Chica embarazada o juzgar la paja del ojo

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Hemos visto en la prensa, como en las redes sociales los conflictos, hasta de índole personal, sobre lo que los «opinadores de oficio» tienen que decir sobre la mujer, la educación de género, el machismo, el abuso sexual, el acoso callejero, la intromisión en la vida personal. Todos tenemos nuestra propia opinión, y las leyes al respecto, deben validarse dentro del Contrato Social que todos firmamos, sin que se nos preguntara, de lo que el punto de mayor importancia tiene que ser «el Respeto por los Derechos y Libertades del Otro». Los derechos que tenemos, van unidos a las obligaciones. Derechos y Obligaciones. Para poder siempre pensar en ello, tenemos que educarnos en ese Respeto por el Otro, y tenemos que reconocer y comenzar a vernos, a entender, que somos el Otro para los demás.

Este entender que somos el Otro para los demás nos debe hacer reflexionar en qué haríamos, como nos comportaríamos, si nos pasara a nosotros. Si a nosotros nos robaran, si a nosotros nos despidieran, si a nosotros nos encarcelaran injustamente, si a nosotros se nos difamara, si a nosotros se nos nalgueara por las calles, si a nosotros se nos atropellara cuando andamos en bicicleta, si a nosotros no nos alcanzara para enviar a nuestros hijos a la escuela, si nosotros no tuviéramos trabajo, si a nosotros no nos dieran el permiso en el trabajo para hacer alguna diligencia. Ponerse ejemplos siempre ayudara, si logramos vernos, ya no solo como víctimas, sino igual como los victimarios, o los corruptores, si somos nosotros los que violamos los derechos del otro.

Caso 1. Una mujer, que funge como administradora de una universidad de paga, llega a una Feria de Profesiones, que se lleva a cabo en la explanada de esa misma universidad. Al ver a una chica embarazada atendiendo una de las mesas de información, exclama enojada, buscando la aprobación de su pensamiento en los otros administradores de la misma universidad:

– ¿A quién se le ocurre poner a una becaria embarazada para atender a los alumnos que quieren estudiar en nuestra escuela? ¿Qué van a pensar de nosotros y de nuestros estudiantes? ¿Que nuestros alumnos son disolutos sexualmente?

¿Qué le respondería usted?

Caso 2. Muchos hablan de libertad sexual, y de machismo por las redes, y buscan echarle la culpa a las personas, aunque sean esas mismas personas víctimas de algún delito:

A una mujer le gusta un hombre, y él le dice:

Hombre: Ven a mi casa.

Mujer: Claro que no.

H: Vamos, ven, estoy solo, podemos ver películas.

M: Por qué no vienes tú por mí, acá a mi casa.

H: Porque las películas que tengo las veremos acá. Ven, ven, ven.

M: Está bien, voy a tu casa.

Y entonces, luego de colgar, el hombre piensa: Nada mejor que el sexo a domicilio. Ni siquiera tuve que esforzarme. Como si se tratara de pedir una pizza, pero gratis, sin gastar un fierro. Viene, le hago el amor, y luego que se vaya cuando quiera. Y si no se va. Pues me salgo de la casa con cualquier pretexto. Le digo que tengo cosas que hacer, y que se vaya cuando quiera.

¿Qué pensaría usted de la mujer y qué pensaría del hombre?

Reflexionemos siempre en nuestros actos, como en los actos de los otros. Recordar, que el primer enemigo es el espejo.