Incitación al odio

Las Reliquias del Hombre Ave por: Dr. Adán Echeverría García.

“No es misoginia, es intolerancia”

Víctor Trujillo

 

“El enemigo

siempre usa pantalones y perfume barato”

Zel Cabrera en su cuadernillo

“Perras” (2019)

Ha sido notorio el ideal de linchamiento que ha ocurrido contra Víctor Trujillo en las últimas semanas, acusando a su personaje Brozo, el payaso tenebroso, de haberse dedicado a denigrar a la mujer durante los últimos años. A tal grado escaló el linchamiento que Isabel Madow, Ingrid Brans y Liliana Lago, intentaron salir en su defensa, argumentando el respeto con el que siempre fueron tratadas por el comediante, pero el linchamiento decidió seguir. Es normal, el chisme —el linchamiento en redes sociales— es como sacudir una almohada de plumas desde un edificio, una vez que se suelta, pareciera imposible contenerlo.

La intención para este accionar contra el comediante, que ha hecho carrera en el periodismo, y ha tenido una amplia audiencia, viene orquestada del grupo que defiende toda acusación sin sustento que viene de la parodia que ocurre todos los días en Palacio Nacional, donde el showman Andrés se dedica, con un histrionismo que el mismo Trujillo envidiaría, a azuzar a sus huestes, bots, y fanaticada para insultar e intentar denigrar a todo periodista, o crítico, o abogado, o escritor, o personaje que tenga la osadía de desenmascarar sus actos de corrupción, sus pagos de favores a sus aduladores.

Esa incitación al odio que practica a campo traviesa Andrés López desde el púlpito al que decide subirse todos los días en sus Mañaneras (la ironía es tal, que el programa de Brozo se llamaba “El Mañanero”), ha tenido tal éxito, que ha sido replicado con singular alegría por muchos sitios de este país (México) que cada día sigue cayéndose a pedazos. Un diputado acusado de violencia sexual es ahora candidato a la gubernatura por el estado de Guerrero, a su propagandista favorito se la han encontrado préstamos por 150 millones con un banco del gobierno; la brecha salarial entre el hombre y la mujer es tal, que a su segunda mejor propagandista igual se le entregaron desde gobierno 8 millones de pesos; uno de sus más queridos aduladores ha llegado a señalar que a Andrés “se le debe comparar ya con Jesucristo”. Incluso el brindar protección a la casa de Andrés Roemer, sobre quien suman más de 61 acusaciones de por agresiones sexuales, entre violación, abuso y acoso sexual, también brinda protección a los libros que Roemer publicara en coautoría de Olga Sánchez Cordero o Esteban Moctezuma, ambos personajes encumbrados al lado de Andrés López. Todos casos que el periodismo ha documentado y que, por hacerlo e informar a la ciudadanía, desde Palacio Nacional se decide acosar, enviar un linchamiento en redes sociales, con un intenso número de bots digitales pagados con nuestros impuestos.

Tal ha sido el llamado a odiar a quien se expresa en los periódicos, en las revistas, o en radio y televisión, que —repito— Andrés ha hecho escuela en aquellos que aprovechan la posición de víctimas para desarrollar el mismo modus operandi y exigir que se calle toda voz que pretenda hacer una crítica, aunque se trate de la crítica a la metodología en la realización de una compilación de poetas. Ya se había previsto que este sería el resultado de tales afirmaciones vertidas por el presidente desde Palacio Nacional, y por ello en meses anteriores, mediante un desplegado con más de 650 firmas, miembros de la comunidad intelectual, científica y cultural de México mostraron su preocupación por el estado de la libertad de expresión existente en México por el «permanente discurso de estigmatización y difamación del presidente Andrés Manuel López Obrador”. El presidente los tiró a locos.

La incitación al odio y los intentos de linchamiento de redes sociales, así como las ideas de censura han sido de tal naturaleza en este pobrísimo México, que bien vale la pena que vayamos revisando dónde estamos situados al teclear sobre la hoja blanca. Acá unas pequeñas muestras:

“El hombre no es precisamente una perita en dulce. El ser humano está lleno de complicaciones, de tendencias, de voluntad de poder, de impulsos homicidas, de instintos de dominación y cuando uno le muestra eso a un lector y logra que se familiarice con un personaje así, entonces se pone en guardia contra ese tipo de impulsos, lo cual me parece que es más benéfico que el melodrama”. Enrique Serna.

“Quien obtiene popularidad utilizando estereotipos para insultar y denigrar, sea esta persona un comediante, o un presidente, no es causante del discurso de odio, sino su consecuencia.” Eileen Truax.

“El feminismo no puede y no debe construir a los hombres como sus enemigos naturales” y “No basta la posición de víctima. El victimismo no es una buena política para las mujeres”. Rita Segato.

«Expresar ideas se empieza a considerar terrorismo doméstico». Judith Butler.

“Las personas que insultan suelen tener un repertorio limitado y repetitivo. No AMLO. Es un artista del insulto, del desprecio, de la descalificación. Su creatividad en el uso de adjetivos, apodos y latigazos de lexicógrafo llama la atención”. Gabriel Zaid.

“Él lo sabe: sus respuestas incitan a los seguidores salvajes. ¿Abrirá la puerta de toriles? No lo sé, pero convendría pedirle al todavía candidato que explicara qué entiende por crítica, libertad de expresión, pluralidad.” Rafael Pérez Gay

Con una escuela como la que Andrés propone todos los días, es fácil entender la existencia de copistas del mismo talento para siempre vestirse el papel de víctimas de todos, insultar, azuzar huestes, buscar hacer montón, exigir a los medios de comunicación, periódicos o revistas, que bajen textos que habían sido publicados porque dicen cosas que dichas personas no quieren leer, no quieren oír o no forman parte de su pensamiento. Yo seguiré respetando la máxima que dice: “Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”, una frase de Evelyn Beatrice Hall, y erróneamente atribuida a Voltaire.