Conoce al sujeto que vive en un árbol por no tener dinero

Debido a la falta de empleo y a la dura realidad de la guerra, Ahmed Hubeichi decidió vivir sobre un árbol

Ehmed Hubeichi vive en un árbol en Saná, la capital de Yemen, empujado por la dura realidad de la guerra,la pérdida de su trabajo y la falta de dinero para poder costear algun lugar.

Este hombre de 29 años, trabajaba como tendero y explica pausadamente su descenso al infierno.

Hace unos meses todavía tenía su pequeña tienda, pero los precios se dispararon y se acumularon las deudas».

Hubeichi cuenta que clientes compraban a crédito pero nunca pagaban, en gran medida este fue el motivo por el que no pudo pagar el alquiler y terminó en la calle.

Durante los primeros días vivió en la calle pero luego decidió instalarse en un árbol, un ficus situado en un terreno entre dos zonas muy concurridas de la «calle 30″ de la capital yemení.

Es mejor que la calle y nadie viene a reclamarme un alquiler», dijo.

Subiendo y bajando del árbol rápidamente, muestra su cabaña construida con restos de madera de su tienda y sábanas viejas. Incluso construyó una puerta.

Tapé todos los agujeros para protegerme del frío», explica.

Durante este tiempo, Ahmed ha tratado de conseguir todas las comodidades posibles, cuenta con electricidad, sin embargo, no cuenta con agua corriente.

Cerca del árbol consigue un poco de dinero vigilando un juego de futbolín que un vecino alquila a los niños del barrio. Pero los ingresos son mínimos: «sólo tengo para comer», afirma.

La guerra que destruyó Yemen desde hace cuatro años provoca grandes carencias y toda la población sufre.

El conflicto ha dejado unos 10 mil muertos, más de 56 mil heridos, y ha causado la peor crisis humanitaria en el mundo actual, según la ONU.

PROFESOR Y TRAFICANTE

En Taez, gran ciudad del suroeste, rodeada en parte por los hutíes y defendida por numerosos grupos, entre ellos islamistas, yihadistas, nacionalistas y progubernamentales, un profesor ha tenido que seguir un camino inusual para sobrevivir.

Para que él y su familia puedan sobrevivir, Jalal Qassim enseña árabe por la mañana en un centro de secundaria de la ciudad, y por la tarde, se dedica a vender gasolina de contrabando en botellas de plástico.

Es una situación muy difícil. El docente ha pasado de la clase media al estatuto de pobre. Y el salario no es suficiente para el alquiler de una casa y los otros gastos cotidianos», asegura este hombre.

El sueldo, cuando llega, es demasiado bajo para cubrir todas las necesidades fundamentales de la vida», se lamenta, cuando el rial ha perdido dos tercios de su valor desde 2015.

Los gastos de gas, diésel y gasolina aumentaron 25% desde noviembre de 2017, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA).

Los hutíes acusan a las fuerzas progubernamentales, respaldadas por una coalición militar liderada por Riad, de bloquear el suministro de gasolina.

Algunos habitantes acusan por su parte a las autoridades rebeldes y a los comerciantes de enriquecerse a su costa.

En cuanto a Qassim, se niega a revelar sus fuentes de suministro.

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Con información de AFP