Foca evitó que un borracho entrara al delfinario en la noche

El personal del centro rescató al intruso, que pedía ayuda, acorralado por el mamífero

Un delfinario de San Petersburgo vivió un drama criminal (y animal) el pasado 25 de septiembre. Un hombre que iba algo cargado de alcohol decidió aquella noche que había llegado el momento de cumplir su sueño de la infancia: nadar con delfines. Desafortunadamente para el soñador, que podía haber acabado ahogado, el delfinario ya estaba cerrado por la noche.

El hombre no se dejó amilanar por el imprevisto y, envuelto en los vapores etílicos saltó una cerca, rompió la puerta de la instalación cerrada y se deslizó dentro procurando ser silencioso.

La intrusión comenzó con éxito: las cámaras de circuito cerrado de televisión se habían averiado días antes y no registró la entrada del beodo. El oficial de seguridad de turno estaba prestando atención en otros lugares.

Pero no todos dormían en el edificio y el infiltrado, que buscaba la manera de acceder al delfinario, tropezó inesperadamente con un guardia poco común: una foca masculina llamada Bárik.

«Abrimos las jaulas de las focas por la noche y pueden pasear libremente por el edificio», dijo Antón Brikin, representante del delfinario, explicando el acto de valentía de la mascota.

«Bárik atacó a este señor, o de alguna manera lo asustó. El hombre se puso a gritar como loco, se escondió detrás de un puesto de souvenires, y aulló ogando que le quitara la foca de encima», declaró Brikin.

Las desesperadas llamadas de ayuda finalmente llamaron la atención del personal de seguridad, que llamó a la policía. Bárik la foca entregó al criminal luego a los oficiales de policía que llegaron a la escena de la invasión, antes de dirigirse a cumplir sus obligaciones de foca. ¿Batman? ¿Superman? ¡Que tiemblen los criminales de San Petersburgo, Bárik los vigila!