Discurso Dip. Marena López García, pronunciado el día de hoy en sesión plenaria

Discurso Dip. Marena López García, pronunciado el día de hoy en sesión plenaria, respecto a la primea chispa de la Revolución en el municipio de Valladolid.

El próximo lunes nos corresponde conmemorar el 108 aniversario del movimiento insurreccional del 4 de junio de 1910, movimiento que la sociedad vallisoletana y que todo Yucatán reconocen como “la primera chispa de la Revolución”.

Como vallisoletana, me voy a permitir dirigirles unas palabras con relación a tan importante efeméride, pues la Revolución de 1910 es un legado que le pertenece a todo el pueblo de México; ya que sintetiza nuestros ideales y valores más profundos.

La Revolución Mexicana, como todos sabemos, es considerada como la primera revolución del Siglo XX, la primera también en alzar las banderas de lucha de la equidad, la libertad y la justicia, que construyeron los cimientos sobre los que se edificó la nación que hoy tenemos.
Para los mexicanos es un acontecimiento que significó un parteaguas en nuestro devenir histórico, en nuestras instituciones y en nuestra cultura.

Por esa razón, resultan notables y de suma importancia los hechos ocurridos en la Cuatro Veces Heroica Zací. Pues se realizaron cinco meses antes del estallido de la Revolución convocada por Francisco I. Madero, haciendo notar el descontento social que ya existía.

Como cada 4 de junio, los yucatecos debemos conmemorar el movimiento precursor revolucionario encabezado por Miguel Ruz Ponce.

Hoy, honramos y reconocemos a todos los que lucharon y ofrecieron su vida por alcanzar un México más libre, más justo y más igualitario.

Reconocemos el heroísmo de quienes, con valentía y con el puño en alto, alzaron la voz en contra de un gobierno dictador, represivo y tirano, en contra de la violación de los derechos fundamentales, pero sobre todo, en contra de la desigualdad y la injusticia.

Esta conmemoración, debe servir para recordar y enaltecer la memoria de los caudillos revolucionarios que, contra el estado de cosas actual y bajo el riesgo de ser perseguidos por la Dictadura, alzaron la voz y las armas.

Los coroneles Miguel Ruz Ponce, Maximiliano R. Bonilla y José Crisanto Chí. También a los mártires Atilano Albertos y José E. Kantún. Y a muchos más, cientos de personas de las comunidades indígenas, y demás héroes anónimos que con su vida sembraron la semilla de la libertad y la soberanía del México actual.

El 4 de junio de 1910, se hizo la proclama del Plan Revolucionario de Valladolid, conocido como el Plan de Dzelkoop. Que entre sus consideraciones asentó: “Ha llegado la hora de hacer un poderoso esfuerzo para salvar al país y que aquel esfuerzo supremo debe hacerlo el pueblo para conjurar la tormenta que lo aniquila y amenaza destruirlo por completo, hemos acordado el presente Plan de Dzelkoop que es la verdadera expresión, la verdadera conveniencia y única salvación de los pueblos y el Estado.

Es necesario que la dictadura termine para que el pueblo por su propio derecho, construya la grandeza de la patria”.

Este suceso, indiscutiblemente, forma parte de la memoria histórica del pueblo vallisoletano, y de toda la región oriente, ya que constituye un elemento determinante de nuestra identidad.

Año con año, recordamos y recreamos estos hechos históricos para motivar la participación ciudadana y la de sus autoridades y con ello crear conciencia, para que las nuevas generaciones recuerden y se sientan orgullosos del pasado común que nos dio origen y que explica nuestra pertenencia a esta comunidad, formada desde entonces en la lucha por la libertad, la paz y la justicia.

Además, nos sirve para que entiendan y valoren el presente y perpetúen en el futuro los valores del patriotismo, el respeto y la unidad.

Nuestros caudillos y mártires nos enseñaron que renunciar a la libertad es renunciar a los derechos fundamentales y a nuestros deberes.

Nos enseñaron también que la sociedad, bajo ninguna circunstancia, debe permitir que sus libertades sean vulneradas.

Que al pueblo le corresponde tomar en sus propias manos las decisiones sobre su futuro, sobre sus formas y aspiraciones de desarrollo.

Al movimiento precursor de la Revolución Mexicana de Valladolid, y a la consumación de nuestra Revolución, le debemos el contar con instituciones democráticas y un marco legal que nos permite vivir en democracia, para no volver a repetir la experiencia sangrienta que nos hizo nacer como estado moderno.

Para fortuna nuestra, hoy en México, el voto es el instrumento que permite la distribución del poder, que arraiga libertades y que garantiza los derechos ciudadanos.

La vía electoral es el camino que nos hemos dado y que ejercemos para salvaguardar los derechos sociales, económicos y políticos.

Yucatán, es un ejemplo vivo de ello pues es el estado donde los ciudadanos viven en un ambiente de paz social, tranquilidad y estado de derecho, decidirán en los próximos días sobre el futuro del estado.

Se trata, además, de un estado donde queda de manifiesto la fortaleza de nuestras Instituciones y de un régimen político que garantiza la coordinación institucional de los tres órdenes de gobierno; lo que nos ha llevado por una ruta de crecimiento y desarrollo económico, social y cultural a ritmos acelerados.

Por tanto, como los beneficiarios directos del sacrificio de las generaciones anteriores, y como una muestra de respeto hacia ellos, tenemos como causa obligada trabajar incansablemente para llevar la justicia y la igualdad a todos los rincones de la entidad.

Compañeras y compañeros Diputados:

El sacrificio de hombres y mujeres valientes, como los que participaron en el movimiento precursor de la Revolución, nos debe inspirar para seguir construyendo este país y este estado.
Y debe ser la inspiración, también, para seguir trabajando a favor de todos los yucatecos.

Orgullosos de nuestro pasado, con determinación y firmeza, mantengamos la dirección de nuestro futuro, con la mirada puesta en el mañana, hagamos de Yucatán el lugar en el que soñaron vivir aquellos que encendieron, hace 108 años, la chispa de la Revolución en Valladolid. Es cuánto.