NINGÚN CANDIDATO MERECE MI VOTO.

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De qué sirvió la lucha anti reeleccionista, la lucha para conseguir el voto de las mujeres y el voto del pueblo sin importar credo, educación, nivel social, si los partidos políticos llegaron al acuerdo vía reformas electorales, y no hay manera de que el voto de alguno de nosotros represente algo para mejorar la economía, la cultura, la salud, la educación, la legalidad, la protección a la infancia en nuestro país.

Claro que voy a ir votar, y votaré, nunca dejaré de participar de este ejercicio ciudadano, en validar este derecho ciudadano, que me ha sido dado por muchos luchadores sociales a lo largo de nuestra historia, no ir a votar significaría que el sacrificio de su vida poco me ha importado; y además, porque no es culpa del pueblo que los partidos políticos no tengan calidad moral, educación, respeto por los demás, y que los candidatos sean tan solo un contubernio de mediocres donde los únicos beneficiados son sus allegados (familiares y socios).

No es culpa del pueblo que ningún candidato tenga honestidad, que los partidos se hayan institucionalizado y solo busquen mantener el registro por la economía que representa para ellos y sus familiares; su ideal es enriquecerse y vivir de los impuestos. Mírese el líder del PT Alberto Anaya, que ha sido su presidente vitalicio; a Elba Esther, ya detenida, con hijos y nietos en el senado o en la cámara de diputados (René Fujiwara); los amagos de FeCal de renunciar al PAN si no se hace lo que él dice; la dictadura de AMLO en su partido, su nombramiento de corruptos (Los Abarca, Eva Cadena, René Bejarano, Juanito) de los que luego se deslinda, la burla a la fe del mexicano con el nombre de MORENA, que alude a la Virgen de Guadalupe; los familiares del Verde Ecologista, sembrados de corrupción; los evangelistas de Encuentro Social (religión y política, religión y poder, y que se vayan por el caño los derechos de la diversidad sexual, de la educación laica); los ladrones, capaces de matar, o de enviar a matar, que hay en las filas del PRI.

Los partidos no se mantienen con el dinero de sus afiliados. Craso error fue violentar las leyes, y que de nuestros impuestos mantengan su modo de vida. Lo que debiera ser una oportunidad para que todas las fuerzas políticas tuvieran un recurso para contender en igualdad de fuerza económica, terminó en convertirse en la llave de dinero que no cesa de fluir hacia los bolsillos de unos cuantos: los miembros de la Sin Clase Política Mexicana.

Mientras ser político siga siendo un botín económico, estos individuos y sus medios para fraudes económicos no dejarán de existir.

Cuando no trabajas para conseguir dinero, y el dinero fluye a manos llenas, aun si violentas la ley (lo que ocurre al interior de todos los partidos políticos de México), no habrá razón alguna para dejar de hacerlo.

Ni las marchas (financiadas o no). Ni los plantones (financiados). Ni el incendiar bienes y edificios públicos. Nada los hará cambiar su manera de pensar. Al violentar bienes y edificios públicos dañamos a la nación, dañamos nuestro patrimonio, no los dañamos a ellos; los que financian estos actos lo saben, por eso no les importa financiar esos daños.

Solo cuando sean violentados los bienes de los diputados y senadores, sus personas, sus empresas, sus familias, sus cuerpos; solo cuando eso ocurra, los miembros de la Sin Clase Política de México, tendrán respeto por el pueblo. Mientras eso no ocurra, seguirán disparando, robando, secuestrando, mintiendo y claro… invitándolos a votar. Y por eso, aún hoy: Ningún Candidato Merece Mi Voto.