MUJERES DE MATAMOROS EN LA LITERATURA.

Las Reliquias del Hombre Ave por: Dr Adán Echeverría García

Adán Echeverría.

Para reinventarnos, para entender el nuevo momento que vive nuestro país, nuestro planeta, este espacio histórico en que las mujeres mexicanas están tomando (arrebatando si se hace necesario) cada vez más espacios para levantar la voz y exigir respeto, derechos, y las libertades para ser lo que se les venga en gana sin tener que pedirle permiso a nadie, sin esperar por el juicio del otro, se hace necesario que los que disfrutamos la lectura podamos reconocer a las mujeres que nos han dado forma, a las que nos han marcado los pasos anteriormente; y que a lo largo del tiempo han escrito la historia de las sociedades. No podemos olvidar que el primer escritor que firmó su obra fue Enheduana.

Ante este ideal habría que comenzar por preguntarnos: ¿Qué autoras latinoamericanas forman un posible Cannon Literario? En 2003 Trinidad Barrera (en su texto “La narrativa femenina: balance de un siglo”, publicado en el número 16 de la revista Anales de literatura Española) enlistó a: Silvina Ocampo, María Luisa Bombal, Teresa de la Parra, Nidia Díaz, Claribel Alegría, Gioconda Belli, Isabel Allende, Luisa Valenzuela, Diamela Eltit, Rosario Ferré, Cristina Peri Rossi, que tradujo la obra narrativa de la rumano-brasileña Clarice Lispector, Rosario Castellanos, Elena Poniatowska, Laura Esquivel, Ángeles Mastretta, Nellie Campobello, Elena Garro, Margo Glantz y Marcela Serrano.

En su texto ‘Las Cuentistas Mexicanas: 1898-1998’, Beatriz Espejo apunta: “En México sólo a finales de los cuarentas, principios de los cincuentas, surgieron las mujeres de letras como las entendemos actualmente, con un aura que les permite ganarse el pan y la autonomía”. Y hace otro recuento de narradoras mexicanas, agregando algunas poetas como: María Enriqueta Camarillo de Pereyra, Laura Méndez de Cuenca (a quien Acuña dedicara su ‘Nocturno’, antes de quitarse la vida, y cuya muerte dejara a Laura Méndez embarazada y sin dinero. Laura Méndez quien fuera de las primeras en impulsar la teoría feminista de nuestro país). Espejo menciona a Amparo Dávila, Guadalupe Dueñas, Julieta Campos, Esther Seligson e Inés Arredondo.

Quiero sumar a las narradoras matamorenses: Beatriz Mejía, Lupita Olvera, Brissa Ochoa, Mónica Robles, cuyas primeras letras han sido registradas en la antología “Justo en el borde” (2019), y cuyo trabajo intimista en una ciudad, que desde el 2010 se convirtiera en referente del crimen organizado, es signo de que estas mujeres desarrollan una firme resistencia para hablar de la familia, la hermandad, y cuya mirada planea sobre los aconteceres internacionales, liberándose de lo local.

Brissa en uno de sus cuentos retrata la vida de un joven que se decide por algún tipo de prostitución ante los ojos y el deseo de hombres maduros que asisten a verlo bailar, mientras él piensa en su padre, en su hermano, en el abandono y la soledad; Beatriz utiliza la ficción para tejer narraciones que se encuentran alejadas una de otra, como si del trabajo de autoras diferentes se tratara; como una clara muestra de la capacidad narradora en que se sostiene, el amplio registro en el que escribe, salpicados de ideas que pueden parecernos violentas, o quizá grotescas.

Lupita Olvera se adentra en temas de una crudeza a flor de piel, que abre las heridas y mete los dedos en ellas para que nos cause dolor leerlas; historias aderezadas con el espacio artístico para confrontar la belleza con la oscuridad del tugurio, el sexo con prostitutas o el abuso sexual intrafamiliar que nos escupe a la cara, aquella violencia del recuerdo, el intento fallido de salvarse. Mónica Robles nos hace recorrer el tiempo que ha logrado desdoblar, trayendo a las diosas del México prehispánico hasta nuestros días, para poner orden en la fallida cultura machista que durante tantos siglos ha ido destruyéndonos como sociedad: ahí están las cifras alarmantes de feminicidios. Diosas que regresan impulsadas por el ideal de restablecer el equilibrio a cualquier precio, devolver a los habitantes originales de México, la paz, la tranquilidad, la armonía en que vivían y que fuera violentada por la Conquista y la religión católica.

Cuatro autoras de edades diferentes que han coincidido en el Taller Literario, todas con temas profundos para ser leídos, que demarcan un momento idóneo para nuestras posibles lecturas porque el pensamiento de la mujer es necesario en la construcción del Canon de la Literatura, por ello debemos reconocer sus voces y sus estilos; y sumarlo a los de las poetas Alicia Leonor, Ana Ayala, Eva Rodríguez, Gabriela Escobar y Viviana Carvajal, que también están presentes en la compilación “Justo en el borde”.