A raíz de la pandemia aumentaron los fraudes en pagos en línea en México

El fraude con tarjetas de crédito y débito es un problema enorme y creciente en todo el mundo; en México se ha registrado un importante aumento a raíz del crecimiento de las ventas en línea durante la pandemia por COVID-19.

Ciudad de México, 24 de Febrero de 2022- Las medidas de distanciamiento social a raíz de la pandemia por COVID-19 causaron un boom sin precedentes en el comercio electrónico. Se ha vuelto una actividad rutinaria realizar compras en internet para recibir los paquetes en la comodidad del hogar. Sin embargo, el robo a través del comercio electrónico y los pagos en línea -también conocido como fraude global con tarjetas de pago- es un fenómeno moderno en crecimiento desde el año 2020. Con esto en mente, Featurespace™, líder mundial en la prevención de delitos financieros corporativos, fraude y lavado de dinero, examina el panorama del fraude con tarjetas de crédito en América Latina.

De acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) de México, la sospecha de fraude cibernético se presentó en cuatro de cada 10 quejas recibidas entre enero y mayo de 2021. De hecho, al cierre de 2021, la institución había recibido alrededor de 24.215 quejas por fraude cibernético, un incremento del 52% respecto a 2020. Tal vez no es una coincidencia que concuerde con el primer año de la pandemia.

Esta situación se ha convertido en un verdadero problema en México, que hasta ahora tiene la tasa más alta a nivel mundial de fraude en línea, con un 3%. En el primer trimestre de 2021, la Condusef registró 628.132 contracargos (pagos debitados con éxito y devueltos a la tarjeta original) en todo el país; una suma equivalente a MX$323m de pesos (US$15m) que tuvo que ser asumida por los operadores en línea, y que además representan otros costos: por cada dólar (MX$20) de un contracargo, los vendedores en línea pierden US$2.50 (MX$55) en tiempo, tarifas, bienes físicos y costos de envío. Suficiente para obligar a una empresa en línea a cerrar el negocio.

Y hay evidencia de que la visibilidad de este tipo de delitos está teniendo un impacto en la percepción de los consumidores. De acuerdo con un estudio realizado en 2022 por la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), cerca del 82% de los consumidores encuestados teme ser víctima de un fraude en el comercio electrónico, mientras que el 75% está preocupado por compartir sus datos bancarios.

Las fallas que aprovechan los estafadores

Es un hecho que lo que ha sucedido en México es sólo la punta del iceberg en lo que respecta al fraude con tarjetas de pago. El experto en fraudes y delitos financieros de 

Featurespace, Steve Goddard, reveló que las pérdidas por fraude con tarjetas de pago alcanzaron los 30.000 millones de dólares en 2021, una cifra un 25% superior al PIB anual de países como Honduras o El Salvador.

El fraude sin tarjeta -o pago a distancia-, dominado por las ventas en línea y por teléfono, representó más del 80% de pérdidas cuando los datos de las tarjetas de pago son robados y revendidos a través de Internet. Goddard señala que aunque los consumidores de todo el mundo se han pasado a las compras en línea de forma masiva, la tecnología digital y la arquitectura necesarias para apoyar estos sistemas siguen siendo inadecuados, lo que crea la oportunidad perfecta para los estafadores.

Las bases de datos mal protegidas que pueden ser explotadas y las técnicas de phishing que van desde el robo de tarjetas hasta las solicitudes falsas por correo electrónico, son ya habituales. Aunque las entidades financieras son conscientes de la naturaleza de las estafas y han puesto en marcha sus propios procedimientos para contrarrestarlas, como la solicitud de códigos de seguridad CVV, los delincuentes están igualmente decididos a burlarlos.

Para apoyar a los clientes, comerciantes y bancos contra la amenaza del fraude con tarjetas de pago, Featurespace ha desarrollado herramientas para la protección contra el fraude en tiempo real que aprenden y comprenden los comportamientos de los usuarios individuales de las tarjetas, y es que solo a través del aprendizaje de estos patrones de comportamiento las instituciones financieras pueden tomar ventaja en la lucha contra los delincuentes alrededor del mundo.