Ciudades inteligentes en México.

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Junio de 2018 marca el comienzo de un nuevo proyecto de vida desde donde podré involucrar, en mi tema de investigación, la sustentabilidad, la forénsica ambiental y el desarrollo ordenado de las ciudades. Particularmente me mueve el desarrollo de mis proyectos a la implementación de las Ciudades Inteligentes en México.

El concepto Ciudad Inteligente (Smart City) surgió en los años 90 del siglo pasado, por los problemas de sostenibilidad que surgían en las ciudades. Recordarán en aquellos años la lucha que se libró para quitar el plomo a las gasolinas. Hablábamos igual de los agujeros en la capa de ozono y los fluorocarbonos, del efecto invernadero, así como de la lluvia ácida, pues la contaminación en las ciudades nos tenía acongojados. En la actualidad nos enfrentamos a los estragos del Cambio Climático, pero hoy la conciencia ambiental de la sociedad de ha cambiado.

Este cambio comenzó durante las dos décadas finales del siglo XX cuando también permeó en los gobernantes de nuestro país. En México, de 1988 es la Ley General del Equilibrio Ecológico, uno de los ejemplos de nuestros gobernantes para reforzar el entendimiento, desde la Jurisprudencia, de los mecanismos ambientales con vías a su conservación y protección.

El crecimiento de las ciudades, a nivel mundial, ha sido en aumento a partir de la mitad del siglo XX. Para el Banco Mundial la población urbana pasó de ser de 34% en 1961 a 52% para el año 2011, y se prevé que, en menos de 40 años, el 70% de la población mundial viva en las ciudades. Su crecimiento ha sido desorganizado, y ha elevado el hacinamiento, la falta de servicios eficientes, el aumento de la criminalidad, y de la contaminación del entorno, incidiendo negativamente en la salud de sus habitantes.

La comunidad científica ha ido construyendo el modelo de Ciudades Inteligente, considerando que los centros urbanos donde vivimos, deben volverse eficientes, habitables y sostenibles, en el corto como a largo plazo; pero requiere de la participación de los gobiernos, los ciudadanos, así como de las empresas que conviven en los centros poblacionales.

Las ciudades inteligentes vinculan la infraestructura de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), con la gobernanza, el comercio, el esparcimiento, la movilidad de los ciudadanos, debido al uso habitual y constante que de ellas hacemos, interconectando cualquier centro poblacional con el mundo entero; por ello una «ciudad inteligente» implica una comunidad eficiente, habitable y sostenible.

Para crear la nueva inteligencia de las ciudades, hay que combinar el software con las redes de telecomunicaciones digitales, la inteligencia integrada de forma ubicua y los sensores e identificadores ambientales, así como los identificadores de seguridad social, educativos, de comercio, turismo, servicios municipales. La interconexión debe darse en dos niveles: el físico, considerando los senderos, las vías, caminos, carreteras, edificios, parques; y el virtual, que conecta con la red mundial a personas, automóviles, empresas, edificios, y casas habitación. Esto con el objeto de transformar y mejorar la calidad de vida de su población local y de paso, ir garantizando un desarrollo económico sostenible para la ciudad y la región en que se encuentra ubicada. Una Ciudad Inteligente sería la que esté en mejores condiciones para servir de escenario a la felicidad de sus ciudadanos.

Para nuestro país, los ejemplos en que se ha comenzado a trabajar se sitúan en Guadalajara, Jalisco, Monterrey, Nuevo León y la Ciudad de México; los tres centros poblacionales más poblados del país; aunque igual han entrado a esta dinámica ciudades como Querétaro, León, en Guanajuato, y la ciudad de Puebla. Esperemos que pronto Mérida, en Yucatán, busque lograr ser una Ciudad Inteligente ya que cuenta con todo lo necesario para lograr dar ese paso.