DEL WEREVERFRESA A LA NOCHE TRISTE DE CASTRO-CHIMAL

Las Reliquias del Hombre Ave por: Adán Echeverría

No culpen a la sociedad de lo que lee. Si las editoriales y los medios de comunicación, que se mueven por el dinero que en ellos invierten sus anunciantes, las mismas empresas, en este caso editoriales, promueven ese tipo de lectura, la gente –lectora- eso leerá, deseará leer y promoverá entre los suyos.

Uno se acerca a los stands de lectura, camina en las librerías y ahí están las listas de “Los más vendidos”. Uno va leyendo reseñas todo el año, pagadas a los reseñistas por las editoriales. Si un reseñista se lanza contra una obra para decir lo que realmente piensa, la editorial no lo buscará, ni le pagará sus columnitas.

Me da gusto que la gente lea, intento poner de mi parte –al igual que muchos otros promotores de lectura- de sugerir lecturas, autores, obras a los participantes de mi taller, los compañeros escritores, los que escriben en mi revista, y en brindar espacios para el esparcimiento del pensamiento de aquellos que les gusta la lectura. Me da gusto que la gente lea, y quisiera muchos espacios y oportunidades para que puedan hacerlo y contagiar siempre a más de este vicio. Pero desde la casa, desde la lap, el feis, o la tableta, es difícil competir con empresas mercantiles que influyen económicamente en universidades y gobiernos para la planeación –y la estadística- de ferias de libro y lectura, como en Mérida la de la Filey, cuyos principales organizadores son personajes de la Universidad Autónoma de Yucatán.

Mi crítica es a esos universitarios cuyos estudios –muchas veces con formación cercana a la literatura, la sociología- sí les han hecho tener conocimiento y saber, y tienen conciencia de qué cosa es un texto literario, y qué cosa solo es un producto mercantil de una editorial (Jordi Rosado, Wereverimbécil, Carlos Cuauhtémoc Sánchez y otros), y se privan de opinar, o peor… enaltecen –por un sueldo- participar, organizar, decidir, planear, llamar por teléfono, hacerla de staff, y en fin… trabajar como organizadores de estas ferias de lectura y libros a favor de esas empresas editoriales que ofertan basura literaria. Como universitario formado en letras, saber que ofreces mierda como literatura cuando tienes cuatro o cinco años de estudios de literatura, es como ser biólogo y promover el daño sobre un manglar porque te pagan un buen dinero (en ocasiones ni siquiera tan bueno).

Mientras los fotógrafos de los periódicos de una ciudad se dan a la tarea de documentar eventos multitudinarios sobre esos “bufones literarios” que promueven las editoriales, existen autores como Raquel Castro y Alberto Chimal que se enfrentan a salones vacíos por la pobre o nula promoción que se ha hecho de sus obras de ficción. En ocasiones he visto como una editorial sobre ensayo literario respecto del boxeo se encuentra totalmente vacía, pero decenas corren a tomarse la foto con Poni, con Cuauhtémoc, con Jordi Rosado, y demás fauna, para publicar en feis y decir: Yo, con la Poni -se que todos tienen la suya.

Y luego esos dizque promotores de cultura, de lectura, esos estudiantes de literatura de la misma UADY señalan que no hay calidad en la feria, cuando compañeros suyos, maestros suyos, autoridades de su Alma Mater, son quienes organizan dichos programas junto con las editoriales.

Como jóvenes, como adultos, como niños, como estudiantes, sobre todo de letras, tiene que ser una exigencia que dichos personajes no se paseen en las Ferias de Libro y Lectura, hay que buscar evitarlo.

Pero no decirlo en lo oscurito, sino donde debe decirse, a la hora de la planeación. Pero se trabaja a gusto y camaradería con las empresas editoriales, y a la hora de diseñar, organizar los programas que ocurrirán durante la Feria del Libro o de la Lectura, nunca dan una opinión, por miedo, temor, o conveniencia de quedar bien con los jefes, o peor aún, el miedo de terminar desempleado.

Es una vergüenza lo que ocurre con la Filey cuando los organizadores son personajes que trabajan o estudiaron o solo son cercanos a la UADY, y sobre todo pegados a literatura.

Hay que culpar a los organizadores por no estar a la altura, culpar a las mismas editoriales por publicar basura como si publicaran literatura y culpar a todos los que participan en los medios de comunicación que promueven y reportan y no critican lo que se ofrece en estas ferias. Y no querer culpar a los que van luego por el autógrafo de cualquiera de esos bufones literarios, ¡carajo, les han dicho que son escritores, y se los topan en ferias de libro!

Cuando queramos que se lea buena literatura, empecemos por criticar la que hoy nos ofertan las librerías.