CFDI 4.0 y su implementación: un dolor de cabeza para las empresas

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Ciudad de México, a 3 de junio de 2022.- La implementación de CFDI 4.0 está obligando a empresas mexicanas de todos los tamaños y giros a destinar mayores inversiones en tiempo, recursos humanos y tecnología para llegar al 1 de enero de 2023 con la capacidad de cumplir a cabalidad con este nuevo requerimiento derivado de los cambios fiscales que la autoridad ha impuesto a los contribuyentes.

Esta onerosa transformación generará que las empresas mexicanas se encuentren en riesgo de perder decenas de miles de pesos durante los próximos meses, incluyendo los dos trimestres restantes de 2022 y el primero de 2023.

Lo complicado que está resultando hacer esta transición está afectando en mayor medida a PyMEs y emprendedores de diversas maneras:

  • Menor capacidad de deducción y tener que renunciar a beneficios fiscales
  • Mayor riesgo de hacerse acreedores a multas por deficiencias en el cumplimiento de obligaciones fiscales a tiempo
  • Gastar más en personal propio o de terceros en materia administrativa, contable y fiscal
  • Desgaste de relaciones y complicaciones en contactarse con proveedores y clientes
  • Necesidad de rehacer declaraciones lo que se traduce en pérdida de tiempo y foco en el negocio principal
  • Negociar las refacturaciones con proveedores (que en muchas ocasiones no lo quieren hacer)

¿Por qué está sucediendo esto? Con el pasar de los días, se han venido conociendo múltiples casos de proveedores que no están haciendo el mínimo esfuerzo para contactar a sus clientes y recurren a la mala práctica de emitir una factura genérica, cosa que puede funcionar bien para que el proveedor salga del problema y cumpla su obligación, pero que tiene un tremendo impacto negativo para sus clientes (quienes no podrán deducir esa factura al RFC genérico: el famoso XAXX010101000).

De acuerdo con una encuesta realizada por Box Factura, al menos un 18% de las PyMEs están empezando a recibir facturas que no son del todo correctas o que no permiten la deducción de sus gastos, esto si bien puede beneficiar a la recaudación, representa riesgos y daños a los empresarios (Ya sea obligarlos a pagar más impuestos o bien, porque al final podrían derivar en sanciones y multas que deberán pagar a las autoridades hacendarias).

Recibir una factura “genérica” (al XAXX010101000) y solicitar una refacturación al RFC de la compañía (para poder reportar y deducir gastos en tiempo y forma) representa enormes cantidades de tiempo y energía que no solo desgasta las finanzas de PyMEs y emprendedores, también está encendiendo focos rojos en los corporativos.

Las empresas no deberían asumir nunca que sus clientes no quieren una factura 4.0 a su nombre y están cayendo en la tentación de generar CDFIs 4.0 al RFC genérico solo por “salir del paso”, pero deben valorar los graves costos asociados de poner en riesgo la salud financiera de sus clientes.

Esta nueva configuración de la normatividad fiscal obliga a las empresas a destinar más recursos en personal administrativo y tecnología para mantenerse en cumplimiento y al mismo tiempo salvaguardar los intereses mínimos de sus clientes, blindando con ello su propia reputación y asegurando la continuidad de sus relaciones comerciales.

Para las PyMEs no es cosa menor, pues cada vez hay más casos están dejando de recibir sus facturas o las reciben de manera errónea, entre menos logren deducir más impuestos van a pagar, se harán acreedores a más sanciones y más reducidas serán sus ganancias.

Para atender este problema, es necesario que las empresas de todos tamaños y giros inviertan en soluciones tecnológicas que les permitan detectar de la manera más oportuna y automatizada los errores en las facturas que reciben, por absurdo que parezca, incluso si las facturas de sus gastos realizados están hechas a su propio RFC y no al RFC genérico.

“Lamentablemente, esta coyuntura tóxica está inhibiendo la implementación del CFDI 4.0 a nivel sistémico, las prórrogas de la autoridad no son un incentivo suficiente para lograr llegar al 2023 con un número suficiente de empresas adaptadas a una nueva realidad, ya que todos están tratando de extender lo más posible el manejo del CFDI 3.3”, apuntó Rafael Soto, CEO de Box Factura, solución tecnológica especializada en la recepción y administración de facturas.

El especialista apuntó que este problema está encendiendo las alarmas y representa un fuerte riesgo a la salud financiera principalmente de las PyMEs.

Además, hizo un exhorto a las grandes empresas a apoyar a sus clientes con un seguimiento puntual para la obtención de sus datos, siendo proactivos en la actualización de los mismos, al final eso les ahorra conflictos y tener que destinar enormes cantidades de dinero para atender las solicitudes masivas de refacturación.

“Para las empresas con altos números de proveedores y clientes, lo mejor es apoyarse en la tecnología, porque si no tienes una herramienta especializada es más difícil que te des cuenta de que no te llegan bien tus facturas y remediar el problema lo más pronto posible, además de vacunarte para cuando en 2023 no haya marcha atrás con CFDI 4.0”, señaló Soto.