Cuatro años de un Gobierno de valores y principios, cumpliendo con seriedad: RZB

Discurso pronunciado por el Gobernador Rolando Zapata Bello, al pronunciar un mensaje con motivo del cuarto aniversario de Gobierno

Mérida, Yucatán, 03 de octubre de 2016 

Ciudadanos del estado de Yucatán, se han cumplido ya cuatro años de mi Gobierno.  Cuatro años de desafíos, trabajo en equipo con la ciudadanía y resultados concretos para nuestra economía, la equidad social y la armonía social.

Han sido cuatro años de tomar decisiones dialogando con la sociedad y siempre apostando por la construcción de un bienestar sostenible para nuestro estado.

Y sería fácil, casi cómodo, enumerar lo que en cuatro años hemos conseguido y conformarnos con eso. Sin embargo, un Gobierno de valores y principios, uno de compromisos que se cumplen, no puede quedarse en la comodidad de lo logrado, no puede quedarse en la comodidad de una buena evaluación temporal que la ciudadanía brinde a nuestro desempeño.

Por eso, hoy quiero que todos los que habitamos esta tierra, lo mismo en las ciudades que en el campo, lo mismo en el sector público que en el sector privado, en el social en cada espacio de la acción económica, cultural y social, centremos nuestra atención en los dos años cruciales que tenemos por delante.

Los dos años, sin duda, más importantes de mi mandato , los que permitan asegurar que la trayectoria de desarrollo que hoy tiene Yucatán, constituya la certeza a partir de la cual todos podamos alcanzar el bienestar al que aspiramos.

La emprendedora y el inversionista, el proveedor de bienes o de servicios o la profesionista, el campesino o la comerciante, necesitan la certeza de que la reindustrialización del estado no perderá el ritmo y no será una prioridad de tan solo seis años, sino la apuesta de toda una generación, para así invertir, con confianza, esfuerzos y recursos en el futuro de Yucatán.

Los estudiantes requieren la certeza de un Gobierno y una sociedad que están convencidos que la educación, la innovación y el conocimiento serán los insumos esenciales de la nueva economía yucateca, para así concentrar sus empeños en el estudio y desarrollar todos sus talentos.

El empleado y el trabajador demandan la certeza de que las fuentes de empleo serán estables, seguirán creciendo y otorgarán las prestaciones de ley que sólo una base productiva moderna y competitiva puede garantizar.

Los hombres y las mujeres del campo y del mar aspiran a que el esfuerzo de agroindustrialización se sostenga y llegue a más productos; ellos confían en que los apoyos llegarán a tiempo y serán los apoyos correctos, no sólo en estos años, sino en muchos por venir.

Y las familias más vulnerables cuentan con que los programas sociales de alto impacto se mantendrán y se perfeccionarán en su operación. Cientos de miles de yucatecos confían en que el bienestar que surja del nuevo modelo de desarrollo también y con toda justicia los incluirá a ellos.

En esto debemos ser muy realistas y muy serios. En un mundo cada vez más competitivo, con recursos naturales más frágiles y mayor población las oportunidades de desarrollo son cada vez más complejas y no se presentan de forma frecuente.  Hoy, en Yucatán, tenemos una gran oportunidad de desarrollo que no podemos desperdiciar.

Tenemos en la reindustrialización, el desarrollo tecnológico, la innovación y la paz social de estos cuatro años, una apuesta que consolidar. Esa es la certeza que mi Gobierno tiene la obligación de materializar en los próximos dos años y la certeza se construye cumpliendo con seriedad las metas.

Así, por ejemplo, hace un año exactamente anuncié cinco obras estratégicas para impulsar de forma integral nuestro nuevo modelo de desarrollo y hoy esas cinco obras están claramente encaminadas. La Universidad Politécnica de Yucatán, con sus carreras vinculadas a la robótica, el manejo de datos y los sistemas computacionales, ya ha abierto sus puertas.

El Centro de Justicia Oral de Mérida ya está en la etapa final de su construcción y no sólo será esencial para la convivencia social, sino revitalizará una zona importante de nuestra capital. El Centro Internacional de Congresos, con la implícita apuesta por una economía de servicios, hotelería y el turismo, está avanzando de acuerdo a su calendario de edificación.

El Palacio de la Música y su empeño por anclar una nueva dinámica cultural y urbana en el Centro Histórico de Mérida avanza conforme a lo planeado. Y lo mismo ocurre con el nuevo Hospital Materno Infantil y las oportunidades de salud que abrirá a las madres de Yucatán y a los yucatecos de las próximas generaciones, a los que están por nacer.

Y claro, con ese mismo empeño para que el Gobierno sea fuente de certezas que le permitan a la gente planificar sus esfuerzos, podemos decir que de los 227 compromisos que asumí como candidato a la gubernatura, 174 ya están cumplidos o tienen porcentajes de cumplimiento superiores al 50 por ciento.

También debo decir, con toda franqueza, que si existieran compromisos que no resulte viable cumplir en los próximos dos años, haremos y comunicaremos los ajustes necesarios. Saber con certeza qué es lo que va a pasar, qué se va hacer y qué se va a impulsar es la clave del desarrollo.

Y la certeza sin duda rinde frutos. En los pasados cuatro años se han invertido en la economía de Yucatán más de 60 mil millones de pesos en distintas iniciativas económicas con capital local, nacional o internacional. Esas inversiones reflejan la confianza que se tiene en nuestro modelo de desarrollo y, lógicamente, exigen que éste se mantenga y se consolide el rumbo.

En este momento ocupamos el primer lugar nacional en el ritmo de crecimiento de la industria manufacturera y el tercer lugar nacional en crecimiento industrial global, y ese ritmo hay que mantenerlo en los próximos años, porque las opciones de desarrollo no se pueden improvisar según ciclos políticos o personales.

En Yucatán hoy se crean miles de empleos en la fábricas, las construcciones, los pequeños comercios, y los más importante de todo es que más del 90 por ciento de los empleos totales que se han creado, son empleos formales, empleos que ofrecen a los ciudadanos una opción de vida digna, de trabajo remunerador y que sí sirven como instrumento de movilidad social.

Eso es también producto de un modelo de desarrollo claro y estable que todos los yucatecos hemos puesto en marcha. En Yucatán estamos entretejiendo un nuevo camino de bienestar, lo mismo los investigadores en sus laboratorios, que los jóvenes en las redes sociales y la escuela, los productores rurales o los trabajadores de la construcción, los empresarios o las mujeres emprendedoras.

Si mantenemos la ruta, el futuro luce positivo y con oportunidades a pesar de las complejidades de la economía nacional e internacional. Aquí en Yucatán podemos tomar nuestro propio destino en nuestras manos, si consolidamos y ampliamos lo que en estos 48 meses ya hemos construido.

Porque tan importante es que hoy nuestro crecimiento industrial sea del 8.8 por ciento, como el hecho que con Bienestar Escolar se entreguen277 mil paquetes escolares a los niños y niñas de niveles de educación básica, con una cobertura histórica, para asegurar futuras generaciones mejor preparadas y con mayor escolaridad.

Tan importante es que nuestra economía hoy crezca un 50 por ciento por encima de la economía nacional, como la entrega ya de más de 46 mil computadoras a jóvenes yucatecos, jóvenes que van a garantizar, con su talento y preparación, que nuestra economía siga creciendo mañana.

Debemos entender lo que significa que hoy a nuestro estado lleguen laboratorios científicos y se impulsen las tecnologías de la información y simultáneamente se hagan más de 65 mil acciones esenciales para mejorar las viviendas de las familias en todos los municipios del estado.

Y tan necesario para el desarrollo de Yucatán es el apoyo a seis mil 413 proyectos productivos de auto empleo y microcréditos para mujeres, como la puesta en marcha de la Estrategia Escudo Yucatán, como una iniciativa de vanguardia tecnológica en materia de seguridad y prevención del delito.

Claro que la estrategia de desarrollo que se está gestando en el estado es amplia, integral y es incluyente, pero lo que no podemos perder de vista es que estamos entrando, apenas, a la etapa donde empezaremos a percibir los resultados de mayor magnitud.

Las cifras y los datos que hoy tenemos hablan de los logros alcanzados con tan sólo la construcción de las columnas básicas del nuevo modelo de desarrollo, no son todavía los datos y logros del modelo de desarrollo funcionando a plenitud. No será sino hasta el 2017 cuando inicie realmente el impacto del valor de producción de lo que juntos estamos haciendo, y sus amplios y positivos impactos sociales y humanos.

Los empleos que se han creado con la simple construcción de infraestructura e instalaciones industriales y agroindustriales, deberán multiplicarse cuando nuevas fábricas, hoteles y empresas inicien su funcionamiento.

Las empresas y trabajadores yucatecos que hasta ahora han recibido oportunidades sustantivas con los primeros pasos de proyectos de inversión, deberán ahora prepararse para ser parte de cadenas económicas y productivas de industrias operando a toda su capacidad.

Los estudiantes que han recibido becas y apoyos para estudiar, deberán ser ahora los ingenieros, los analistas, los técnicos graduados que hagan que la nueva economía funcione y compita. Los hombres del campo que han recibido apoyos para tecnificar sus tierras, deberán ahora hacerlas producir más y aprovechar los más de 211 kilómetros de caminos saca cosechas que se han puesto a su disposición.

Estamos, pues, entrando a una nueva etapa. Insisto, el modelo de reindustrialización ha dejado buenos número tan sólo en su fase de preparación, imaginemos ahora lo que podremos alcanzar cuando ese modelo empiece a ponerse en plena marcha, y pase de la inversión a la producción, del estudio al trabajo y de la preparación a la cosecha.

Esa es la oportunidad y el reto para los próximos 24 meses, una oportunidad que insisto no podemos desperdiciar y de la que no podemos distraernos por fechas y horizontes que los ciudadanos no consideran prioritarios. Y para no desperdiciar esa oportunidad que todos los yucatecos hemos construido, hay que puntualizar tres elementos esenciales.

El primer elemento es ordenar el crecimiento, y no dejar que el crecimiento tome control sobre nosotros. Y para tomar control del crecimiento la seguridad es vital, y el estar un paso adelante del crimen en materia tecnológica y logística es absolutamente indispensable.

Ser un estado muy seguro debe ser el incentivo no para sentirnos cómodos, sino para estar a la vanguardia en prevención del crimen, en impartición de justicia, en investigación y protección cotidiana de nuestros ciudadanos.

Hoy más que nunca Yucatán debe proteger sus valores, su identidad cultural, sus tesoros naturales para que el despegue económico que estamos a punto de tener, nos haga más fuertes, nos haga más prósperos, sí, pero no rompa los tejidos sociales, ni nos transforme en una sociedad en la que ya no nos reconozcamos.

El segundo gran elemento es la inclusión. El crecimiento no debe traer sólo más riqueza, debe traer riqueza mejor distribuida. El crecimiento no debe aumentar las brechas sociales, sino ayudar a cerrarlas; debe notarse en el bolsillo, las oportunidades y posibilidades económicas sociales, educativas y de desarrollo humano de todos.

Ese reto habrá que afrontarlo decididamente en los próximos dos años, profundizando la política social, haciéndola más ágil y precisa.

Y, finalmente, el tercer elemento es salir de nuestra área de confort en el trabajo diario, es evitar caer en rutinas; el reto es renovarnos, especialmente en el sector público. Debemos renovar actitudes, hay que sentir esa emoción por servir, por cambiar y transformar a Yucatán para bien de nuestra sociedad y el bienestar de todos.

Hoy lo verdaderamente importante no es lo que hemos hecho, sino lo que tenemos la oportunidad y la obligación de hacer. Vienen los años decisivos, en los que veremos si este Gobierno que ha sido bien evaluado por la ciudadanía, merece ser un gobierno que trascienda.

Vienen los años en los que el proyecto de reindustrialización de Yucatán debe convertirse en una realidad funcional, a través del elemento generado de bienestar social por excelencia, que es el empleo de calidad.

Vienen los años de hacer crecer la economía, estimulando nuestros sectores ya maduros e impulsando los sectores emergentes de la economía yucateca, pero garantizando que ese crecimiento fortalezca nuestro tejido social.

En estos años tenemos que terminar esta siembra de reindustrialización, turismo, desarrollo tecnológico, innovación, cultura, inclusión y seguridad para tener la certeza de que la cosecha de bienestar llegará a Yucatán, no sólo en los próximos 24 meses, sino en las próximas décadas.

Porque lo difícil no es dar el primer paso, lo difícil es completar una larga marcha. Lo difícil no es arrancar un proyecto, sino culminarlo. Lo importante, lo que cuenta, no son los esfuerzos que hayamos realizado, sino los resultados, especialmente los resultados duraderos.

En los dos años por venir, no considero digno de la historia y la circunstancia actual de Yucatán hablar de cierre, o de último tercio; lo correcto es hablar de un tercio definitorio, hablo pues, de cuidar la trayectoria de dinamismo y bienestar que con tanto empeño hemos puesto en marcha.

Es tiempo de ir por los verdaderos resultados, los resultados más importantes y significativos, los que duren y se sostengan más allá de este Gobierno.

Así, ciudadanos de Yucatán, yucatecos que hoy me escuchan, con franqueza, con toda seriedad, pero también con una gran emoción, les digo que para mí ser un Gobernador bien evaluado en este momento, no es el tema verdaderamente importante.

Para mí, lo importante será que cuando concluya mi mandato, al ir a cualquier plaza o espacio público acompañado de mi familia, como cualquier ciudadano, como cualquier yucateco, pueda recibir el saludo de la gente, como lo recibo hoy y pueda verlos a los ojos con la tranquilidad de quien cumplió su deber, cumplió sus compromisos y estuvo a la altura de la sagrada confianza ciudadana.

Porque en esa emoción por servir, como lo prometí hace cuatro, no voy a cambiar. Y en ese empeño, hoy les digo que redoblaremos esfuerzos y empujaremos al máximo para que en los próximo dos años Yucatán esté en una ruta de desarrollo cierta, confiable y para todos.

Vamos juntos, hagámoslo todos.

Muchas gracias.