Le echan queso encima y muere; era alérgico a los lácteos

Un estudiante fue arrestado poco después del incidente por sospecha de intento de asesinato

«Te veré después de la escuela», le dijo Karanbir Cheema a su abuelo antes de salir por la puerta una mañana normal de junio. Según su madre, esas fueron las últimas palabras que ella y el abuelo del niño alguna vez le oyeron decir: el chico de 13 años entró en estado de shock anafiláctico durante el almuerzo y cayó en coma. La familia de Cheema estaba con él cuando murió en un hospital de Londres diez días después.

En una investigación forense realizada esta semana, agentes de policía y paramédicos testificaron sobre la muerte de Cheema en julio pasado. El niño tenía alergias severas al trigo, gluten, productos lácteos, huevos y nueces, y también era asmático. Sus compañeros de clase estaban al tanto de su estado, pero su muerte fue supuestamente causada por un compañero que dejó caer una rebanada de queso en la parte posterior de su playera.

Los miembros del personal de la escuela rápidamente le administraron su inhalador para el asma, le dieron dos dosis de un antihistamínico y le inyectaron un Epipen para prevenir la anafilaxia. Según The Telegraph, una persona de primeros auxilios testificó que él y su equipo de ambulancia llegaron a la escuela siete minutos después de que los llamaron.

«Al llegar a la escena, inmediatamente supe que era una situación de vida o muerte y que el paciente tenía un alto riesgo de sufrir un paro cardiaco y respiratorio», dijo el paramédico Kierin Oppatt. «El personal de la escuela nos dijo que tal vez alguien había perseguido al paciente con queso y procedió a echárselo debajo de su playera. Que él había tenido una reacción alérgica, que tenía picazón, que tenía la piel muy caliente y dificultad para respirar».

Cheema dejó de respirar mientras recibía tratamiento y, aunque los paramédicos le dieron RCP, una inyección de adrenalina y usaron un desfibrilador, nunca recuperó la conciencia. Murió en el Hospital Great Ormond Street el 9 de julio.

Uno de los compañeros de clase de Cheema, de 13 años, fue arrestado poco después del incidente bajo sospecha de intento de asesinato, pero no ha sido acusado formalmente. Un oficial de policía dijo que el estudiante ya no estaba matriculado en esa escuela.

«Era brillante en computación y matemáticas, era un estudiante increíble. Siempre estaba en la computadora. Habló sobre convertirse en ingeniero informático», le dijo el padre de Cheema a The Evening Standard poco después de su muerte. «Estábamos muy orgullosos de él. Tenía un futuro muy prometedor. Hay un millón de cosas que podría haber hecho con su vida».