La educación como aliada para combatir diabetes y obesidad

Para lograr combatir estos padecimientos es necesario enseñar a los niños en las escuelas sobre buenos hábitos y salud, señala Rafael Álvarez Cordero, doctor en Ciencias Médicas

En México la diabesidad, conocida como la enfermedad del siglo XXI en la que se relacionan las epidemias de la obesidad y la diabetes, podría ser prevenida desde la infancia con educación, aseguró el doctor en Ciencias Médicas, Rafael Álvarez Cordero.

Tenemos que cambiar la estrategia si es que queremos controlar estas epidemias. Tenemos que llegar a la primera infancia”, sostuvo el especialista y colaborador de Excélsior.

Álvarez Cordero enfatizó que la estrategia contra ambas enfermedades, activada tras la alerta epidemiológica de la diabetes hace dos años, centra esfuerzos en las instituciones de salud, pero no en el nivel educativo básico.

En el mismo sistema educativo, consideró que no hay énfasis en enseñar a los menores sobre buenos hábitos y la salud.

“Hablan de matemáticas, hablan de geografía, pero el niño no conoce su salud, y eso es el problema”, advirtió.

Expresó que para combatir la diabesidad, debe plantearse una estrategia conjunta entre la Secretaría de Salud (Ssa), la Secretaría de Educación Pública (SEP), y de Desarrollo Social para la medición, el fomento de buenos hábitos y la alimentación de los menores.

“No ha habido una buena relación entre las autoridades que es en donde pueden orientar para que haya mejor alimentación en los niños”, dijo.

Exhortó a la población a no minimizar el sobrepeso y la obesidad, pues son factores de riesgo para ser pre diabético o diabético.

Datos de la Federación Mexicana de Diabetes indican que 1 de cada 2 personas que viven con diabetes permanece sin diagnosticar y, de los que ya han recibido un diagnóstico 1 de cada 2 tienen acceso a programas educativos sobre diabetes.

Rafael Álvarez Cordero enumeró las complicaciones que se derivan de estos males que van desde apnea del sueño, pérdida de visión, daño en el sistema nervioso, insuficiencia renal, dificultades severas en la respiración, alteraciones metabólicas y hormonales; además de provocar un mayor esfuerzo para el corazón. El ritmo cardiaco y el crecimiento de este órgano vital, puede derivar en la defunción de quien lo padece.

Además, enfatiza que el impacto en la salud por la diabesidad implica una reducción de la calidad y esperanza de vida.

Por ello, dijo que la mejor forma de hacerle frente, es modificar el estilo de vida, tener una alimentación correcta y balanceada, el tratamiento farmacológico oportuno y puntual, en conjunto con una  actividad física regular para reducir el exceso de grasa intra-abdominal y corporal.

*JVR