La soberbia, la indiferencia o el mal desempeño del funcionario de un gobierno del PRI, le cuesta al PRI: RZB

A todos quienes somos priistas y ejercemos la honrosa función del servicio público, les exijo que hagan bien las cosas para mantener y ampliar la confianza ciudadana en el PRI.

Mensaje de Rolando Zapata Bello al Partido Revolucionario Institucional, a cuatro años de su elección como gobernador de Yucatán

Dirigentes y cuadros políticos estatales del Partido Revolucionario Institucional; mujeres y hombres surgidos de nuestras filas y de nuestras organizaciones; compañeros militantes de cada región y municipio; priistas de nuestro estado: me dirijo a ustedes con toda humildad –porque yo siento que tengo mucho más que aprender de los priistas, de lo que los priistas tengan que aprender de mí–, con mucha humildad me dirijo a ustedes, pero me dirijo también como el líder político del PRI de Yucatán.

Y les hablo como el primer priista del estado, mención que modestamente, cada vez que la escucho, me llena de orgullo y me llena de emoción, pero que hoy, más que nunca, me corresponde asumir; lo hago, entendiendo en el absoluto marco de la legalidad democrática, mis obligaciones políticas con el PRI.

En el marco de esta fecha, que evoca una gran victoria, la de hace cuatro años, exactamente, la que hoy permite que el PRI gobierne Yucatán y, por supuesto, la que hizo posible que nuestro proyecto de nación consolide hoy las transformaciones que México demandaba desde el gobierno de la República, con la dirección clara y firme de un priista que es un gran amigo de Yucatán, Enrique Peña Nieto.

Y les hablo en el marco de esta importante fecha, asumiendo plenamente mis responsabilidades para dar a nuestra organización un liderazgo claro, responsable y, a la vez, socialmente sensible, que tenga los méritos necesarios para mantener el respaldo ciudadano.

Quiero que, después de escucharme, se queden tranquilos, pero sobre todo, motivados, pero sobre todo, también dinamizados para cumplir cada quien con sus tareas. Quiero que regresen a sus comunidades, sectores y espacios de actividad política, con la certeza de que tenemos un rumbo claro para nuestro Partido, con la certeza que nuestro destino político está, como siempre, en manos de nuestro propio trabajo, del compromiso efectivo con la gente y, sobre todo, en manos de nuestra capacidad para seguirle cumpliendo a Yucatán.

Que nos quede bien claro: el destino político del PRI en Yucatán está en nuestras manos, en las tuyas, en las tuyas, en las tuyas, en las mías, en las nuestras, en las manos de todos, absolutamente todos los priistas de Yucatán, ahí está el destino del PRI en Yucatán.

Así, en esta conmemoración de uno de los triunfos electorales muy relevantes del PRI en Yucatán, quiero que asumamos tres grandes compromisos con la ciudadanía: quiero que asumamos el compromiso de la renovación, para cerrar con muchísima energía y resultados contundentes el periodo de mandato que tenemos por delante, estos dos años cruciales rumbo al 2018.

Quiero que con el Partido asumamos el compromiso de la revitalización de nuestras estructuras, de nuestros cuadros, y quiero –y se los digo sin titubeos– que todos ustedes, que todos nosotros, escuchemos con claridad lo que el territorio tiene que decirnos.

Y por supuesto, deseo que asumamos el compromiso del dinamismo sereno, para que auténticamente, el actuar de todos, intenso y comprometido, tenga claridad en su sentido y vaya dirigido a donde hoy particularmente, se necesita: a fortalecer al PRI, que es nuestra gran casa política.

Ese PRI renovado, revitalizado y dinámico, es el PRI que la democracia de Yucatán necesita; es el PRI que puede generar bienestar duradero, un PRI que desde este momento empezamos a perfilar, concretar y preparar, para que Yucatán mantenga el rumbo correcto hoy y también después del 2018. Pongamos manos a la tarea, demos juntos el primer paso de la nueva etapa.

Primero, la renovación: a cuatro años de haber conseguido el incuestionable respaldo y confianza de la ciudadanía a nivel nacional, estatal, y en muchos y muy diversos municipios y distritos locales y federales.

Y por ello saludo a los presidentes municipales, a los legisladores federales, a nuestros legisladores federales aquí presentes, a nuestros legisladores locales, pero también a los alcaldes, legisladores federales y legisladores locales, que fueron partícipes de ese triunfo en 2012 y que estuvieron presentes en los tres años de esta administración, un saludo muy fuerte a todos ellos.

A cuatro años de haber conseguido esa confianza, es natural que tengamos que renovarnos y hablo de renovación no porque las cosas vayan mal, sino porque el gobierno que el pueblo eligió, el gobierno que puso en nuestras manos hace cuatro años, le está dando resultados a la gente; las cosas van bien y, por lo tanto, tenemos la oportunidad de hacerlas mejor.

Hablo de renovación porque, después de cuatro años de trabajo bien hecho, de un ejercicio responsable del poder, es natural que las circunstancias cambien; es natural que la ciudadanía se vuelva más exigente con nosotros y cada día espere más de nuestro trabajo.

La ciudadanía premia el trabajo bien hecho con la oportunidad de hacer más trabajo bien hecho y no perdamos de vista esa realidad, porque hoy estamos más cerca de la elección del 2018 que del triunfo del 2012: el triunfo que nos trajo aquí esta mañana, el día de hoy, ocurrió hace cuatro años; en cambio, la elección que determinará el valor y la calificación que la gente da a nuestro trabajo, está tan sólo a dos años de distancia.

Eso es lo que hace necesario renovarse en energías, en ganas de hacer las cosas, en convicción, en pasión, en ganas de hacer las cosas, en convicción para salir de las áreas de confort que muchas veces propician los espacios oficiales, cuando el paso del tiempo en ellos nubla el propósito, nubla el destino.

Hoy tenemos que renovar nuestra decisión de cumplir cada compromiso que establecimos con los yucatecos, tenemos muy buenos resultados que comunicar y sobre los cuales rendir buenas cuentas, y hablo de buenos resultados, de cambios profundos en las dinámicas sociales y económicas, y no de meros programas o acciones aisladas que se contabilicen de forma inercial.

Nuestras acciones en el área económica, por ejemplo, han generado el resultado concreto y objetivo de la creación de 46 mil 502 empleos formales ante el IMSS en 45 meses de nuestro gobierno, una cifra que representa el 90 por ciento de los empleos formales generados en Yucatán los 12 años previos.

Pero esa es una cifra que no sólo tenemos que mantener, sino que la tenemos que acelerar para las nuevas generaciones, para los jóvenes que están por graduarse, para las mujeres que demandan más y mejores espacios laborales, para las familias que ahora aspiran a un mayor nivel de bienestar.

Y lo mismo para los emprendedores, los pequeños comerciantes, el pequeño inversionista, el empresario, que ya han visto que nuestra economía industrial está creciendo a doble dígito, ubicándonos en los primeros lugares nacionales del país, y que nuestro Producto Interno Bruto crece a un ritmo muy por encima de la media nacional. No podemos conformarnos o cansarnos en el cuarto, quinto o sexto año de gobierno, no podemos bajar en ritmo ni en el crecimiento económico, ni en la creación de empleo, ni en ninguna otra área.

Es también cierto que ya hemos tecnificado con sistemas de riego más de 34 mil hectáreas, que esas son más hectáreas que las que nos comprometimos a tecnificar en todo nuestro gobierno y por eso, para mantener el ritmo, esas 34 mil hectáreas ahora deben convertirse en 50 mil, para no defraudar las expectativas de los yucatecos, y eso también exigirá renovarse.

Somos el estado que mayor progreso ha conseguido en la reducción de las carencias alimentarias de la población, un resultado contundente, pero ahora hay que renovarse para reducir la pobreza, las carencias y la marginación, principalmente en el segmento de la pobreza extrema. El ciudadano que ya vio y sintió lo que podemos hacer, ahora nos va a exigir más, ahora quiere que no aflojemos el paso y sólo la renovación nos pondrá a la altura de sus expectativas.

Porque los 190 mil alumnos que ya tienen becas educativas y los 45 mil jóvenes que tienen una computadora que les abre la puerta al conocimiento, no esperan menos de nosotros, esperan más de aquí al 2018; a ellos no les van a estimular los beneficios pasados, les van a motivar los resultados presentes y futuros, y por eso también hay que renovar nuestros alcances.

Todos ellos exigen que no hagamos menos, todos ellos exigen que el gobierno estatal, los ayuntamientos del PRI, las dependencias federales, los regidores y legisladores locales y federales, que todos los representantes y funcionarios surgidos de nuestra organización, hagan más para que el ritmo se mantenga.

En materia de seguridad ocurre lo mismo, la ciudadanía no quiere un gobierno conformista que mantenga la seguridad de manera inercial, quieren que el estado más seguro del país sea ahora el estado líder en prevención, en investigación, en aplicación de la justicia, en vanguardia tecnológica en la lucha contra el crimen.

Lo mismo en la esfera de educación, de la ciencia, en igualdad entre el hombre y la mujer, en la cultura, en la atracción de inversiones, en la calidad de vida; los ciudadanos saben de lo que hoy somos capaces y por tanto nos exigirán más, nos medirán de forma más estricta, nos evaluarán de forma más rígida y sólo renovados vamos a dar el ancho en esta segunda mitad de nuestro gobierno.

En eso no nos podemos equivocar y no podemos fallar, la ciudadanía tiene el derecho de exigirnos más, y en ese ánimo de mayores exigencias, de cumplir y de hacer mejor las cosas, es tiempo para que quienes, lo mismo son funcionarios, legisladores, regidores, o el más modesto de nuestros militantes, convirtamos al Partido en la más seria y estricta contraloría política.

Y por contraloría política me refiero a que al PRI, a la militancia viva, aquí representada por nuestro máximo órgano de gobierno partidista, me refiero a ustedes, a los aquí reunidos, a quienes miles y miles de militantes ven como sus líderes referentes, le toca empaparse de lo que sus gobiernos en Yucatán y en México están haciendo.

Y nos toca comunicarlo, nos toca explicarlo a los simpatizantes en cada municipio, colonia, comisaría y comunidad, a todos nos toca ser caja de resonancia efectiva, viva y permanente, porque al PRI, sobre todo al PRI, le toca vigilar que sus gobiernos hagan las cosas bien, las hagan con ánimo, las haga con tiempo y para beneficio de todos los que vivimos en el estado.

Sólo si el PRI se convierte en una renovada contraloría política, el PRI y los priistas tendremos una buena y verdadera carta de presentación, para que en el 2018 podamos pedir que la ciudadanía renueve y ratifique su confianza en nosotros.

Y déjenme decirlo más claro, déjenme expresarlo aún mejor: en este momento estamos construyendo infraestructura que, sin duda, va a cambiar el rostro de nuestro estado. Ahí está el nuevo Hospital Materno Infantil de Mérida, que nuestro presidente nos está apoyando a construir como un compromiso presidencial.

Y a los priistas, a las madres priistas, a los líderes de colonia, a los sectores, a todos, nos toca vigilar que ese hospital se haga bien, dentro del presupuesto, con calidad y que se entregue a tiempo, porque ese Hospital será la carta que le permita al PRI hablarle a las mujeres con la altura moral de una organización política de la que emanan buenos gobiernos, esa es una tarea democrática y legítima, esencial.

Y lo mismo en nuestro Centro Internacional de Congresos, donde estamos haciendo una magna inversión para revitalizar amplios sectores de la economía y la creación del empleo. Al supervisor de obra que sea simpatizante o militante de nuestro Partido, le toca vigilar con doble ahínco que las cosas se hagan con calidad, que los cálculos sean los correctos, que se cumplan con los calendarios de obra.

Al funcionario que asigna recursos y que sea militante le toca vigilar con convicción democrática el pago correcto, transparente, legal; al alto funcionario, al director general, al secretario, le corresponde ver que las cosas se hagan bien más allá de lo inercial, que se hagan las gestiones pertinentes más allá de lo ordinario, que se rindan las cuentas que la ciudadanía exige, y que el esfuerzo  extra sea parte lógica y productiva de un gran esfuerzo por el bienestar de todos.

Y lo mismo en los municipios gobernador por el PRI, donde los presidentes municipales, los servidores públicos municipales, las lideresas de las colonia deben vigilar que, si se construye una cancha deportiva, la cancha se haga bien, con precios justos y para que sirva a todos los ciudadanos sin distingo social, económico o político.

Si hay recursos para construir baños, a los priistas les toca vigilar que se construyan y que se construyan como se debe; si hay apoyos al campo, para la autoconstrucción o huertos de traspatio, a los priistas les corresponde ser contralores y vigilar doblemente que se repartan con apego a las normas, de forma justa, en tiempo, en forma.

Cada priista debe ser un verdadero contralor de lo que hace su gobierno, del gobierno que surgió de su Partido, porque un gobierno que hace bien las cosas, que es eficiente, que cambia y mejora vidas, es una carta que le vale a la hora de pedir a la gente que renueve con su voto, que renueve su confianza en nosotros.

A los gobiernos del PRI los tiene que cuidar y vigilar doble o triplemente el PRI, eso es una sana práctica democrática que no podemos olvidar. Al Partido también le toca vigilar que se destierre cualquier forma de prepotencia de las oficinas de gobierno, de soberbia o de servicio ineficiente.

Ningún partido político pierde tanto como el PRI, si un ciudadano siente que un funcionario o un empleado de un gobierno surgido del PRI, lo trata con desdén, no lo atiende o no hace las cosas como se debe; la soberbia, la indiferencia o el mal desempeño del funcionario de un gobierno del PRI, le cuesta al PRI.

Estamos en el mejor tiempo para entenderlo, de asumirlo y de dimensionarlo, es tiempo entender que la democracia que queremos todos, la democracia transparente y de resultados, exige que los partidos que estén en el poder vigilen que sus gobiernos estén a la altura, por eso aquí y ahora, abro aún más los canales legítimos y sanos de comunicación entre Rolando Zapata y los militantes de mi Partido, del PRI. Muchas gracias.

Porque yo sé que si un priista se acerca a mí para decirme algo, para aconsejar o señalar, será para servir como contralor político y será la contraloría más efectiva, una contraloría política sin trasfondos personalistas, una contraloría política que quiera que el gobierno estatal, los gobiernos municipales priistas y las delegaciones y representaciones federales, hagan bien las cosas para mantener y ampliar la confianza ciudadana en el PRI.

A todos quienes somos priistas y ejercemos la honrosa función del servicio público, les pido –corrijo, les exijo–, les exijo que hagan lo mismo, que asuman que hay que hacer las cosas con emoción y para generar bienestar, y que con nuestras conductas, respondemos a un beneficio ético que tenemos con el Partido, que nos permite hoy el honor de servir al pueblo desde las oficinas gubernamentales.

Les exijo que se comuniquen mejor con la militancia, que se comuniquen en el marco de la legalidad democrática de su Partido, porque un gobierno que no tiene comunicación con su Partido, es un gobierno que no entiende integralmente su trabajo, y les digo esto porque el escenario político externo no es sencillo; a ver, díganme ustedes, ¿en qué parte del mundo lo es? ¿En qué parte del mundo el escenario político es sencillo?

Es indudable y no es ningún secreto que el PRI, como todos los partidos políticos, enfrenta hoy un panorama de complejidad. Resultados recientes en latitudes hermanas proyectan mensajes del electorado, que debemos analizar y entender; esos mensajes nos exigen replantearnos formas, nos exigen no quedarnos con los brazos cruzados en Yucatán, nos exigen no quedarnos en la comodidad de la silla o del puesto, o pensar que el mandato es eterno.

Tenemos una tarea de enormes dimensiones por delante, y es importante asumirla y atenderla, y yo sé, yo sé que en Yucatán, el PRI tiene todo lo necesario para hacer frente a los retos, lo hemos hecho antes, lo hemos hecho unidos, por eso hoy recordamos una gran victoria, por eso hoy somos gobierno, pero hay que hacer las cosas, hay que hacer que sucedan.

Las legítimas aspiraciones de los yucatecos no se darán solas, no se darán en automático, hay que trabajar y trabajar en serio, y el PRI y los priistas debemos ser los primeros en exigir que las cosas se hagan como se debe, y se hagan cada vez mejor, eso nos toca a todos, porque el destino de todos está en juego.

Ahora bien, yo soy realista, siempre he mantenido los pies bien puestos sobre la tierra y por eso entiendo que un PRI renovado en sus energías, en su rol como contralor político, en su papel como canal comunicante de y con la sociedad, requiere por fuerza, de una visión revitalizada y moderna.

Y un Partido revitalizado y moderno, yo digo, aunque parezca paradójico, debe regresar a sus orígenes, como surgió el PRI, empezando por “pegar el oído en la tierra”: debe escuchar, escuchar con mucha atención, escuchar con respeto y humildad cómo se mueve el territorio, cómo está el compás de la gente, cuál es el ritmo de las cosas, ese ritmo en donde el militante y el ciudadano son los que marcan la pauta y que jamás se equivocan.

Ni la administración pública y mucho menos el Partido, requieren de jefes en todos los niveles, en el sentido simplón de la palabra; de nada sirven supuestos jefes que sólo saben dar órdenes, porque se sienten dueños de la verdad absoluta y no escuchan, de nada sirven jefes en la comodidad del mando o en el abuso del mando.

Debemos atender el sentimiento de nuestros servidores públicos, que se desalientan cuando las conductas de los niveles superiores no demuestran congruencia entre lo que se exige y lo que se hace. Lo que hoy necesitamos en todos los niveles y jerarquías, son líderes, líderes que guíen, que ajusten, que acompañen, que apoyen, que alienten y que conduzcan con la altura moral del ejemplo sus conductas, pero ante todo, escuchando, escuchando, escuchando.

Si la comodidad es inaceptable en la administración pública, lo es aún menos en la tarea política que a todos, a todos nos corresponde sin excepción. Para revitalizar al Partido, el ingrediente esencial son las ganas, la energía, la pasión, el deseo de una vez terminada la jornada laboral pública, salir a hacer el trabajo político legítimo y democrático que es igual de importante hacerlo con orgullo, hacerlo con compromiso, nada más ni nada menos de lo que nos comprometimos: orgullo y compromiso.

Y digo energía porque nos urge revivir, recuperar y fortalecer el asambleísmo que ha hecho fuerte y durable al PRI durante décadas, ese asambleísmo que surge de reunirse, de hablar, de analizar, de debatir, de escuchar a todos, de practicar el ejercicio de la palabra en sentido horizontal, donde todo lo que dice un priista tiene un peso y tiene un valor, porque si así lo dice, así lo siente.

Un asambleísmo para hacer política de palabra franca y abierta, que construya, y nunca grilla de susurro guardado o tendencioso, que socave; asambleísmo, primero hacia el interior de nuestros cuadros, militantes y simpatizantes, con un sentido reflexivo, incluso autocrítico, pero siempre propositivo, y luego, ampliar el asambleísmo hacia toda la sociedad, porque todos tienen algo que decir y todos tienen que ser escuchados.

Hacer asambleas, ser asambleístas, es respetar la voz de los militantes, de los simpatizantes, de los ciudadanos que perciben al PRI como una institución que puede cambiar las cosas, que puede hacer que las cosas se hagan, porque nuestro Partido es un partido transformador, realizador, que hace que las cosas que México necesita, sucedan. En el asambleísmo se construyen los partidos serios, responsables, que cumplen; en el asambleísmo se ha construido y se debe construir hoy, el partido que gana elecciones.

Lo repito y le repetiré cuantas veces sea necesario, y claro que haré los ajustes que también sean necesarios, invocando mi propio liderazgo político, para que tengamos un partido que escuche al territorio, que escuche a quienes están en el territorio, que respete a quienes hacen posible el trabajo en el territorio, y lo digo porque creo en ello.

¿Cómo podría olvidar los Diálogos Ciudadanos que emprendí como diputado federal y que me permitía escuchar a los ciudadanos de mi distrito? ¿Cómo olvidar los Diálogos por Yucatán, que nos permitieron recorrer y escuchar a todo el territorio en 2012, respecto a lo que esperaba de sus próximas autoridades? ¿Cómo no tener claro el gran aporte a mis políticas públicas de los Diálogos con el Gobernador?

Porque lo tengo bien claro, hoy le digo a mi Partido que hoy es el tiempo de escuchar a los priistas, a los que estuvieron antes de nosotros, a los que están aquí hoy junto a nosotros y a los que seguirán aquí aún después de nosotros, con un partido que le dé lugar y espacio a los que hacen que el PRI exista y funcione, es decir, a sus militantes y simpatizantes, tendremos un partido renovado y moderno, pero sobre todo, muy competitivo; de eso, que no quede duda.

El Partido debe comprometerse con su organización interna, no porque estemos mal organizados, sino porque tenemos que estar aún mejor, porque tenemos bases reales que hay que revitalizar y a las cuales dar nuevo sentido; la organización del Partido es el cimiento sobre el que podemos innovar en diversas estrategias de acción y comunicación, de enlace y avance.

No nos equivoquemos: de nada sirve la innovación y modernidad en nuestra forma de actuar y hacer política, si no se tiene el cimiento de una estructura de territorio en la cual sostenerse, y la organización requiere capacitación.

Capacitarse no es ignorar o hacer menos lo que militantes, delegados, operadores, gente y cuadros con muchísima experiencia saben hacer, y aquí aprovecho saludar con todo respeto a todos los ex presidentes de nuestro Partido, muchas gracias a todos y todas, y todos ellos que están aquí presentes.

Porque ese trabajo político todos, todos lo hemos hecho, es cierto, por años, tal vez por décadas, pero por el contrario, capacitarse es potenciar lo que ya sabemos hacer. Todos ustedes me conocen, soy hombre de partido, a mí nadie me cuenta ninguna tarea interna, las he disfrutado todas, las he sufrido todas, las he hecho todas con humildad y también con orgullo y convicción, porque creo en lo que hago y estoy seguro que esos mismos sentimientos laten en el corazón de cientos de miles de priistas yucatecas y yucatecos.

¿O no lo ven así ustedes compañeros? Ahí están los priistas, en las comisarías, en las colonias, siempre atentos, siempre luchando, siempre presentes. Potencialicemos ese sentimiento a través de la capacitación que muchas veces simplemente sólo toma forma de actualización.

Yo creo en la capacitación porque la realidad política cambia y los medios de comunicación social se transforman. Claro que hay cosas que permanecen, pero hay que capacitarse para una nueva realidad política yucateca, mexicana y mundial que está surgiendo en cada espacio: hablo de las redes sociales, medios en la red, creciente movilidad demográfica, nuevas demandas ciudadanas, transformaciones sociales y económicas cada vez más aceleradas que nos exigen estar al día.

Sé que los militantes priistas saben mucho, y por eso sé que pueden aprender mucho, muchísimo más, con capacitación y actualización. En este punto de nuestra realidad política nacional y estatal, también es de gran trascendencia fortalecer la legítima cercanía entre el PRI y sus gobiernos, a través de una comunicación fluida y efectiva.

La tarea del Partido debe enmarcarse en una dinámica de comunicación, en todos los niveles y en doble vía para que el Partido sepa qué hace su gobierno, cómo lo hace y para qué lo hace, para que en todas sus líneas y niveles se comuniquen a la ciudadanía todos los programas, obras y acciones que los gobiernos priistas realizan para atender sus necesidades, cumplir sus compromisos y, ante todo, enaltecer la confianza del voto que nos permite ser gobierno.

Para que se transmita también las razones detrás de las decisiones de los gobiernos priistas, razones y decisiones pertinentes que muchas veces nuestros adversarios pervierten y tergiversan, y también el Partido, organizado y capacitado, debe tener los canales para transmitir al gobierno el verdadero estado de ánimo de la ciudadanía, sus anhelos, enojos, sus motivaciones, sus necesidades, sus aspiraciones, sus sueños.

Todo eso debe darse para tener una democracia robusta, de rendición de cuentas, donde la gente se sienta escuchada, donde el ejercicio del poder político sea transparente, honesto y para bien, por el bienestar colectivo. No hay tiempo que perder, hoy el tiempo está a nuestro favor, tenemos el espacio para capacitarnos sin urgencia, para revitalizar nuestras asambleas sin prisas,  pero ya, sin pausas, para consolidar las bases de un partido robusto, flexible y efectivo que cuando llegue el momento esté listo para salir a buscar la ratificación del sagrado mandato ciudadano.

Hagamos las cosas nosotros mismos y asumamos con emoción esa tarea y hacer las cosas, hacer las cosas bien  en el contexto de la democracia, debe conducir a que nuestro Partido político pueda tener gobiernos secuenciales, y uso la palabra secuencial porque eso deben ser los gobiernos priistas, expresiones y gobiernos congruentes nacidos de una misma ideología, pero nunca una continuidad inercial que no deje espacio para la innovación, la evolución, la sana renovación de cuadros, el necesario cambio político que viene del cambio social.

En ese sentido y sin cortapisas, yo asumo plenamente que la mayor parte de la evaluación política, pero sobre todo histórica que se haga de mi gobierno, dependerá de la capacidad del PRI para ganar en 2018 la gubernatura de nuestro estado. Me honra mucho que se diga que soy un gobernador bien evaluado por la gente, pero me honrará mucho, mucho más, que al concluir mi mandato, el PRI gobierne en Yucatán, de eso que no haya la menor duda y en esa tarea estamos todos, en esta tarea vamos todos, vamos todos y vamos juntos.

Y esta última expresión se las dije así de directo y así de franco, porque sé que ese es el tipo de claridad que la sociedad, pero sobre todo el Partido está demandando, y lo mismo, esa misma reflexión aplica para los presidentes municipales, para los legisladores federales, para los legisladores locales, para regidores y para muchos espacios más. El balance último sobre cómo hicimos las cosas y sobre nuestra participación o aporte en ello, se expresa en gran parte en el voto ciudadano al final del mandato, respecto de la demarcación electoral a nuestro cargo.

Yo quiero que el juicio que la historia haga sobre mí, sobre nosotros, sobre esta generación, sea positivo, y hoy, hoy los convoco a trabajar más que nunca, para que alcancemos ello; así, para que la historia dé una calificación positiva a nuestro momento político, no sólo hace falta renovación en el deseo de dar resultados o la revitalización verdadera del Partido.

Es también necesaria también serenidad en el actuar de nuestros cuadros, porque de ahí provendrán, de nuestros cuadros, quienes nos representen en los diferentes espacios electorales donde habremos de contender como partido en 2018. Y quiero dejar muy claro que serenidad no es inacción, no es inmovilidad, al contrario, implica dinamismo, para propiciar los méritos, atributos y valoresnecesarios que califica  la ciudadanía.

Es muy cierto, será indispensable que contemos con opciones sólidas, viables y diversas para cada espacio, lo mismo para la más pequeña de las comisarías, que en cada municipios, los distritos federales, los distritos estatales, las senadurías y, por supuesto, la gubernatura, pero hay que decirlo muy claro: hoy estamos en el tiempo de fortalecer entre todos al Partido, para que en el 2018, su fortaleza haga competitivas a todas nuestras candidaturas.

La serenidad exige claridad en nuestros cuadros, la claridad de que los mejores méritos que se pueden acumular en este momento, vienen de hacer bien la tarea que hoy a cada quien le corresponda, es cumplir bien con la encomienda que hoy les ha sido señalada por el Partido, por el gobierno o por la sociedad misma, una sociedad que distingue a los políticos que demuestran los atributos y valores que hoy se requieren, y que en consecuencia, cuando llegan los tiempos electorales, quieren verlos en las boletas, quieren verlos en los cargos públicos.

Quien aspire a representar al PRI en el 2018 desde alguna candidatura,cualquiera que ésta sea, tiene la gran oportunidad de contribuir, desde hoy, a las tareas de renovación en el compromiso de cumplirle bien a la ciudadanía, y en la tarea de revitalizar todos juntos a nuestro gran Partido, al Partido Revolucionario Institucional. Yo creo –es más, estoy seguro– que los méritos que acumule en esas tareas y en esas vertientes, serán, sin duda, los que más pesen cuando llegue el momento en el que el Partido tome sus decisiones.

Quien entienda el alto sentido político de dar buenos resultados desde honrosa representación popular emanada del PRI, desde la gestión gubernamental priista, desde la propia representación partidista en todos sus niveles, o bien, desde el amplio valle de nuestra militancia, y fundamentalmente, quien escuche el sentir del territorio y se conduzca en consecuencia, yo creo que estará caminando por la ruta correcta.

Porque en 2018, en 2018, como nunca antes, no habrá triunfos individuales, todo triunfo requerirá de un Partido fuerte, donde la unidad será, más que nunca, requisito indispensable, compañeras y compañeros. Compañeras y compañeros, lo digo así, con respeto; amigas y amigos, lo digo con sentimiento; hermanas y hermanos de partido, lo digo fraternalmente.

El nuestro ha sido siempre el partido maduro, que toma decisiones necesarias, que asume costos de corto plazo a cambio del desarrollo colectivo de largo plazo, de largo aliento; hay que tomar decisiones con inteligencia, con oportunidad, pero también con valentía; hay que tener fe en la ciudadanía, en su juicio, en su capacidad incuestionable para dar a cada sociedad, estado o país el rumbo que, al final, siempre será el mejor.

Y por eso, por mi inquebrantable fe y confianza en la ciudadanía yucateca, yo veo, yo veo el futuro con enorme optimismo: veo una economía que crece, una sociedad segura, veo brechas sociales que se cierran, jóvenes que tienen más oportunidades y un estado que cada vez puede incluir a más yucatecos en el bienestar.

Claro que veo enormes pendientes sociales, problemas cada más complejos, recursos que cada día se deben invertir mejor. Como priistas, tenemos frente a nosotros una tarea de enormes dimensiones; siento un humor social exigente y, a veces, con justificación, impaciente, y sin embargo, veo también una sociedad madura, que valora los resultados de fondo sobre  las modas virales o los trending topics.

En una palabra, veo el futuro con optimismo, porque el triunfalismo es de los necios y de los soberbios; veo el futuro con optimismo, porque el pesimismo es de los perezosos y de los negligentes; veo el futuro con optimismo, porque veo un PRI vivo, trabajador y entregado a su tarea, con humildad frente a la gente; veo el futuro con optimismo, porque veo orgullo en trabajar y compromiso para dar resultados, no sólo a los priistas sino a todos los que habitamos el estado, sin importar edad, religión, sexo o edad.

Veo el futuro con optimismo, porque sé y todos lo sabemos, que en nuestro renovado impulso por cumplirle a la ciudadanía en este tiempo que tenemos por delante, desde nuestro gobierno del PRI, contamos con el apoyo pleno del presidente de la nación y líder de nuestro gran proyecto político partidista, porque todos sabemos que Enrique Peña Nieto quiere y distingue mucho a Yucatán.

Veo el futuro con optimismo, por la convocatoria especial y sentida que nuestro Partido le hace a los jóvenes, ¿dónde están los jóvenes? Veo con optimismo por la convocatoria especial y sentida que nuestro Partido le hace a las mujeres, ¿dónde están las mujeres? A los jóvenes, a las mujeres, a todos los que queremos transformar a la sociedad.

Veo, amigas y amigos, veo el futuro con optimismo sereno, porque escucho el repicar de las campanas de la historia y no pregunto por quién lo hacen, sé que lo hacen llamándome a mí y a ti, a ti, a ti, convocándonos a todos y sé, sé muy bien que el PRI responderá a ese doblar de las campanas, y la gente, la ciudadanía, los yucatecos, sabrán valorar que el PRI es su mejor apuesta por el bienestar.

Celebremos pues, amigas y amigos, hoy, los triunfos del 2012, pero trabajemos, trabajemos y trabajemos, para construir todos juntos los del 2018; no hay tiempo que perder, no hay tarea en la que podamos fallar. ¡Que viva el PRI! ¡Que viva Yucatán! ¡Que viva México! ¡Vámonos de frente! ¡Muchas gracias!

Mérida, Yucatán, 3 de julio de 2016