¡Perdónalos, Poe!

Las Reliquias del Hombre Ave por: Dr. Adán Echeverría García

“el poeta, atacado a gritos por la extrema izquierda,

recogió sus papeles y abandonó la sala”

¿Qué diablos está pasando? ¡Que alguien me explique! Detienen a un diputado, de apellido Huerta, de la bancada de Morena, por haber “supuestamente” abusado sexualmente de un muchacho menor de edad. Los abogados presentaron el Fuero del “diputado” y los policías tuvieron que dejarlo libre.

En un hotel de la Ciudad de México. El chico de 15 años es entrevistado: En el automóvil el diputado le ofreció un refresco ya destapado; que al beber y desde los primeros tragos, lo sintió “extraño”. Ya en la habitación, a la que el chico con trabajo subió se percató de que solo había una cama. Preguntó dónde dormiría él, y el diputado le dijo que se acostara ahí, que descansara mientras entraba al baño. El joven obedeció pues estaba dormitando. Luego vio salir del baño al diputado, estaba desnudo. Se acercó y le sacó los pantalones al chico de 15 años, le tomó la mano y comenzó a masturbarse con la mano del jovencito. Mientras estiraba su propia mano y le acariciaba los testículos.

Esto es parte de los audios de la entrevista que circula ya por las redes sociales. Pero ¿qué creen? A las redes sociales les pasó desapercibido. Un chico varón menor de edad, de 15 años, no es motivo de enojo por parte de la ciudadanía. “El chamaco quiso”. “Seguro lo hizo por dinero”. “Así hay chiquitos, les encanta padrotearse a los viejillos”.

Luego surgió otro audio. El diputado rogándole a la madre del menor que “por favor” lleguen a un acuerdo económico”. ¿Qué está pasando?

– El candidato al gobierno de Guerrero acusado por 5 mujeres (o más) de Violación. “Y luego de hacer sus cochinadas, me tiró 100 pesos a la cara”.

– El candidato a góber de Zacatecas observado por todos manoseando a una candidata de su partido. “Es mentira, mentira, es mentira, mentira, mentira. Yo ni quería ser candidato, mi hermano me obligó”.

– Y ahora el diputado y su fuero, acusado de haber abusado sexualmente de un muchacho de 15 años.

Algunos canales ni siquiera tomaron la noticia como algo de importancia. “Son nuestros adversarios”, suena por todas las radios, se imprime en las camisetas.

“¡Chamaco, te comiste la última torta!” “Es mentira, mamá; mis adversarios quieren hundirme”. Se dice para cualquier pretexto. ¡Valiente escuela la de Andrecito!

¿Y los intelectuales? ¿Los qué? Sí, esos que vociferan y se rasgan las vestiduras por una crítica literaria, porque no ganaron un premio o una jugosa beca, o porque no los incluyeron en una antología que se traduciría al francés. ¡Ah!, esos intelectuales. Ahí siguen, buscando presupuestos, como todos los días. “Los vociferantes”, los nombró Neruda, “esos que se llenan la boca de jactancia, y de proezas salivares”. Ellos en su mundo. No les interesa lo de las mujeres violadas, a menos que ese sea el tema de la próxima antología. Menos les habrá de interesar acerca de un chico de 15 años cuyos genitales fueron manoseados por un diputado. La pregunta de esos “poetas y narradores” sería ¿dónde me consigo uno de esos diputados, porque necesito la reimpresión de mi poema traducido a 17 lenguas? A estos poetas, a estos narradores, a estos “intelectuales” solo les interesa que el poeta de provincia despedazó un poema del amigo editor, del amigo que todos tenemos en la Casa del Poeta. Ese poeta de provincia (¡provincias en el siglo XXI, vaya cosa!) tiene que ser sacado de todas las páginas donde antes lo habíamos publicado. Seamos gremio, seamos Legión.

El neoliberalismo, sí, el neoliberalismo imperante desde 1988 en el Gobierno de México; y es que Andrés López, es apenas el pináculo de ese mismo Salinato que sigue destruyendo a México; el neoliberalismo se ha tragado a los poetas y a los narradores de este país.

Bien se predijo en algún momento: “el programa de castración intelectual ha comenzado a realizarse mediante el intercambio de intelectuales y estudiantes entre los Estados Unidos y América Latina”; le escupieron decenas de “intelectuales” a Neruda, alguna vez.

¡Perdónalos, Poe, porque yo no puedo perdonarlos!