Día del Escritor.

Las Reliquias del Hombre Ave por: Dr Adán Echeverría García

20 de diciembre, celebro con muchos de mis compañeros, el Día del Escritor.

Aprendí a celebrar el Día del Escritor en Mérida, la de Yucatán. Era el año 2001, acababa de recibir la noticia de que mi poemario «El ropero del suicida», resultó seleccionado para su publicación por la Editorial Dante, y comenzaba a reunirme con los compañeros del Centro Yucateco de Escritores, A.C. (CEYEAC) en el edificio de la Casa de la Cultura del Mayab, las noches de los lunes de cada semana, (nos reuníamos a las nueve de la noche, y las sesiones se extendían hasta las 12 para luego ir juntos a cenar).

Los compañeros del Centro Yucateco de Escritores ya celebraban el Oficio de Escribir en esta fecha y me invitaron a participar. Se trataba de reunirse a desayunar; tomábamos café, conversábamos, festejábamos los triunfos y nos apoyábamos por los fracasos en el tema literario, hablábamos de libros y novedades, de poemas, y cuentos; luego cada uno de los ahí reunidos tomábamos el micrófono (la palabra), para poder leer obra propia, o algún poema o relato de otro autor que quisiéramos compartir.

Todo se lo debemos al empuje de la escritora y promotora cultural Elvia Rodríguez Cirerol (1941-1998), quien cada diciembre desde finales de los años 90, movía aire, tierra, y mar, para convocar a todos los compañeros escritores a reunirse una mañana de diciembre en su casa, para leer obra propia, recapacitar por los logros editoriales (revistas, plaquetes, libros publicados), así como la recepción de premios, becas, y claro… todos los tropiezos en los mismos rubros que cada uno de los escritores habían gozado o sufrido en el desarrollo de su actividad literaria.

El motivo de celebrar el Día del Escritor sigue siendo ese mismo ideal: Reflexionar con todos los compañeros de letras acerca del Oficio de ser Escritor.

Ser escritor no se trata de cuántos libros publicas o has publicado (la calidad literaria no se mide por kilos de hojas de papel de imprenta, el trabajo de escritor no se mide por cuántos premios has ganado, no se mide considerando el número de portales de internet que te publican). La literatura que cada uno de nosotros desarrolla se mide con el tiempo, con las lecturas de los otros, con los comentarios a tu obra, con la influencia que tu trabajo causa en el que te lee y ha leído.

Celebramos el Oficio de Escritor al reconocernos dentro de esta disciplina compartiendo con los compañeros nuestras lecturas favoritas, aquellas hojas en que plantamos parte de nuestra vida y nuestro pensamiento, en esa hoja blanca en la que nos vertemos continuamente.

Nos acercamos, nos reunimos antes del cierre del año para conocernos y reconocernos, mirarnos a veces por vez primera, y para darnos cuenta de que somos muchos los que tenemos ese deseo de imprimir en la hoja blanca nuestro ser, para las generaciones futuras. ¡Dejemos que el tiempo y los lectores sean jueces eternos de nuestro trabajo!

He llevado la celebración del Día del Escritor a cada lugar donde he vivido: en Morelia, en Ensenada, y he departido con los compañeros, escuchado sus lecturas, compartido libros, deseos, ideas, esperanzas.

Este 20 de diciembre nos reunimos a desayunar con amigos y compañeros escritores de Matamoros, Tamaulipas. Y espero que mis amigos de Mérida, Ensenada, de todo México, celebren juntos, todos, este oficio de ser escritor que nos convoca y seguirá formando parte de nuestras vidas.

Feliz 20 de diciembre a todos. ¡¡¡Feliz día del Escritor!

¡Que viva la palabra, por siempre!