¡Merengues conquistan Europa con la once!

El Real Madrid vuelve a conquistar Europa, vence 5-3 en penales al Atlético tras empatar 1-1 en tiempo oficial y conquista su Champions League número 11

MILÁN, Italia. Mayo 28, 2016.- Hay cosas que nunca cambian: Milán no será la capital de Italia, los Alpes nunca estarán del otro lado del Mediterráneo, San Siro será siempre casa de Campeones y sí, el Real Madrid será siempre dos, tres, cinco o hasta once veces más grande que el Atlético.

El conjunto «Merengue» consiguió este sábado su undécima Champions League al vencer en penales por 5-3 a un Atlético de Madrid que no pudo vengar la Final perdida hace dos años ante el mismo y odiado rival, la famosa «Décima»; no, hay cosas que nunca cambian.

El himno de la Champions League, cantado eternamente en inglés, francés y alemán incluso puede cambiar, como lo fue en el Estadio San Siro, interpretado en italiano por Andrea Bocelli, Marcelo podrá amarrarse más de costumbre como en el primer tiempo, Griezmann podría bajar a recuperar balones en la línea de fondo de su propia área (como también ocurrió), pero el resultado será siempre el mismo: la Cibeles siempre sobre Neptuno.

El Real Madrid sabe cómo jugar una Final de esta importancia, y más cómo hacerlo frente a sus respondones pero impotentes vecinos. Casemiro se adueñó del medio campo durante todo el primer tiempo e hizo ver mal a gladiadores de otras batallas épicas como Gabi o Augusto Fernández, quienes perdían cualquier cantidad de pelotas ante el «Merengue» en el primer tiempo. El portero Oblak apareció rápido para evitar el primer gol de los blancos, en jugada a balón parado cobrada por Gareth Bale.

Las cosas no tardaron mucho en ponerse en contexto, a final de cuentas, San Siro es una tierra de Campeones. El balón viajó peligrosamente al área a los 15′, Gareth Bale puso la cabeza y miró hacia el cielo mientras el esférico viajaba a sus espaldas y se encontraba con la punta milagrosa del que, irónicamente, era el hombre que tenía al Atlético con más resentimiento que de costumbre: el héroe de Lisboa, el que arrebató las esperanzas «Colchoneras» dos años atrás, intervenía en la jugada en posición adelantada para abrir el marcador. Otra vez Sergio Ramos, el férreo defensa de Valdebebas y la pesadilla de Majadahonda.

Lejos de estar en su hábitat natural, el Atlético tuvo que remar contracorriente, aunque la media cancha seguía sin funcionar, menos las bandas donde Juanfran y Filipe Luís prácticamente no ganaban un duelo, no había héroes en los rojiblancos y la internacionalmente famosa «BBC» (Bale-Benzema-Cristiano) tampoco había llegado al aeropuerto de Malpensa, aunque Kroos, Casemiro y un aguerrido Modric apuntalaban desde media cancha el potencial de los dirigidos por Zinedine Zidane, quienes no extrañaron a su tridente de lujo adelante, metiendo el polvo debajo de la alfombra.

Para el complemento, el técnico Diego Simeone comprendió que el encuentro se ganaba desde su línea más importante: optó por revolucionar a su escuadra con el ingreso de Carrasco en lugar de Augusto. Posesión, terreno, líneas y oportunidades a favor, el Atlético era otro en el segundo tiempo y las cosas pintaban mejor cuando el árbitro Mark Clattenburg marcó penal a favor de los rojiblancos. El francés Antoine Griezmann aderezó una Final ligeramente desangelada al momento al estrellar su envío en el travesaño instantes después de la reanudación.

La mejor cara del Atlético se vio en varios minutos del segundo tiempo, presión en la salida, movilidad con (y sin balón), paciencia en el toque constante y búsqueda permanente de la meta contraria, los «Colchoneros» practicaban un futbol total que por momentos recordaba a la legendaria escuela del Barcelona, equipo al que eliminaron en su rocoso y cruel camino rumbo a la tierra prometida que pisaban en Milán. No sería hasta los 79′ cuando Yannick Ferreira-Carrasco logró el empate al cerrar un centro por derecha justo de frente a meta, alejando toda posibilidad de otra falla, justo cuando el balón parecía irse otra vez al travesaño.

Se puede llamar magia, stamina, poder, ímpetu, momento, pero el Atlético perdió ese «algo» que tenía a los aficionados blancos dudando más que nunca de conseguir la undécima. Los rojiblancos retrasaron líneas y buscaron la desesperación del odiado rival a la contra. El «camión» de Neptuno había llegado ya a San Siro, a pesar que el conjunto de Simeone todavía no tenía la ventaja en el marcador. Con los tiempos extra en marcha, solo el fundido equipo blanco intentó finiquitarlo todo antes del silbatazo que marcaba los 90′.

Los suplementarios fueron inevitables y el Real Madrid inició cuesta arriba, ya sin cambios (quizás la acción más audaz de Zidane), preparados para soportar la siguiente parte que marcaba el guión: un agobio del Atlético que, en realidad, nunca llegó. Con dos modificaciones pendientes, Simeone esperaba el momento adecuado para arengar a sus hombres a irse a la yugular, pero el «Cholo» no disfrutó de esa ventaja al tener que utilizar sus cartuchos en suplir a los lesionados Luís y Ferreira-Carrasco. Los penales los firmaron todos.

Vázquez, Griezmann, Marcelo, Gabi, Bale, Ñíguez, un penal tras otro, blancos y rojiblancos no fallaban, ocultaban los calambres en lo más profundo de su anatomía y el miedo en lo más escondido de su ser mientras que los porteros Oblak y Navas eran los espectadores con las entradas más asediadas para ver los cobros. Apareció Sergio Ramos, el héroe de Lisboa por la conquista de un nuevo territorio. La Madonna de Milán dio su bendición al defensa que acercó más a los de Chamartín al cobrar bien su penal y dejar la pelota a un Juanfran pensativo, serio, a quien le costó trabajo acomodar una pelota que, a estas alturas, pesaba cerca de 5 toneladas; todavía fue más difícil ponerla en las redes ya que el lateral español estrelló su envío en la base del poste, a pesar de tener a Keylor Navas vencido hacia el otro costado.

El futbol tiene un sentido muy peculiar del destino: a veces tanto que espanta, aunque otras veces es benévolo con los grandes. Cristiano Ronaldo condujo la pelota y sacó disparo en los linderos del área en el segundo tiempo extra: fue la única ocasión en la que apareció en todo el encuentro… hasta que caminó de media cancha hacia el área para cobrar el que sería el penal que le daría al Real Madrid su título. El portugués no falló, como si su anonimato en el encuentro fuera una reserva de energías para no flaquear en uno de los cobros más importantes de su carrera. El astro apareció justo cuando se le necesitaba para hacer oficial una nueva «Orejona» para el Real Madrid, el futbol depara eso solo a los grandes.

Hay cosas que cambian, Sergio Ramos no puso su segundo balón en órbita en una tanda de penales, el Atlético mostró su lado agresivo y Ferreira-Carrasco podría perderse la Euro por una lesión originada por un choque con Pepe. Otras no: el Real Madrid es más grande que el Atlético en Europa, y tuvo una actuación tan majestuosa que incluso hasta el 10 de calificación le hubiera quedado chico. Un 11 muy merecido.