrutan junto a los diputados, senadores, gobernadores, y presidentes de los partidos políticos (de todos los partidos políticos sin excepción), para que el pueblo siga viviendo bajo ese espejismo del «Amor al Prójimo».

Esa fantasía de creer que todo se resuelve hablando. Con los asesinos no se dialoga. Si digo que el ejército es el asesino, no dialogo con él, lo corto de raíz, desconfío de él. Si digo que el gobierno es el mal, no cierro carreteras, voy y bloqueo sus residencias. Si digo que el presidente es el malo, secuestro a la familia del presidente. La Sin Clase Política de México jamás va a cambiar mientras ellos no sean los afectados. Mientras sigan viviendo sin miedo, mientras sigan pensando que nadie puede dañarlos, mientras sigan gobernando sin temor a la violencia del pueblo.

Pero, como buenos neocristianos en este México, la mayoría seguirá quejándose, seguirán votando, seguirán diciendo: Yo no quiero ser malo como ellos. Seguirán permitiendo que violen a sus mujeres, que secuestren a sus hijos, que desaparezcan a sus estudiantes; seguirán quejándose de no poder pagar la colegiatura, del precio de la gasolina, del pobre sueldo que consiguen, de la mala educación, los malos servicios, las malas calles. Y seguirán mirando, penosamente, que los gobernadores, alcaldes, sigan sangrando (literalmente) al pueblo. Un alcalde en Baja California le robé el presupuesto a la Cruz Roja, imagínense el grado de cinismo y de burla, si la Cruz Roja se sostiene de donativos, de la Colecta Nacional, y el alcalde se roba ese dinero. Pero nada hacemos, seguirán diciendo: Me basta con no querer ser como ellos. Yo seré bueno y me alcanzare aquella fantasía llamada Paraíso.

Ni tú ni tu familia les importan a los Jueces, Magistrados, Diputados, Senadores, Gobernadores. No les importan los desaparecidos ni sus familias. No les importan los migrantes. No les importan las fosas clandestinas. No les importa Daphne, ni todas las mujeres que, todos los días, son asesinadas. No les importan los niños y niñas que son violados y explotados. No les importan los niños y niñas que son violentados, y se les arrebata la inocencia. No les importa la educación de tus hijos, de tus hijas. No les importa que tú no tengas empleo, que no tengas casa, que no te alcance para pagar la renta, que el agua se vaya en tu colonia todos los días

¿Por qué a ti te tiene que importar su familia? Mientras vos te sigues condoliendo, ellos se seguirán riendo de ti, mientras violan a otra chica, mientras realizan otro desfalco, mientras giran otra orden en contra ti y tu familia. Se seguirán repartiendo a las niñas, en un juego de pókar, seguirán creciendo sus empresas de «escorts», seguirán secuestrando chicas para traficar con ellas sexualmente, y luego lanzarlas a un barranco.